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- Perdón, lo siento un montón -dije en el momento que entraron por la puerta Anaju y sus padres por la puerta del coche

- Tranquila no es tu culpa -me tranquilizó Teresa

- Es que no sé en que momento le pareció buena idea a mis padres invitaros a Madrid y montar una cena

- A ver es lo normal que las dos familias de los prometidos cenen juntos la verdad -dijo Anaju

- También -me pasé la mano por la cara- pero han tenido que tragarse un montón de horas de coche para una cena de familia y en teoría todo es una farsa

- ¿Todo? -preguntó ella

- No, no todo -sabía en que estaba pensando ella

Ese todo no significaba lo que era la boda en si, sino significaba el rollo que nos traíamos ahora los dos, significaba los besos robados, las manos inquietas, los nervios a flor de piel, ese todo significaba ese nuevo comienzo que estábamos iniciando. En esta última semana lo que había brillado por encima de todo era el nuevo cambio que estábamos sintiendo los dos, nos seguíamos comportando de la misma manera pero los sentimientos eran diferentes.





- Ahora que estáis por aquí podremos ir un día a comprar el vestido de novia -mi madre comentó en medio de la cena- Ana Julieta te ha querido esperar para este momento tan importante -dijo emocionada

- Si bueno pero creo que podríamos esperar un poco -respondió su madre- no hace falta darse tanta prisa

- ¿Cómo que esperar más? Queda un mes y medio para la boda, la niña se quedará sin vestido y tenemos que diseñar los detalles que queremos que tenga -podía ver miradas entre los presentes que sabían la realidad y no estaba siendo fácil

- Es verdad -dijo poco segura Teresa- podremos ir un día de estos...

- Así me gusta -mi madre se sentía ganadora- ¿Qué os parece si vamos el martes? -hubo asentimiento per las miradas se fueron directamente a Anaju

- Me va perfecto

Cuando las miradas dejaron de estar sobre ella sus ojos vinieron directamente a mi, así como era mi madre el vestido iba a estar sí o sí, daba igual lo que tuviese que luchar pero era cabezota y quería el vestido ya.

Los ojos de Anaju me transmitían inseguridad, miedo, arrepentimiento y sobretodo me pedían ayuda, yo tan solo pude llevar mi mano a su muslo para dar pequeñas caricias, y ella no dudo en unir nuestras manos y entrelazar los dedos.

Después de todo lo que había pasado la última semana dudas habían venido a mi mente, había momentos que quería que la boda se celebrase de verdad, a veces me imaginaba a Anaju andando hacia el altar y mirándome. Me lo podía imaginar todas y cada una de las fantasías que viviría a su lado, me imaginaba que mi mejor amiga pasase a ser mi mujer y ese sería el mayor logro nunca logrado.





- ¿Quieres otra? -fui a la terraza donde Ignacio estaba

- No, ya he bebido demasiado -me quedé a su lado mirando fijamente cada uno de los lugares del terreno

Ninguno decía nada, la verdad es que tenía miedo de preguntarle que opinaba él, al fin y al cabo era su niña y se estaba metiendo en un terreno peligroso. El día después de la fiesta donde Anaju y yo dormimos juntos él no me dirigió la palabra a no ser que fuese necesario, y lo entendía había tenido sexo con su hija en la misma casa y en la habitación de al lado donde estaba durmiendo... Si un tío hubiese hecho lo mismo con mi hija le hubiese faltado mundo para correr.

- Perdón -me miró cuando me hoyó hablar- me distéis la mano y yo cogí el brazo

- Hugo, ella es lo suficiente mayor para decidir que hacer y con quién

- Lo sé

- Pero os podríais haber aguantado las ganas y hacerlo cuando llegaseis a casa

- Lo sé -miré al suelo- te juró que intenté frenarlo pero pasó

- No me tienes que dar explicaciones

Nos volvimos a quedar callados, la tensión se podía cortar en el ambiente pero no me iba a ir, la opinión de Ignacio era importante, al fin y al cabo era el padre de Anaju.

- Estáis jugando con juego -volvió a hablar- no sé en que momento se te pasó por la cabeza que esto iba a funcionar pero está claro que no lo pensaste bien. -me miró- Pero el problema es que ella siempre te seguirá, nunca te dejará tirado, porque ella es leal, siempre lo ha sido, puede ser que tú la abandones pero si vuelves ella estará ahí esperando y una vez que vuelvas hará como si nada hubiese cambiado.

- Lo sé -carraspeé- puedes estar orgulloso de la pedazo de mujer que has criado

- Lo estoy -una pequeña sonrisa le apareció pero volvió a su rostro serio- pero a ella le han hecho mucho daño y lo sabes, siempre ha confiado y ha esperado a que la gente actúe como ella haría, el problema es que siempre termina decepcionándose

- Pero yo la voy a cuidar, lo hice desde el primer momento que la vi y lo seguiré haciendo hasta el día que me muero

- Hugo no jures cosas que no puedes cumplir

- Pero esto lo haré -alcé la barbilla en modo de seguridad- no te aseguro que la cuide a un metro de distancia pero me da igual si estoy en la otra punta del mundo siempre me encargaré de cuidarla -alcé las cejas- si algo bueno tengo es que tengo contactos en cada parte de este planeta y siempre me encargaré de que esté bien

Nos volvimos a quedar callados

- ¿Tenéis pesando que haréis una vez os hayáis casado? Porque lo tendréis que hacer para lo de la herencia

- No lo sé pero algo haremos

- Hugo, conozco a mi hija y para ella esto esta siendo un juego, lo hace para ayudarte pero ya está, tan solo es un simple juego

- Pues si para ella soy un juego quiero jugar más partidas

Siempre ha sido ella // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora