[20] Pequeño Universo

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Los ojos de los presentes se quedaron cautivados, en un profundo silencio observaron lo que podían visualizar a pesar de hallarse en medio de un gran mar; era mágico en pocas palabras, un terreno que al parecer era invisible para todos pero admirable para quienes buscaban aliviar sus dolores físico y espirituales de modo que los tres personajes no dejaron de contemplar la gran barrera y a su vez el bosque de la isla, allí donde se percibía la soledad de sus días y el frio de sus mañanas.

—¿Estás segura que es aquí? —preguntó Minos sin despegar los ojos de la florista—; este lugar está desierto, no recuerdo que fuera la Isla de los Curanderos.

—Es porque eres muy superficial, Minos—corrigió la chica caminando como si fuera su casa—. Todo esto es por pura protección a causa de los cambios en el mundo, acuérdense que yo hice mi entrenamiento en este lugar así que esperemos a que el gran maestro nos ofrezca a pasar.

—Y que nos dé algo de comer porque no creo que Gael pretenda permanecer todo el día jugando con Aspros—dijo Alhena sujetándose del brazo de su novio ya que el otro lo tenía ocupado cargando al pequeño lemuriano—. Tiene un gusto por tu mano.

Géminis frunció el ceño al ver al enano baboso chupeteando sus dedos como si fuera alguna clase de diversión, ya estaba colmándole la paciencia porque desde que lo tuvo a su cuidado se había empecinado hacerlo causándole un hermoso malestar. ¡El jamás tuvo acercamiento con niños menos con bebés!, el simple hecho de tenerlo al hijito de su rival era aún mayor problema pues no estaban jugando a la familia feliz, pero tampoco podía despacharlo en el navío para ver si alguien lo encontrara y se hiciera cargo del enano.

—Te ves bien así, Géminis, deberías acostumbrarte—Grifo ironizó con cierta morbosidad—, después de las cosas que haces con la enana esta me imagino que deberían estar en proceso de ser padres.

—Tienes una lengua muy larga, espectro—gruñó el peliazul mirándolo con desafío a lo que las chicas solo suspiraron—. Y deja de hablar tonterías sin saber bien los detalles para meterle ideas estúpidas a Alhena. Jamás me acosté con alguna mujer del castillo, ese fue el idiota de mi hermano con su novia.

—Ya vez, te dije que Minos dice los chismes sin averiguar—musitó Agasha aguantando la risa.

Alhena la imitó pues ese par de hombres parecían niños golpeándose en el orgullo y lanzándose maldiciones ya que la chica supo lo que pasó esa noche y precisamente Minos se confundió de gemelo. Jamás pensó que Krista iría acostarse con Deuteros precisamente en la habitación incorrecta, sintió hasta pena por Aspros tras llevarse el susto de su vida, según le había contado, la anécdota más bochornosa de su existencia hecho que llevó a Alhena sentirse realmente mal y estúpida porque hizo un drama por un error de gemelos.

—Van a matarse en cualquier momento por alguna tontería—suspiró la florista tras soltar un largo suspiró a lo que Alhena llevó dos dedos a su boca para silbar y así los dos hombres dejaron de discutir—. Chicos, de verdad, sabemos que se llevan muy bien, pero este no es lugar para peleas, si tan solo emiten su cosmos para darse una paliza serán expulsados ¿entendieron?

—¿Y quién será capaz de sacar a un juez del Inframundo?

Muy confiado de sí mismo, el juez se cruzó de brazos con una arrogancia absoluta que, sin que nadie se diera cuenta, fue alzado en el aire y lanzado como costal de papas sobre la arena a tal punto que fue casi enterrado. Los presentes no dijeron nada pues no esperaron un ataque así sino es que una masa de aire comenzó a dar giros sobre su mismo eje a unos metros de distancia lo que llevó a tomar una forma casi humana pues no se podía ver su rostro con tantos trapos que traía encima.

—Jamás he tenido empatía por Hades—fue lo que dijo ese ser mostrando un bastón y su cuerpo cargado de tapujos con hermosos decorados verdosos como si se tratara de algún elfo protector de la madre naturaleza, hasta Alhena lo comparó con un personaje de sus películas preferidas—; no te voy a permitir pisar este honorable y purificado lugar, pero, en estas circunstancias y porque la señorita Agasha está aquí es que permitiré que un espectro como tú ingrese—la voz era de un viejo hombre bastante molesto aunque con su báculo señaló al siguiente invitado como si de verdad estuviera presto a revelar sus secretos—. Eres un caballero de Athena, pese a tener un pasado terrible y maligno, te doy la bienvenida pues he hallado en tu corazón sinceridad en tus intensiones.

[Finalizado] A través del Tiempo [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora