Capítulo cinco: La cueva de Lucifer.

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Narrador desconocido:

Muevo entre mis dedos el pequeño reloj. Es imposible ver que hora es con el, está quebrado y una de las agujas que marca la hora se ha perdido. No utilizo el reloj para saber el tiempo, solo lo llevo para ver la fotografía de mi hermana mayor que se encuentra dentro de el. En esta no sonríe y sus ojos son dos agujeros vacíos, me observan con vigor; puedo sentir su energía a través de la imagen e inclusive sentir a mi hermana cerca de mí, pero no es más que solo un fantasma. Guardo el aparato viejo dentro del bolsillo de mi pantalón, este hace contacto con el filo oxidado de mi cuchillo. Pero no es el repentino sonido lo que me hace levantar la cabeza, son los gritos ¿Por qué habrá tanto bullicio esta vez?

Lamo mis labios, me aseguro de cubrirlos bien con saliva y salgo de mi habitación. Camino entre los pasillos de piedra, tierra y concreto; y restriego mis pies entre el suelo de arena. Sigo el bullicio y no me detengo. Generalmente tantos gritos significa que debemos reunirnos en la sala de conferencias. Me encuentro con ciertas personas, me dirigen la mirada pero no compartimos ninguna palabra. La frialdad en sus ojos me recuerdan a mi hermana, se me ha hecho costumbre ese tipo de semblantes.

Corro la cortina, que cumple su función como puerta, y me coloco detrás de todos, con la espalda contra la pared. Nuestro líder permanece sobre un escenario improvisado de madera y continúa su concierto de gritos para que todos terminen de reunirse. Yo aprovecho el momento para cruzarme de brazos y detectar a las personas, no me encuentro con caras familiares, la sensación de no tener a alguien conocido me inquieta. Muchos solo me saludan con un asentimiento de cabeza, otros me ignoran. Aunque seamos una ''familia,'' nadie se atreve a ser muy cariñoso, están enfocados en un único objetivo. Descoronar a la bruja y asesinarla.

—¡Silencio! —Trent, nuestro líder, nos silencia con su potente voz. Puede lograr mucho con un mandato, desde estirar las espaldas de muchos hasta colocarlos de rodillas—. Cómo lo saben, la bruja ha salido del castillo. Mis fuentes me han dicho que ha ido a visitar a su familia, al parecer han muerto —sonríe de una manera cínica, todos en la sala comienzan a reír; yo fuerzo una sonrisa y los que permanecen a mi lado chocan hombros conmigo para aumentar el momento de burla—. Además del evidente sufrimiento, tenemos una ventaja —todos vuelven a escucharlo—. La criatura demoníaca ha salido de su escondite —señala a cada uno con un dedo—. Solo significa una cosa —saca una cuchilla de su bolsillo trasero y la levanta al cielo, mira el filo como si fuera una especie de salvación—. Volverá a salir y tenemos a grupos escondidos en las afueras de su castillo asqueroso, preparados para el ataque —aplausos retumban en el lugar, yo me uno—. ¡Tomaremos nuestras armas! —coloca la parte contraria de su daga sobre su cuello—. ¡Insertaremos nuestras armas sobre su cuerpo y luego cortaremos su cuello! —dejo de aplaudir—. ¡Hasta tener su cabeza! —aparta la daga y forma un puño con su mano.

Mi hermana Tracy regresa a mis recuerdos con la mención de meterle armas al cuerpo de la bruja. Me mareo por un instante y mis oídos bloquean todos los gritos de Trent, los gritos de la gente. Comienzo a sudar, a sentir como se comienza a acumular el sudor en el nacimiento de mi cabello. Me alejo de la pared y en el movimiento, personas chocan conmigo. Bajo la cabeza al suelo, todo gira. Cuando incorporo mi mirada me encuentro con unos pares de ojos, específicamente con el que comenzó toda esta revolución... Y no es Trent. Sus ojos inyectados en el fuego del infierno logran despertarme de mi trance, trago con fuerza y me dedico a seguir el camino de mi saliva.

Sus ojos serios no dejan de penetrarme, parece que hace un buen trabajo detectándome entre toda la multitud de personas. Alguien me empuja con tanta fuerza que irrumpe el contacto, aparto a los hombres y mujeres que gritan y se atraviesan en mi camino. Quiero salir de este baño de sangre y respirar.

Termino, con dificultad, encontrando la salida del infierno. Corro por los pasillos, giro y choco contra las paredes y con alguna que otra mujer que no se une a los demás debido a su embarazo. Llego a mi habitación, mi corazón está acelerado y mi respiración entrecortada. Sacudo mi cabeza para sacar las imágenes de Tracy y me enfoco en mi objetivo, llegar a la bruja y acabar con ella, sin piedad.

¡Tracy!

Uno de los gritos de aquel día se combina con mis palabras despiadadas, la sangre y el dolor también lo hacen. Me retuerzo y sostengo mis orejas con fuerza, siento el calor en mi rostro y la angustia en mi pecho. Unos cortos pasos interrumpen en mi habitación, giro mi cabeza y lo observo. Cuando pensé que estaba escapando del infierno, termino en la misma cueva que Lucifer. El hombre, con el que estaba compartiendo miradas en el evento, me observa con seriedad. Me reincorporo y rasco con fuerza mi nuca para olvidar los dolorosos recuerdos—. Señor...

—Ah, sabía que estarías aquí —da unos pasos dentro de mi habitación y me escanea con su mirada. No me muevo—. Trent es a veces muy brusco con su vocabulario, creo que ya lo sabes —asiento, él sonríe mostrando más arrugas en su rostro—. Me disculpo por su parte, ya sé que eres sensible a...

—Si —lo corto—. Pero yo debería de disculparme, hoy hablan sobre uno de los planes de ataque y salí corriendo. Creo que lo mejor sería regresar —pero no me muevo, porque por su forma de verme sé que no quiere que me vaya; no aún.

—No, entiendo tu condición y lo mejor es que te quedes aquí hasta que te mejores —se acerca a mi pequeño mueble de madera que contiene sobre el imágenes de mis seres queridos, entre ellos Tracy ¿Por qué me ha seguido hasta mi habitación?—. Sabes... siento que tienes mucho potencial —yo lo miro con atención—. Te he estado observando en las asambleas y en los entrenamientos, sabes muy bien como defenderte y atacar de vuelta —ladea la cabeza y se aleja de las fotografías en blanco y negro—. Hay un brillo en tus ojos —me señala—. Y esa misma destreza nos llevará a todos a nuestro gran objetivo ¿Entiendes lo que te digo?

—No señor —frunzo el ceño levemente, no soy más que otra persona del montón. Si, trabajo para ser más ágil e intento formar parte de toda esta extraña familia de rebeldes, pero no creo poder ver el brillo que este cínico hombre ve en mí. Puedo pensar, que inclusive, estoy entre los rangos más bajos. Hay personas más hábiles e inteligentes que yo ¿Por qué me ha dicho eso?

Sonríe abiertamente—. Eres nuestra arma secreta Ayra.


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¡Hola! Capítulo corto entonces puede que me anime a publicar otro más tarde o mañana. En este capítulo introduzco a un nuevo personaje... jejejejeje. Ayra, no sé qué tiene pero se ha vuelto una de mis personajes favoritas, ya quiero que la conozcan más 🥺🥺

¿Qué les pareció? ¿Qué piensan de los rebeldes? ¿Teorías? ¿Preguntas para mí? ¿Ganas de algo? Yo tengo ganas de irme a escribir un ratito. Yyy ¿Cómo están? Cuénteme todo 🌚🌚 me gusta compartir con todos en los comentarios.

Los amo
🤍

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora