Siempre ha sido ella // Anahug

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La radio suena en la cocina, las voces de los locutores me informan de como va la economía del país, ahora mismo es el momento para aprovechar y comprar solares, está volviendo el boom de la construcción en el país y hay que intentar sacar el máximo provecho.

El timbre suena, son las 10 y 43 minutos de la mañana, no creo esperar a nadie, sobretodo porque ayer fue la cena con mis padres y todo salió como tenía que salir.

- Bueno días hijo -mi madre entró por la puerta tan solo al abrirla

- Buenos días mamá -la seguí mientras iba a la cocina- ¿Qué haces aquí?

- Tan solo os venía a ver -se sentó en un taburete

- ¿Os? -no sabía a quien se refería

- Sí a ti y a Anaju -entonces entendí todo- ¿Aún está durmiendo?

- No -dije enseguida- se fue a comprar unas flores a la ciudad -busqué mi móvil- ya sabes le gusta mucho decorar la casa así -señalé a mi alrededor pero no había ni una simple flor que decorara el lugar

- ¿Tardará mucho en llegar?

- No lo sé -me rasqué la nuca- un rato -no sabía donde meterme- ¿Qué te parece si te tomas un té y yo me voy a cambiar?

- Vale pero no tardes mucho que quiero hablar contigo de una cosa importante

Me fui a paso rápido hasta la habitación donde enseguida saqué teléfono para llamarla.

- Buenos días -dijo desde el otro lado

- Anaju tienes que venir cagando leches a mi casa -puse el manos libres y mientras me empecé a cambiar

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Mi madre se ha presentado sin avisar, y yo les dije a mis padres que vivía con mi prometida -oí un suspiró por su parte

- Joder Hugo -casi me caí al intentar ponerme los pantalones de pie

- Lo sé, lo siento -seguro que ella estaba dando vueltas de un lado a otro- pero ven lo antes posible

- Vale ahora vengo

- Espera espera -dije alarmado

- ¿Qué quieres ahora? -se la notaba molesta

- Trae las flores o lo que sea que hayas comprado

- ¿Qué? -preguntó sin entender

- Le he dicho que te habías ido a comprar flores como haces cada sábado

- Madre mía -suspiro y colgó

Me terminé de poner la camiseta y me fui hacia la cocina donde estaba mi madre tomándose su té de cada mañana, tiene una pequeña caja entre sus manos y no dejaba de mirarla.

- Ya estoy -me siento a su lado- ya puedes decirme lo que quieras

- Hugo -se giró hacia mi- ayer por la noche me diste mucho que pensar

- ¿Te parece bien que Anaju sea mi prometida? -pregunté temeroso

- Sí cariño -me sonrió- por ella hazme caso que no hay ningún problema

Sonreí y me cogió una mano

- En mi familia hay una tradición que ya lleva muchas décadas haciéndose, ha ido pasando de generación en generación -hizo una pausa- y tu sabes que para nosotros el enlace matrimonial es muy importante... -no me gustaba el camino que estaba llevando esta conversación- el caso es que este anillo -me enseñó dentro de una caja un anillo precioso, lleno de diamante pequeños, blanco y sencillo

- Mamá no -me cortó

- Hugo por favor -me callé- cuando me dijiste que te ibas a casar no te iba a dar el anillo si te soy sincera... Ya se que aún no había conocido a tu prometida y no estaba en mi derecho decidirlo antes de conocerla, pero no quería dárselo a una chica que no viera que de verdad era la indicada. -me acarició la cara- Pero ayer cuando os vi a los dos -suspiró- supe que le tenías que dar este anillo, la manera en que ella te miraba, en que tú la mirabas, la manera en la que os dabais la mano... Ayer pude ver amor verdadero entre vosotros, ayer vi lo que se necesita para tener este anillo -tragué en seco- y estoy segura que ella es la indicada

- Mamá no lo puedo aceptar -se estaba creando un nudo en mi garganta- no creo que sea necesario

- Hugo -me hizo mirarla fijamente- yo se que ella es la indicada, si no lo es ella... -nos reímos- desde el primer día que me la presentaste supe que esta chica iba a marcar un antes y un después en ti -me puso la caja en mi mano y cerro esta para que no se cayera- no te pido que se lo des ahora, pero hazlo cuando estés preparado

El timbre sonó y nos sacó a los dos de ese trance que teníamos ahora mismo.

- Debe de ser ella -dije levantándome y escondiendo la caja en mi bolsillo

- Ves a abrir a la muchacha -dijo volviendo a la normalidad como si nada de lo que me había dicho hacía unos segundos hubiese ocurrido

Abrí la puerta y vi la vi ahí parada con un ramo de tulipanes.

- Por fin has llegado -dije y no tardé ni un segundo en abrazarla

- ¿Ha pasado algo? -sus manos se fueron a mi pelo y me dieron pequeñas caricias

- No nada importante pero tenía miedo de decir algo que no tocaba -respiré hondamente su olor- me encanta como hueles

- Venga déjame entrar, que tu madre me debe de estar esperando -me dio un pequeño beso en el cuello y entró

- Buenos días Ana -no tardaron en abrazarse- no me esperaba que vieneses tan temprano, sino habría ido más tarde a comprar

- No te preocupes ha sido un poco improvisado todo -Anaju se empezó a preparar un café

- No te encargues -dije yendo hacia ella- ya lo hago yo, tú siéntate -miró a mi madre levantándo una ceja

- ¿Has visto? Lo tengo bajo mis pies -se rieron

- Ya lo veo, no creo que me tenga que preocupar -puse la leche en la taza y se lo llevé preparado

- Me tiene todo el día trabajando -la abracé por la espalda- que no te engañe

- Seguro -dijo Anaju- la que está todo el día detrás tuyo soy yo -y eso era verdad

- Y por eso eres la mejor -le besé en la mejilla mientras ella acariciaba mi cara

Se instauró un silencio cómodo donde yo seguía abrazando a Anaju y ella acariciaba mis manos que reposaban en su barriga.

- ¿Esta noche vais a hacer algo? -preguntó mi madre

- ¿Hemos quedado con el grupo, no? -me miró ella buscando aprobación

- Sí en principio vamos a ir a cenar al restaurante

- ¿Seguís yendo cada sábado al mismo? -preguntó mi madre curiosa

- Así es -dijo Anaju

- ¿Y mañana como lo tendréis para ir al club de golf? -me iba a negar, sabía que a ella no le gustaba ir por esos lares más que nada porque no se sentía cómoda

- Bien -respondió ella para mi sorpresa- ¿A qué hora tenemos que ir?

- A las 17:00 para tomar algo y así hablamos con la gente y terminamos de hablar sobre los preparativos de la boda -ahí ella se tensó

- Seguro ningún problema -mentira, teníamos un gran problema y es que no nos habíamos acordado de que faltaban un montón de detalles por terminar