Capítulo cuarenta y seis: De camino a una mejora.

196 26 7
                                    

Narra Lillai:

—Hemos perdido a bastantes hombres Lillai, ha habido un ataque sorpresa y ciertos inconvenientes... Ya nos estamos recuperando, sanando heridas y listos para continuar. No estamos muy lejos y pronto nos podremos reencontrar con el otro equipo que va más adelante que nosotros.

La voz de Amalia suena agotada dentro de mi cabeza, pero hace todo lo posible por luchar contra ella. Pelea contra su propio cuerpo cuando aún así hay una guerra en pie, me impresiona la habilidad que tiene para mantenerse tranquila y confidente de que saldremos victoriosos—. Recuerda que si piensas que tu equipo no lo logrará por favor necesito que me lo informes, enviaremos refuerzos si es necesario ¿Aún tienen cajas de primeros auxilios?

—Estamos bien cuando se trata de provisiones, no te preocupes, todo lo tengo bajo control.

—¿A que te referías con los inconvenientes?

No la escucho suspirar, pero sé muy bien que lo ha hecho. Evito que sus otros pensamientos se mezclen en nuestra conversación y me concentro con más fuerza en sus palabras, un calambre me envuelve el cráneo—. Los criminales han sido de bastante ayuda, pero me temo que entre ellos tenemos a uno con poco temperamento... si sabes a quién me refiero. Ya es la segunda vez que ''accidentalmente'' mata a uno de los homicidas, ya lo están agarrando entre ojos y debo de mantenerlo alejado de los demás para que no comiencen a pelear entre ellos.

Mi corazón se sacude con solo saber que tengo información del traidor, aún está vivo y al parecer disfrutando mucho de la guerra, tanto que mata a la gente equivocada—. Si es necesario, tienes mi permiso para castigarlo o quitarle la vida Amalia —hago que mi voz suene con fuerza dentro de su cabeza—. Es una guerra, no un juego como para ir matando a los de tu propio bando.

Hay un poco de silencio—. Es nuestro mejor soldado cuando se trata del combate, creo que por el momento eso no será necesario... —su mejor soldado—. Si no fuera por sus habilidades mortales seguiríamos luchando. Lillai, éste hombre podría acabar con todo un ejército si quisiera. Sabe muy bien lo que hace, se adapta a las situaciones con facilidad y aunque sea un desquiciado creo que será de mucha ayuda para acabar con el conflicto.

En mi garganta crece una sensación arenosa, se me es difícil tragar y producir saliva. Sostengo mi cabeza con una mano cuando siento un leve dolor formarse en mi sien, los juegos descabellados del asesino vuelven a mover mis engranajes y tengo que concentrarme con fuerza para no perder contacto con Amalia. No sé que era lo que quería escuchar, que estuviera sin vida, que viviera, que hubiera desaparecido. Nada calza en mi cabeza y en cualquier momento podría explotar el palacio.

Mi cabeza viaja a su carta, a la que aún escondo en mi habitación. Específicamente a una frase "Lo siento, pero no dejaré que me maten de una forma tan sin gracia" prácticamente que se burla de mí con ella. Regresará con vida, para recuperarme, según él.

—Bien, eres la general, tú comandas las reglas en el campo de batalla. Si el asesino funciona para algo, entonces utilízalo ¿Algo más? —puedo sentir como se distorsiona su voz, como algunos de sus pensamientos se mezclan en la conversación y las palabras pierden sentido. Mi magia pierda poder cuando mis propios sentimientos se ven involucrados.

—Eso ha sido todo —la voz de Amalia desaparece en el vacío.

Abro los ojos y me encuentro con la oscuridad de mi habitación, tan parecido a cuando cerré los ojos para comunicarme con la general. Los escorpiones corren por mis brazos y suben por mis hombros, tengo que sacudirlos para que me dejen en paz. Evito que la oscuridad haga su aparición, no quiero perder el control de mi propio cuerpo y mi consciencia. Soy capaz de hacer muchas cosas, pero todavía no sé de qué es capaz mi oscuridad cuando no estoy pendiente de ella. No comprendo si me da miedo o si estoy cómoda con ella.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora