Capítulo cuarenta y tres: Vulnerabilidad.

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Narra Eliza:

Me mantengo quieta, viendo desde la ventana como a los lejos dos oficiales de seguridad juegan discretamente a las cartas. Se arriesgan mucho al jugar y distraerse de su trabajo. Pero no parecen interesados en eso, ellos siguen jugando mientras piensan que nadie los está viendo, lastimosamente están equivocados.

No hago nada al respecto, me quedo callada y no les dejo saber a otros oficiales que estos dos son unos irresponsables y que si hay un ataque o algo parecido probablemente sería culpa de ambos. Me río cuando detecto como uno de los dos vuelve a perder, el otro hace un pequeño baile victorioso y prosigue a barajear todas las cartas para volver a jugar.

Mientras observo con aburrimiento como comienza otro juego de cartas, mi mente regresa a Leander. No sé nada de él o de ninguno de los que se fueron a la guerra, no dejo de pensar en lo decidido que estaba en ir, no quería escapar como un cobarde, quería demostrarle a Lillai lo capaz que es para enfrentarse a situaciones difíciles. Y vaya que lo ha hecho. Lo tenía bastante fácil, Derek o John abrían la jaula y luego nos encargaríamos de esconder a Leander en algún sitio para evitar su muerte.

Aún duele, saber que no fui lo suficientemente convincente, que no le pegué un buen golpe en la cabeza para hacerlo entender que lo que hace solo suena bien dentro de su podrido cerebro. Si muere... no podré seguir viviendo con la culpa, porque pude hacer algo, porque pude haberlo detenido. Volvería a caer, primero con la muerte de mis padres y ahora con la de Leander... eso pasaría en el caso de que muera. Espero que no sea así.

El hombre reparte las cartas, yo me fundo en los ojos imaginarios de Lillai. Pienso en como me ha dejado despedirme de Leander, me ha dejado rebasar los límites, pero siempre bajo su protección. También quisiera darle un golpe a ella, no me importa si me tuerzo los dedos con su corona, quiero darle un buen golpe en la cabeza. Cuando menos me doy cuenta, estoy clavando mis dedos y uñas inexistentes sobre la piel de mi muslo.

Tomo aire, tal como me lo ha enseñado Castar y prosigo a razonar con más claridad y pensar con menos enojo. Lillai está molesta, demasiado molesta con Leander como para destrozar sus huesos y mandarlo a la guerra, supongo que es entendible. Lo que sucede es que no sabe la verdad y al parecer ahora tampoco me puedo meter mucho en eso. Aunque quiera, con todas mis fuerzas, decirle lo que me ha dicho Leander. Leander me mataría si se llega a enterar de que le dije yo y no él... si es que no muere antes de que se lo pueda decir. Solo espero que no se lo haya dicho todo en esa desastrosa carta que le escribió, tengo tantas ganas de leerla...

Uno de los guardias pierde el juego y vuelven a repartir las cartas. Aunque Leander haya destrozado muchas cosas, como su relación con mi hermana. Yo también lo he hecho, separé a nuestra familia y no soy lo suficientemente fuerte como para visitar la tumba de nuestros padres. Pienso en Lillai, en como ella también ha debido de sufrir en silencio, en como tiene que fingir ante todo un palacio, ante todo un país. Pienso en como por fin se ha mostrado ''feliz'' debido al príncipe y como yo, de cierta forma, he arruinado esa felicidad.

Sé que tengo que hablar con ella, porque lo he estado evitando durante demasiado tiempo. Tengo que aclarar mis sentimientos, dejarle en claro mi opinión de todo lo que ha sucedido y en parte escucharla hablar. Una parte de mí lo quiere hacer, pero otra no. La parte orgullosa quiere que Lillai se tome el lujo de buscarme y rogar por una conversación, pero ya lo he intentado y lo único que logro es empujar a mi hermana cada vez más cerca del barranco. La voz segura de Castar no hace nada más que hacer eco dentro de mi cráneo.

Me coloco de pie, alejándome de la ventana y me acerco a mi puerta. Cuando la abro, los dos oficiales me miran expectantes—. ¿Le podrían dejar saber a mi hermana que me gustaría tomar el té y charlar un rato con ella? Es urgente —uno de ellos toma la delantera y decide apresurarse por los pasillos para hacerle llegar la noticia.

La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora