#16

646 50 2
                                    

Para el tiempo en que regresaron al departamento, Brigitte había decidido que no valía la pena esperar despierta. Tanto Devigi como Honey se quedaron de pie en el marco de la puerta de la habitación, observando a la rubia ocupar todo el espacio en la cama que los tres solían usar, extendiendo su cuerpo en forma de estrella.

— ¿Debo tomar un baño?— preguntó el chico, entrecerrando los ojos.

— ¿Debo hacerlo yo?— se cuestionó Devigi, adoptando la misma postura recelosa hacia la tarea.

— No debes— se apresuró a responder Honey.— Hueles bien, siempre hueles bien.

— Cariño, todos sabemos que eso no es cierto— rió, pasando su mano por los rizos castaños antes de avanzar por el pasillo.— Puedes ir a dormir, yo haré algo por mi higiene.

— Pierdes el tiempo— replicó el híbrido, antes de entrar a la habitación.

Devigi caminó con una sonrisa hasta el cuarto de baño, dispuesta a dejar que su cuerpo se relajara con el agua caliente antes de obligarle a quedarse dormido. Solía tener ese problema. Una vez con la cabeza apoyada en su almohada, su cerebro parecía necesitar una buena razón para dormir. Y claro que esa razón no podía ser solo el simple hecho de tener que trabajar al día siguiente, debía ser más específica, como tener una hora y media antes de que la alarma sonara.

Aunque absolutamente tenía días buenos. Luego de pasar todo el día trabajando en papeleo, sumando el no haber dormido las dos noches anteriores, solía sentirse lo suficiente somnolienta.
Tenía maneras de evitar las noches en vela, pero no se atrevería a tomar somníferos y dejar a Brigitte sola en caso de que hubiese una emergencia. También sabía que su sueño era perfecto los días en que Brigitte pasaba su celo con satisfacción, era aún mejor cada vez que la chica se ponía demasiado juguetona con los besos en su cuello y terminaban bajo las sábanas, pero no es como si pudiera usar a la rubia como somnífero cada noche.

Sintió un rayo cruzar por su cabeza en el momento en que el pensamiento del celo de la chica pasó por su mente, su dolor de cabeza comenzaba a la vez que empezaba a enumerar las cosas que debía hacer antes de que esa fecha. Sus pensamientos se volvieron un martirio una vez que pensó en el celo de Honey y todas las complicaciones que aún desconocía, pero que era segura que existían.

Quiso concentrarse en el agua que caía sobre su cuerpo, haciendo que la espuma blanca se deslizara hacia abajo hasta desaparecer por el desagüe, ayudó con sus manos a acelerar la desaparición del jabón, incapaz de despegar sus mente de los híbridos. Y momentáneamente se sintió mareada, como si el toque de sus propias manos combinado con el pensamiento de los dos que dormitaban en su cama le pusieran ebria.

Respiró hondo, bajando la cabeza a la vez que también bajaba la temperatura del agua, sintiéndose tonta al pensar en la posibilidad de que las dos manos sobre su cuerpo pudiesen pertenecer una a cada híbrido. Esa situación, mas allá de improbable, se sentía incorrecta.

Claro que había mantenido relaciones con Brigitte, dentro y fuera de su celo, pero siempre siendo decisión de la rubia y teniendo precaución de no actuar como esos dueños que usaban a sus híbridos como esclavos sexuales. Esa era su mayor, y posiblemente única, preocupación al momento de estar con la chica. Sin embargo, el acercarse de esa manera a Honey representaba un desafío completamente diferente. Aún ni siquiera estaba segura de si el chico consideraría su ayuda cuando entrara en su celo.

Pensó en el primer día, cuando había decidido que era correcto pasar sus manos por el cuerpo del chico a apenas horas de haberlo conocido, lo había olvidado todo este tiempo, pero tuvo que preguntarse si esa sería su actitud ante todo tipo de cosas de ese estilo. Pero el híbrido parecía estar bien con los besos,  y eso podría significar que su relación había evolucionado hasta lograr que el pequeño confiara y se sintiera conforme con su toque. Aunque también podría significar que el chico imitaba las acciones que veía en Brigitte, después de todo, no sería la primera vez que le sorprendería tratando de imitar el caminar, hablar, o hasta el estilo de la rubia.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora