Capítulo cincuenta y ocho: Tía Alice.

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Narra Leander:

Me rio con profundidad cuando recuerdo en como mataba a la gente equivocada durante el conflicto que ganamos con grandeza, todo ha sido gracias a mí. Mientras me acomodo más sobre el suelo sigo rememorando todos los buenos recuerdos y la sangre derramada, maldigo porque no ha sido suficiente para descargar la ira de mis músculos. Giro mi cabeza al techo oscuro, lleno de mierda y sonrío con descaro al recordar a Lillai.

Puede que su piel se haya vuelto más tersa que antes, que su olor se haya intensificado con mi ausencia. Cierro los ojos y me permito sentir de nuevo como la he tocado, como ha dejado que la yema de mis dedos trazaran de nuevo su piel. El momento se intercala con las palizas que solía recibir por el simple hecho de sentir cualquiera emoción que no fuera el deseo de matar.

Abro y cierro mis manos, formo puños y cuando estoy a segundos de reventar mis huesos de nuevo, escucho los pasos tan reconocidos de su alteza. La he invocado y por primera vez tengo éxito. Suelto la tensión de mis manos y tengo que morderme el labio inferior para evitar sonreírle a la situación, al parecer mis huesos tendrán que esperar.

No abro los ojos hasta que la escucho hablar—. Levántate —su voz demandante logra abrir mis párpados con interés. Mi vista queda sobre el techo y me sacio con la anticipación de verla frente mi celda una vez más.

Giro mi cabeza y lo primero que veo no es su extravagante traje o corona de la verga, lo que logro ver es su rostro. Como sus ojos forman dos pozos profundos de agua en pena, como su piel se ve más pálida que la última vez que la vi y como sus labios forman una fina línea. No sé qué he hecho esta vez, pero lo que sea que he hecho ha debido de ser igual de malo comparado a lo que hice con los engranajes en su cabeza.

Me coloco de pie—. Lillai —la saludo, pero su nombre queda tendido en la oscuridad sin ninguna respuesta.

Observo que toma aire por la forma en como su pecho se mueve, sus clavículas resaltan más al hacerlo. Parece ser que el día de hoy ha perdido un poco de su estúpida fachada ya que logro ver como trata de no ver nada más y nada menos que mis ojos. Sin moverse, ella abre mi celda, yo arqueo una ceja. ¿Será que por fin me enviará a la horca?

El estudiante alcanza al maestro, Lillai ve lo que he pensado y abre sus labios para responder—: Alice quiere verte y no tenemos todo el día —señala, ya que no he movido ni un solo pie fuera del lugar—. Muévete.

—Si la vieja quiere verme puede venir hasta aquí.

Sus ojos se agravan. Inmediatamente siento como cuerdas invisibles atan mis brazos tras mi espalda y como mueve mi cuerpo fuera de la celda, en este momento estoy frente a ella—. Lo que hago por ella... —susurra para sí misma—. Camina —mis pies se mueven por si solos y empiezo a caminar delante de ella.

Su presencia eleva mis espíritus, sentir que me sigue hace que mi corazón retumbe con ansias—. No me digas que ya se cansaron de bajar escaleras —me burlo y cuando lo hago, siento más presión sobre las cuerdas invisibles—. Bueno, entonces es un honor que su majestad me saque de mi celda y me lleve por su propio palacio —Lillai sigue sin hablar, trago en seco y abro la boca de nuevo—. ¿Por fin vas a aceptar que lo que pasó...? —mis labios se cierran, como si alguien hubiera pasado aguja e hilo por ellos.

—Me gusta más el silencio —sisea tras mi espalda.

No puedo sonreír, pero lo hago con los ojos, es una maldita orgullosa. Quiero girar la cara para verla, pero su magia me mantiene en posición recta. Dejo los ojos en blanco y sigo subiendo las escaleras. Cuando llegamos al palacio tengo que entrecerrar los ojos gracias al montón de luz que entra por las ventanas.

Adapto mis ojos con rapidez y sigo caminando por el lugar, no sé a donde tengo que ir, pero Lillai hace un buen trabajo dirigiendo mi cuerpo. No puedo girar mucho el rostro, pero no necesito hacerlo para captar a más profundidad el lugar. Cada esclavo de Lillai que nos ve hace dos cosas: me miran con terror y luego hacen una reverencia, parece ser un ridículo protocolo.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora