Narra Leander:
Permanezco sentado sobre el suelo frente a Eliza, está de piernas cruzadas con sus ojos entre los barrotes; pegada de mi mirada. Los mantiene abiertos como platos cuando termina de escuchar mi lado de la historia, nunca pensé que la mocosa sería mi única esperanza para llegar a Lillai... al parecer la nueva reina del país, su majestad.
Ahora entiendo a qué se refería Eliza cuando me dijo que la maté, puedo imaginarla con una enorme corona sobre su pequeña cabeza, Drako a su lado y muchos guardias de mierda sobre una rodilla. Pero no la puedo detallar con los ojos oscuros, el aura densa y sin rastro de su inocencia. Alejo mi mirada de la de Eliza y pienso en mis acciones, en lo que he logrado en los últimos meses. Quería que Lillai se transformara por completo, dejara sus sentimientos de lado, que terminara siendo capaz de matar a alguien...
—Pero Leander...
Interrumpo las desvanecidas palabras de su delgada hermana menor, al parecer no soy el único que luce como la mierda—. Espera un segundo —la sonrisa de Lillai desaparece entre mis otros recuerdos. Me encuentro con sus ojos oscuros y ojerosos—. Lillai es la nueva Reina —aún no asienta bien entre mis labios, termina dejando un sabor amargo y duradero en mi paladar—. Para serlo tuvo que... —no termino la oración a propósito.
Eliza se mueve con incomodidad en su sitio, su quijada tiembla gracias a los recuerdos—. Mató al Rey y a toda su familia.
Matar, hace meses esa palabra no estaría en su vocabulario. Esta vez los latigazos regresan con más fuerza, pero no soy yo quien los recibe, es Lillai la que lo hace. Puedo ver con claridad, entre la maldita penumbra, su espalda blanquecina cubierta en sangre. No tengo la posibilidad de ver el color natural de su tez, sólo el líquido que tanto alborota mi sed.
Puedo escuchar sus gritos, con tanta potencia entre mis oídos que las ganas de ponerme de pie y escapar de este lugar aumentan, pero regreso a la realidad. Mi subconsciente cada vez empeora con sus juegos desquiciados. Lastimosamente para él, no me terminará matando.
—Mi reacción fue parecida —Eliza interrumpe mis momentos demoníacos—. Pero tú no la viste Leander, su rostro —la intensidad en su voz incrementa, logrando que mis venas palpiten con cada una de sus palabras, la sangre corra con más rapidez; mis arterias se tuerzan y tenga la necesidad de tomar una daga y clavarla en el objetivo más cercano. Como no tengo mis armas favoritas, estampo mi otra mano contra el suelo. No siento dolor, me vale verga. Bajo la cabeza y cierro los ojos, presionando con intensidad mis párpados.
>>—Leander —Eliza vuelve a llamarme, la observo con pesadez—. Que reacciones de esta forma no me confirma que todo sea real —se acerca aún más a las rejas, tanto que sus brazos delgados pueden caber entre ellas, se abraza al metal. Desde esta posición puedo ver con más detalle las bolsas bajo sus ojos, sus mejillas con poca carne y labios cubiertos en minúsculas cortadas gracias a la resequedad.
—Mira Eliza, puedo ser un desquiciado de la mierda —ladeo la cabeza para que la poca luz ilumine más su rostro agotado, luce muy diferente a la última vez que la vi—. Puedo mentir tan bien que no sabrías diferenciar de la verdad a la mentira, puedo matar y sentirme bien con eso —rozo con mi lengua los dientes frontales—. ¿Pero crees que me dejaría encerrar por unos asquerosos oficiales de la maldita mierda? —la intimido con mi mirada—. Y si, me dejé llevar porque el hijo de puta de Rick me amenazó.
Coloco un dedo sobre mi pecho, probablemente me lo he quebrado ya que no lo siento—. A mí, me ha amenazado a mí —rio—. Diciendo que mataría a Lillai —me acerco a las rejas y bajo el volumen de mi voz—. No la quería, querré y quiero muerta —muevo mi dedo y lo coloco sobre mi sien, puedo sentir sangre seca—. Soy un puto, que se dejó influenciar por la maldita debilidad —golpeo las rejas frente a mí, Eliza aleja su rostro para que no le suceda nada—. Maldita mierda —bajo la vista y dejo ambas manos frente a mí.
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La Magia En Ella: El Reinado [#2]✔️
FantasíaSegundo libro de La Magia En Ella. Después de asesinar a la realeza, Lillai toma el trono. La pesadilla para muchos y el sueño para otros, se vuelve realidad. La única bruja con vida ya no se esconde de las masas. Vive para dirigir un reino, vive p...