SOUTH || Joshua Bassett [#2]✔️

Capítulo 1

Junio 2020

P.O.V____

La brisa de verano llenaba mis pulmones de aire fresco, el pasto picaba mi espalda y acariciaba mis orejas, el cálido viento que las olas de la Costa Oeste producía, no podía compararse con nada en el mundo. Las olas iban y venían produciendo ese sabor salado al aire, me recordaba tanto a mi infancia.

Me encontraba acostada en mi jardín trasero disfrutando mi primer día de verano y percatándome que comenzaba mi último año de preparatoria en algunos meses, aún no podía creer que el tiempo pasara tan rápido y que en tan sólo un año estaré en la universidad, tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanta dedicación para ese momento, que orgullo.

El sonido del mar hacía sordo a cualquier otro sonido que pasara a mi alrededor, todo era tan perfecto y tan pacífico, que nada ni nadie podía quitarme esa tranquilidad, paz pura...

–¡____ !–.

Al menos eso creía.

–¡Levántate! Llegarás tarde al último día–.

Era un sueño, era solo un maldito sueño. Desperté y me levanté de mi cama, soltando un pequeño gruñido, rasqué mi cabeza al mismo tiempo que me estiraba un poco, jamás había sido una persona de la mañana, y menos a las 7:00 AM.

–¿Ya estás despierta?– preguntó mi padre detrás de la puerta –recuerda que es...–.

–Mi último día– lo interrumpí un poco dormida –lo sé–.

–Excelente, te veré abajo, te quiero–.

–Yo igual–.

Sin más que decir, escuché los pasos de mi padre alejarse de ahí inmediatamente.

Llevé mis manos a mis ojos y comencé a frotarlos para quitarme lo que quedaba de sueño, aunque no podría quitármelo todo obviamente, y menos la flojera de ir a la escuela.

–Último día– dije para mí misma –último día–.

Tomé una gran cantidad de aire para después exhalarla, me estiré un poco y sin más preámbulos, salí disparada de mi cama hacia mi clóset. Pero como era de esperarse, al momento de levantarme sentí como si el mundo se me viniera encima, todo me daba vueltas y mi oído zumbaba.

–Okay mala idea– me mareé.

...

Al terminar de hacer todas mis necesidades y de haberme arreglado un poco, bajé las escaleras, tomando camino hacia la cocina, donde me pude encontrar a mi padre cocinando y a su novia, Marissa tomando un café, que ya tenía viviendo desde mi cumpleaños con nosotros.

–Hola ____– dijo Marissa sonriente –¿lista? es tu último día como Junior–.

–Más o menos– respondí –sentí que pasó muy rápido–.

Ella asintió sorprendida –parece como si hubiera sido ayer que entraste–.

–Sabes, lo sentí como si hubiera sido hace solo tres meses–.

Marissa alzó las cejas y le dio un sorbo a su café. Era una muy buena persona, de la edad de mi padre, piel un poco morena, cabello chino y bastante voluminoso, demasiado educada, le gustaba divertirse, y me entendía muy bien con ella, pues era como yo cuando era adolescente, obsesionada con la escuela, logró ir a la escuela de sus sueños y ahora es la mejor vendedora de propiedades del distrito, además tiene un hijo unos 4 años mayor que yo... jamás lo he conocido... sarcasmo.

–____ casi lo olvidaba ¿qué pasó con la serie que grababan en tu escuela? ¿volverán?– sentí un vacío en mi estómago.

–Ah...– en ese preciso momento mi sonrisa se había convertido en una cara seria –...este– tragué en seco –no lo sé–.

Volteé a ver a mi papá que miraba de la misma manera que yo a él, un poco nerviosa. Sacudí mi cabeza de un lado a otro y volví a pasar saliva, para después sonreír.

–No lo sé– dije esta vez sonriendo –pero bueno si lo hacen espero yo ya haber entrado a la universidad–.

Frunció el ceño –oh bueno, yo creí que te hubiera gustado ver a...–.

–¡No!– grité interrumpiéndola –lo siento, es decir, no no, para nada, eso quedó ya en el pasado–.

La cocina se había llenado de un silencio demasiado incómodo, con solo el sonido del aceite en el sartén caliente y el olor de huevos con tocino, demasiado incómodo. Agradezco al sonido de mi teléfono que indicaba que me había llegado un mensaje, saqué este de la parte trasera de mi pantalón y leí lo que decía.

–Y me tengo que ir– dije rompiendo el silencio.

Me acerqué al frutero para tomar la manzana de todos los días.

–Nos vemos en la tarde papá– le di un beso en la mejilla –te quiero–.

–____ no olvides llegar temprano...–.

–Tranquilo papá– solté dándole una media sonrisa –ya no son necesarios los horarios desde hace muchos meses–.

Él asintió no muy convencido –aún así te quiero temprano aquí, te quiero–.

–Yo más– contesté para salir corriendo de la cocina –¡adiós Marissa!–.

–¡Adiós!–.

Al llegar a la puerta tomé mis llaves del llavero que estaba ahí, tomé la perilla de la puerta y salí al pórtico, ya no hacía nada de frío, en cambio hacía un calor infernal. Caminé por la acera hasta llegar a la calle principal, estando ahí comencé a mirar de lado a lado tratando de encontrar señales.

–Dijo que ya estaba aquí– dije para mí misma.

No pasaron ni dos segundos cuando escuché un carro acercarse y pararse frente a mí casa, era un auto convertible rojo, mustang del 72. Miré el auto impresionada, para después acercarme hasta este.

–Muy felices 17 a ti también, Luke– solté una risa.

–¡Lo sé!– gritó mi mejor amigo –¡ya sube! Pasaremos por Katelyn–.

Tomé la manija de la puerta, me subí al auto y lancé mi mochila a la parte de atrás. El verano estaba aquí.