Narra Eliza:
Paso mis dedos por el marco plateado de una pintura de Lillai. A mi hermana no le gusta ver su propio rostro por el palacio, así que la pintura descansa en la habitación de Liz. Ha preferido que no la botaran, ya que según ella Lillai se ve hermosa.
No lo voy a negar, se ve como un ángel en el cuadro. Ojos azules, piel blanca, cabello sedoso... lo único que le falta es la sonrisa sobre sus labios. Quito el polvo inexistente y alejo la mirada de la pintura, ya basta mucho con verla todo el tiempo en mi cabeza.
—¿Cómo te has sentido ayer conviviendo con el príncipe? —Alice tose por lo bajo y se sienta en la banca acolchada esperando mi respuesta.
Juego con el bordado de mi vestido—. No es tan malo después de todo, es apuesto —recuerdo la forma de ser del príncipe Zander, como vestía y lo caballeroso que es—. Pero no es Leander.
Liz y Alice se carcajean. Liz, asoma su cabeza del baño y dice—: ¿Prefieres al tosco de Leander y no al amable de Zander? —vuelve a reírse—. Eso está interesante.
Sonrío—. Es el único que hará que Lillai termine de sanar por completo —la habitación vuelve a ser silenciosa, pero al aire relajado no cambia—. Zander es muy bueno y encantador, pero Leander es el que tiene la verdad en la boca. Estoy segura de que cuando lo escuche decir lo que en verdad sucedió todo mejorará.
—¿Qué te hace pensar eso? —Alice me señala con la cabeza, su mirada curiosa me invade.
Me cruzo de brazos e inflo las mejillas—. Porque conozco a mi hermana mejor que nadie —las señalo a ambas, Alice me dedica una media sonrisa—. Toda su inquietud cesará.
—Haz hecho bien Eliza —comenta Liz—. No has dicho nada y esperas a que Leander lo haga —me guiña un ojo.
Yo muevo mi cabello halagada por el comentario—. No me extraña, puedo aguantarme el chisme por un poco más —todas vuelven a reír.
—No lo sé —suelta aire Alice—. Aunque Leander y Lillai hablen nada será igual. Lillai puede calmar su dolor interno y sanar, pero nada nos puede garantizar que todo vuelva a la normalidad. Ya no caminan por el desierto y Lillai no esconde sus poderes, todos ustedes son personas completamente diferentes, entonces no te subas tú misma las esperanzas.
Suspiro con fuerza—. Ya... —puedo creer lo que yo quiera, pero la señora tiene bastante razón.
Alice comienza a toser con más fuerza y antes de que yo o Liz nos acerquemos, ella nos aleja con las manos y calma su tos con un poco de agua. Puedo ver la mirada preocupada de Liz y decido hablar por ella—. Ay Alice, deberías de dejar que te ayudemos aunque sea un poco ¿No ves que estamos preocupadas? —podría jalarle el cabello si estuviera lo suficientemente cerca.
Niega con la cabeza—. Ya les dije que no es nada de que preocuparse, acomoda su cabello con brusquedad en una nueva trenza.
Abro la boca para reclamarle, porque no me parece justo. Liz se preocupa mucho y Alice es muy testaruda. Su tos no es normal y por lo que he escuchado accidentalmente, las enfermeras comentan que no se ve muy bien. Pero no me da tiempo a decir nada, ya que alguien toca la puerta.
No cualquier persona, reconocería ese toque de puerta en cualquier lugar y es Castar. Señalo a Alice con vigor—. Y ni pienses que te salvas de esta, aún tenemos mucho de que hablar vieja testaruda —me giro para abrir la puerta.
—Que intentes hablar como Leander no significa que des más miedo —se burla ella detrás mío.
Con cara de pocos amigos, abro la puerta. Me veo recibida por un misterioso y sexy Castar. Lleva su típico uniforme y la ridícula máscara negra, pero nada de su atuendo logra ocultar su figura. Sonrío de oreja a oreja y trato de poner la mejor cara posible para no lucir tan muerta.
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La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️
FantasiaSegundo libro de La Magia En Ella. Después de asesinar a la realeza, Lillai toma el trono. La pesadilla para muchos y el sueño para otros, se vuelve realidad. La única bruja con vida ya no se esconde de las masas. Vive para dirigir un reino, vive p...