Capítulo cincuenta: Un hogar destruido.

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Narra Ayra:

La energía del momento vuelve a fluir en mí. Mis venas se contraen, la sangre tiene dificultad para avanzar, mis órganos se paralizan, mi cerebro deja de funcionar.

¿El padre de la bruja?

La luz de la habitación comienza a volverse más tenue, siento la humedad y el calor incrementar. Quiero arañar las paredes, salir de mi propio cuerpo y deshacerme del bochorno ¿Soy yo? ¿Es el líquido que han logrado crear? ¿El jefe a traído el infierno a la tierra? No lo sé.

La mirada potente del jefe termina pegada sobre la mesa, parece fascinado con la creación de la fórmula para detener a la bruja... a su hija. Aún no entiendo como será lo suficientemente fuerte para acabar con todo, él lo empezó y ahora es su deber acabarlo ¿Piensa matarla él?

—Su padre —repito en voz baja, aún sin poder creerlo ¿Cómo ha podido ocultarlo durante todo este tiempo? ¿Alguien más sabrá sobre su secreto? El hombre a mi lado vuelve a verme de nuevo—. Jefe, la bruja es su hija —en verdad no sé si se lo dije en forma de pregunta o afirmación.

Éste toma un poco de aire, puedo notar como su pecho parece abrirse cuando lo suelta ¿Se sentirá liberado? ¿Claustrofóbico?—. Ramsés, mi nombre es Ramsés —siento la piel de gallina, la boca seca ¿Me ha dicho su nombre?—. No muchos lo saben, pero ya es hora de que lo sepas.

—Pero... yo —encojo los dedos de los pies y pienso ¿Debería de preguntar? ¿Qué debo de preguntarle? Nada tendrá sentido en cuanto abra la boca.

—Sé que ha sido un poco inesperado, pero te has vuelto una persona muy importante para todos los rebeldes, para mí. No es justo que hagas misiones para mí y no sepas mi nombre, mi historia y porqué hago lo que hago.

Siento de repente como si me hubiera quedado ciega. Me ha dicho que me he vuelto una persona importante para él y para los rebeldes. Confía en mí lo suficiente como para decirme un secreto tan grande como lo es su nombre, es algo apreciado que no puede escuchar cualquiera ¿Seré lo suficientemente valiosa como para saberlo?

—Es mucho como para confiárselo a una persona.

El jefe o mejor dicho, Ramsés. Apoya todo su peso contra el borde de la mesa y se cruza de brazos, sus ojos oscuros hacen un profundo contacto con los míos—. Y yo confío en ti Ayra, eres como la hija que siempre deseé tener.

Trago grueso, soy como la hija que siempre ha deseado tener... no bruja—. ¿Fue hechizado?

—¿Por la bruja a la que solía llamar mi esposa? Si Ayra, estaba atrapado en una tela de araña y no lo sabía hasta que descubrí lo que ocultaba. La mujer se atrevió a conocerme, ser confidente, se casó conmigo, quedó embarazada, sin yo tan siquiera saber que era un demonio —estira los brazos a los lados y se aleja de la mesa, parece querer destrozar algo.

No puedo poder evitar preguntar con rapidez—:¿Qué pasó después? —me siento partícipe en una historia de ficción.

—Le demostré a todos lo que ella y su familia en realidad eran, demonios —sonríe como desquiciado—. Me deshice de ellos Ayra, de todos o eso pensé. La desquiciada ocultó a su hija de mí para que no pudiera llegar a ella, lastimosamente no está aquí para ocultarla de nuevo.

Sus ojos son un huracán, parecen combinarse de emociones y destellos de furia. Siente mucho odio hacia su antigua esposa, que lo engañó y le ocultó su verdadero ser. Pero no puedo evitar ver dolor en ellos. Sostengo el colgante dentro de mi bolsillo y recuerdo como estaba lleno de polvo debajo de un mueble ¿Pensó que se deshizo de él? ¿Porqué no solo lo tiró en vez de dejarlo bajo un mueble?

—¿Piensa asesinar a su hija?

Da un paso al frente, deja de lado las ganas de querer golpear algo ¿O es que será capaz de quebrarme los dientes de un gran golpe? Quiero retroceder, pero mis pies están firmemente planteados sobre el suelo. Ayúdame Tracy.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora