Capítulo dieciséis: ''Por nuevos inicios.''

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Publiqué un capítulo antes que este, por si Wattpad los trajo hasta acá primero <3

Narra Lillai:

Permanezco de pie, frente las dos tumbas vacías de mis padres. Aunque su ausencia sea dolorosa y sus cuerpos no están donde deben, estas me inspiran una fuerza inimaginable para continuar con mi deber. No combato el dolor, lo utilizo para mi beneficio y cuando no lo puedo soportar más decido ignorarlo y esconderlo entre mis recuerdos.

La imagen de una espalda cubierta en cicatrices me deja inmóvil, mis ojos se clavan sobre una flor roja que destaca de las demás y permanecen allí. Hasta que Corentium llega para salvarme de mis propios pensamientos salvajes, se enreda alrededor de mi cintura y escala hasta mi hombro. Su pesada cabeza reposa sobre mi hombro y su cuerpo rodea el mío, parecería que fuera un accesorio.

Sisea y su fina lengua cosquillea mi oreja—. Aveces hasta siento que sabes en lo que pienso...

—Su majestad —escucho la voz ajetreada de Clove a mis espaldas, me giro con evidente confusión; ya que su voz siempre es calmada y robótica—. El señor Marin ha decidido comenzar una reunión de emergencia —inmediatamente pienso en el príncipe y en su forma desfavorable de hablarme ayer, tal vez quiera terminar con el acuerdo y correr a esconderse en el país de su padre—. Por favor, sígame.

Voy tras Clove, a paso rápido y determinado. Corentium permanece ajustado alrededor de mi cintura y en el camino Drako y su mejor amiga Deema, la Virréa; se unen a mi caminar. Ambas bestias caminan a mi lado con aire elegante, mientras que Corentium las mira con provocación. Éste gigante es caprichoso y le gusta ver que las dos otras bestias caminan a mis pies, mientras que él permanece a mi nivel.

Muerdo mi labio inferior y palmeo su cabeza varias veces—. Eres un engreído —el momento me distrae de lo que puede querer el señor Marin, la adrenalina sube a mí cuando llegamos a la sala de reuniones. Abro las puertas con fuerza e inmediatamente capto la mirada de los presentes en la sala.

El señor Marin, la general Amalia y Zander permanecen sentados en la enorme mesa de madera pulida, que brilla tanto que hasta puedo ver mi reflejo en ella. Me pregunto qué tiene que ver Zander con todo esto, pero mi duda desvanece cuando pienso que será mi esposo... o pueda que esté aquí para anunciar que se irá del país.

Se colocan de pie, hacen una reverencia y yo cierro la puerta detrás de mí para comenzar con la conversación. Deema y Drako se separan y comienzan a caminar a los lados de la mesa hasta llegar a la ventana que se encuentra al fondo, les agrada el sol y estar cerca de el; se echan al suelo y yo tomo mi camino a una de las muchas sillas, específicamente al lado del señor Marin. Corentium decide abandonar mi cuerpo y ponerse sobre la mesa. Mis ojos chocan contra los de Zander, parece tratar de descifrarme de forma pésima. Sus ojos avellana van a la serpiente gigante, sisea y Zander aparta la mirada hacia el señor Marin.

—Temo que nos han informado de dos cosas, tal vez una más terrible que la otra, pero las dos igualmente destructivas —enfoca sus ojos en todos los que están en la mesa—. La general está al tanto de ambas situaciones —la señala lentamente con la mano. Miro a Amalia, luce tensa y enfadada—. ¿Le gustaría hacerles saber?

Se incorpora en su silla, sin dejar de cruzar los brazos—. Bien, los rebeldes han decidido atacar. Es una revolución entera Lillai —Zander parece sorprenderse cuando escucha que Amalia no me trata con formalidad—. Están quemando establecimientos y atacando a todos aquellos que tienen la marca de la bruja. Me temo que sea una situación que se trata de distracción, para que puedan atacar el palacio... O solo para que se compliquen más las cosas ya que también... —se aclara la voz—. Uno de los países del Norte ha declarado la guerra y actualmente se dirigen para atacar a una de nuestras fronteras —puedo detectar la densidad del ambiente.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora