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31 de Diciembre, 20:46

- ¿Puedo entrar? -dije desde el otro lado de la puerta

- Sí

Abrí poco a poco la puerta de su habitación y la vi delante del espejo colocándose los pendientes. No pude evitar mirarle de arriba abajo y ver su figura en ese vestido negro que se ajustaba perfectamente a cada parte de su cuerpo.

- Estás preciosa -salió de mi boca

Vi a través del espejo como se sonrojaba acompañada de una sonrisa, miró mi reflejo y vi como miraba cada detalle de mi traje.

Desde que tuvimos ese momento en el baño, todo estaba acompañado de un tonteo extraño, jugábamos con nosotros, nos robábamos algunos besos cuando sabíamos que nadie miraba, y las caricias eran a escondidas.

Parecíamos dos adolescentes con las hormonas alborotadas, llevando un rollo en secreto para que sus amigos no los pillaran.

Me acerqué más a ella, y me puse detrás suyo para coger su cintura con mis manos, ella dejó su cuerpo caer sobre mi pecho y nos quedamos mirando nuestro reflejo.

- No sé como lo haces, pero cada día que pasa me confirmas más que eres la mujer más guapa que he conocido nunca

- ¿Y tu madre?

- Mi madre está de acuerdo conmigo -se rió ante su respuesta

Sus manos se juntaron con las mías, y fui directamente a besar su cuello desnudo, su piel se erizó y una de mis manos empezó a bajar hacia sus piernas.

- Hugo no, que hay que irnos y nos pueden pillar

- Que nos pillen -seguía con mi cabeza escondida en su cuello

- Eres peor que un adolescente -se giró y quedamos frente a frente

Nuestras miradas ahora mismo ardían pero es que me era imposible estar al lado suyo y controlar mis impulsos.

- Que sepas que este año me he puesto unos calzoncillos rojos, no me quiero arriesgar y jugar con la suerte -rió ante mi comentario- espero que tú también lleves la ropa interior roja

- No lo sé, tendrás que descubrirlo tú mismo -se acercó mucho a mis labios sin llegar a rozarlos

- No juegues Ana Julieta

- No juego -sus manos recorrieron mi pecho, y fue a los bonotes de mi camisa para dejar desabrochados 3 botones- así me gusta más

- No me mires así, que no me controlo

- ¿Así cómo?

Me estaba intentado poner a mil, quería llevarme al límite, porque ella sabía que cuando ponía esa voz y esa cara mis pulsaciones aumentaban enseguida.

Con mi cuerpo la fui empujando hasta que llegamos a una pared, ahí llevé mi mano a una de sus orejas y le pase el pelo por detrás muy poco a poco.

- Ana -susurré en su oído- tan solo te recuerdo que la que se pasa todo el día cachonda de los dos eres tú -mis labios tocaron el lóbulo de su oreja- el que tiene las de perder, hazme caso que eres tú

Su respiración era pesada, y sus ojos estaban cerrados esperando que mis labios hicieran algún contacto con su piel.

- No me tientes -dejé un beso húmedo en su cuello y me separé, vi como sus manos apretaban la pared intentando no tocarme, reí al ver como estaba y me fui sabiendo que había empezado la guerra.





Estábamos en la plaza del pueblo, debían de ser las 3 de la madrugada, y nuestro juego me estaba matando. Estábamos sentados hablando con los amigos de Anaju cuando ella aprovechó para llevar su mano a mi muslo, al principio no le di importancia, hasta que vi como poco a poco iba subiendo. Me moví para evitar ese contacto, pero parecía que ella estaba dispuesta a todo para ganarme.

Hacía frío en la calle, pero ahora mismo parecía que era Agosto y el más caluroso de todos.

- Voy a por otra copa -me levanté y ella quitó la mano de mi pierna- ¿Queréis algo?

Ninguno aceptó mi oferta y yo me fui a la barra, pedí un Puerto de Indias e hice los primeros tragos en la barra para tranquilizarme.

Vi una rubia mirarme desde la otra punta de la barra y yo tan solo levanté la cabeza en modo de saludo.

Me giré para mirar hacia la zona donde estaba nuestra mesa y nuestras miradas se conectaron, me mordí el labio, y ella pasó su lengua por sus labios.

Mierda, tremendo error haber entrado en este juego.

- Hola -me dijo una voz femenina

-Hola -vi que era la rubia a la que había visto hacia un momento

- ¿Hugo, no?

- El mismo -no me sorprendió que supiese mi nombre, al fin y al cabo el cotilleo había ido por todo el pueblo- ¿Tú?

- Paula

- Encantado -puse mi mejor sonrisa

Miré hacia Anaju otra vez, y vi como ya no estaba sentada, ahora se encontraba en la pista de baile con Alberto.

En seguida mi mandíbula se tensó, y tan solo quería ir a ahí partirle la cara a ese gilipollas.

- ¿No me vas a sacar a bailar? -dijo cuando vio como mi mirada se encontraba en la pista de baile

- Vamos -no pensé donde me estaba metiendo, tan solo le cogí de la mano y fuimos hacia ahí

Paula parecía dispuesta a que entre nosotros dos no quedase ni un solo espacio, pero por encima de su cabeza fui a mirar a Anaju. Estaba seguro que me había visto, pero de lo que estaba aún más seguro es que le había hecho la misma gracia verme bailar con ella como a mi verla bailar con ese.

Vi como el llevaba su boca a su cuello, el mismo cuello que había besado yo hacia horas, y cogí a Paula y dejé nuestros labios a escasos centímetros. No la iba a besar pero si quería tentar al otro, yo no me iba a quedar atrás.

Entonces pasó, vi como se besaban.

No me faltó ver nada más para separarme e irme de ahí.

Se había pasado, eso ya no estaba dentro del juego, había besado a Alberto porque había querido y yo como un tonto había vuelto a perder.

PENÚLTIMO CAPÍTULO

Siempre ha sido ella // AnahugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora