[33] Lo que pudimos ser

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Los grandes ojos amarillentos observaron desde los cielos la nauseabunda tierra que se había podrido a causa de los venenos que desataron los titanes. Volvió a su forma humana, le dolió en el corazón no aguantar las ganas de gritar y lamentarse por ver cómo es que su territorio quedó envuelto en llamas. Lo que alguna vez fue un poblado vivo, jovial, y lleno de gente tan amable y feliz, hoy solo quedaba cenizas y cadáveres consumiéndose por las llamas.

Calvera intentó no llorar al caminar entre los escombros, permitió que dos caballeros, una marina y uno de los dioses menores de Hypnos fueran a revisar los alrededores con suma cautela pues no estaban listos para iniciar una guerra. Sin embargo, se detuvo al pisar un pequeño objeto de tela, era una muñeca de trapo que seguro le perteneció alguna de las niñas del lugar. Se agachó para tomarlo y guardarlo en su bolso.

—La situación ha empeorado—dijo la mujer frotándose la cara producto del cansancio—, que vengan los demás y volveremos. No es seguro andar por aquí a estas horas.

—¿Hallaste lo que viniste a buscar?

—No, parece que el templo se hundió con todo el pueblo—suspiró al ver el humo que se alzaba al cielo—. Eso iba ayudarnos para ocultar a todos de la presencia de los titanes, supongo que tomaremos el plan de Athena.

—Lo siento Calvera.

—Así son las cosas, Kardia, he perdido a mi gente y defraudé a mi pueblo—se acomodó el cinturón que sujetaba el pantalón y se acomodó su entrenzado cabello—. Junta a los demás, debemos marcharnos, tengo que llevarle noticias a los dioses.

Ella no se permitió llorar, contuvo las fuerzas y pensó en su posición, miró hacia el cielo gris y dejó que la brisa abrumadora llevara sus penas en esos momentos; como humana supo que defraudó a los suyos, enfocándose en asuntos de dioses extranjeros y olvidando su obligación inicial, tal vez hasta la idea de dejarlos a su suerte cruzó por su mente, no en volver en su contra sino luchar bajo sus propios medios e ideas. Sin embargo, como dios, no estuvo seguro si era acertado pasar tiempo fuera de un campo de protección, más también la idea de hacerlos madurar y crecer era parte de sus deberes porque ellos estaban insinuando mucho de que sus poderes los ayudarían bastante.

Definitivamente, debía de pensar en resultados y no aplazar lo inevitable.

—Señora—la voz de Oneiros trajo a la realidad a la diosa—, es mejor marcharnos.

—Este lugar se ha vuelto sin duda alguna inhóspito. Lamento la pérdida—comentó Asmita manteniendo los ojos cerrados.

—Después de envenenar la tierra, irán al reino de mi señor—comentó la marina de Kraken entregándole unos objetos quemados a la diosa—. Supongo que esto era parte de su templo, señora, lo hallé cerca de unos pantanos, bueno, antes de ello creo que fue un lago.

Calvera tomó los objetos sintiendo mucha pena en recordar a quienes le pertenecían. La cabeza de los Jaguares, guardianes de su hermano Tezcatlipoca, supo que el sacerdote que los custodiaba debía de estar muerto puesto que esos objetos los llevaba consigo siempre; si bien era su contraparte, habían coincidido hacer tregua al sentir la presencia de los titanes, eso fue lo que la llevó tomar decisiones arriesgadas y que, penosamente, terminaron en la ruina de su pueblo.

Empero, no era posible que su hermano estuviera muerto porque una deidad como él poseía grandes poderes, si bien fue él que los ayudó a salir de ese laberinto subterráneo para buscar uno de los pilares que los llevaría a Grecia mediante la teletransportación, ya no pudo comunicarse desde ese día por lo que estuvo inquieta a debatir con Rhea para obtener alguna información, pero las cosas se salieron de control y olvidó por poco su promesa.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora