Prólogo

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"No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos miran meticulosamente como el tiempo."

Émil Michel Cioran

Toda mi vida supe que coexistía con demonios. Esos que arrastran sus garras por tu piel, dejando marcas atrás. Los que susurran pecados en tu oído, de una manera delicada; pero más dolorosa que la tormenta en tu interior. Demonios que escarban tus órganos y despiertan las descargas de energía, sacudiendo todo tu cuerpo; despertando algo desconocido. Temes a lo que no conoces y quieres acabar con el sufrimiento, sin importar cuánta sangre sea derramada.

Pero llega el momento en donde esos demonios, sacados del infierno, se vuelven parte de tu cuerpo. De tus pulmones, de tu corazón, de tus huesos y cabeza. No podrías respirar, producir sangre, sostenerte y pensar sin ellos. Se han fusionado contigo, cuando antes pensabas que la unión con los seres del inframundo y tu alma, sería imposible.

Y los aceptas, te agradan. Porque sin ellos, ya no podrías vivir.

Los dejas formar parte de ti, aún sabiendo que te pondrán en contra de miles de personas. Pero ya no te afecta, no te ocultas. Vives sin miedo a lo que eres...

Ellos son mis demonios y ahora vivo sin miedo a lo que soy.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora