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- Buenas noches -susurré cuando llegué al cuarto de Anaju

- Buenas noches -me respondió Cristina y su hermana entró directamente en la habitación sin decirme nada

Me rasqué la cabeza intentando no martirizarme por lo que había pasado en el bar, nunca me hubiese imaginado que liarme con una amiga suya me traería problemas.

- Descansa -me dijo Cristina

- Lo intentaré -intenté sonreír y me metí en la habitación

Me quité la camisa y me tumbé en la cama con los pantalones del traje puestos, miraba al techo intentando encontrar la solución de mis problemas ahí, pero ahora mismo la solución estaba al otro lado del pasillo.

No sé cuanto tiempo llevaba pero mi mente tan solo se centraba en ella, en lo guapa que estaba esta noche, y lo que habían cambiado las cosas. No sé cuando pasó, pero si sé que en algún momento la dejé de ver como mi mejor amiga, el problema es que había estado cegado por el miedo.

Me levanté y decidí ir a beber un vaso de agua para intentar despejar mi mente y que el calor que tenía en mi cuerpo se fuera. Bajé poco a poco intentando no hacer ruido y así no despertar al resto de la casa pero cuando entré en la cocina noté como un algo se movía.

- Joder que susto -dije al ver que era Anaju

- No sabía que vendrías -se hizo un silencio

Ninguno de los dos hablaba tan solo estábamos ahí, ella sentada en la silla y yo apoyado en la encimera buscando las palabras perfectas para el momento. Era la primera vez que no sabía que decir delante de una persona y sobretodo delante de mi mejor amiga.

Intenté el encuentro de nuestras miradas, pero ella era una profesional en evitarlas en los momentos incómodos, porque así era ella, perfecta hasta para lo peor.

- Anaju tenemos que hablar -dije con un hilo de voz

- No hay nada que hablar -se levantó con intención de irse

- Sí que hay -la cogí del brazo y la acerqué a mi

- Hugo -suspiró y miró al suelo

Otra vez se hizo el silencio, de repente mi atrevimiento había desaparecido y mi inseguridad había hecho acto de presencia.

- Todo ha cambiado -hice una pausa- no se cuándo pasó pero lo ha hecho

Otro silencio

- En el bar no lo parecía -dijo molesta- te he visto muy cómodo liándote con Laura

- ¿Ha servido para ponerte celosa? -un pequeña sonrisa apareció en mi

- No -me miró por primera vez a los ojos- ¿Por qué me tendría que poner celosa?

- Porque para ti también a cambiado todo -acerqué con mis manos su cuerpo al mío

Estaba apoyado en la encimera con ella entre mis piernas y sus manos en mis brazos como si quisiese apartarse.

- No ha cambiado nada -susurró

- Si no hubiese cambiado nada no habrías deseado esta noche que la chica a la que besara fueras tú y no tu amiga -acerqué mis labios a los suyos- y sabes que es verdad, pero no te atreves a admitirlo

- No quiero ser tu segunda opción

- Tú nunca has sido una opción, tú siempre has sido mi prioridad, lo que me ha costado darme cuenta

Suspiró

Intentó apartarse

- No lo hagas -suspiré- no intentes evitar lo inevitable

- Hugo estás bajo los efectos del alcohol

- No lo estoy -acaricié su mejilla lentamente- cuando estoy a tu lado lo único que quiero hacer es comerte la boca, y me sabe mal, pero ese sentimiento no es propio de los amigos

Cerró los ojos y nuestras narices se rozaron lentamente intentando encontrar el autocontrol

- Hugo no podemos -su aliento chocó contra mi boca

- ¿Hay algún contrato que nos lo prohiba? -mi agarre cada vez era más fuerte y es que mis manos ya empezaban a picar

- ¿Sabes que si lo hacemos ya no hay marchar atrás, no? -llevó sus manos a mi cuello

- Lo sé

Llevé mi pulgar a su labio inferior, acariciándolo lentamente intentando encontrar los miles de problemas que nos podía traer un simple beso, pero estaba dispuesto a asumir todas las consecuencias.

Nuestros labios estaban ahí, a escasos centímetros esperando a que uno de los dos diera el paso que probablemente nos llevase a la ruina, pero llegó un pensamiento, llegó el momento de ser racional y no pensar con la polla.

- Si nos besamos quiero que sea porque tú lo deseas tanto como yo -hice una pausa para poder controlarme- quiero que si nos besamos tú también estés dispuesta a todo lo que pueda venir después

- ¿Y si no estoy preparada? -susurró

- Pues esperaré a que un día lo estés -me separé poco a poco sabiendo que me iba a arrepentir por no besarla pero no me podía permitir esa simple acción tan peligrosa

- Te prometí que no te volvería a besar -llegué a la puerta de la cocina- no quiero que este beso sea por un calentón que te pegue por la noche, porque sabes que si empezamos a besarnos ni tú ni yo nos vamos a controlar

No miré atrás, tan solo andé procurando tragarme las ganas de ir allí y hacerla gemir mi nombre provocando que toda la casa se despertase, quería hacerla sentir la única mujer en el mundo, pero también sabía que ella no estaba preparada.

Llegué a la habitación y así como iba vestido me tumbé, intenté encontrar la posición perfecta, esa con la que pudiera dormir en paz, pero por mucho que lo intentase iba a ser imposible.

Miré el reloj, eran las 06:13 de la mañana, mi corazón no encontraba calma, mi cabeza seguía con una batalla interna y mi autocontrol jugaba con mi impaciencia. Un ruido me sacó de mis pensamientos y una figura oscura se empezó a mover hasta llegar hasta mi.

- Ana -suspiré

- Tú me prometiste que no me volverías a besar, pero yo nunca quise jurar lo inevitable

Sin ser capaz de pensarlo dos veces sus labios ya estaban en contacto con los míos, su boca acariciaba la mía lentamente, y nos separamos para mirarnos a los ojos por un segundo para volver a juntar nuestros labios intentando apagar el anhelo que sentíamos el uno por el otro. Hice que pasara sus rodillas a cada lado de mi cintura y mis manos directamente se fueron al dobladillo de su camiseta, su lengua no dejaba de jugar con la mía provocando el más grave incendio en mi interior. Ella se apartó un momento y se quitó la camiseta del pijama dejándome ver cada lugar escondido que me faltaban por descubrir, mis manos nerviosas pasaron por su piel intentando encontrar el más mínimo defecto inexistente. Nuestras intimidades jugaban intentando encontrar el placer y manteniéndose separadas por las prendas de ropa que cada uno llevaba y que sin ninguna duda sobraban.

- Sh -puso un dedo en mis labios en el momento en que me salió un gemido de mi garganta- como mis padres se enteren... -negó incrédula- te faltará país para correr

- Tus padres me adoran -besé su cuello

- Lo sé -un gemido se le escapo a ella al llevar mi boca a sus pechos

- Sh, que como mis padres se enteren -le vacilé

- Cállate

- Cállame

Siempre ha sido ella // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora