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A penas puso un pie en el interior de la casa, sus expectativas fueron destruidas. Ciertamente, Devigi esperaba una bienvenida mucho más efusiva y emocional, y sin embargo, su llamado a la puerta fue recibido por Wren.

No se podría decir que el chico no estuviese encantado de tenerla, pero estaba cansado y no pensaba que su amiga necesitara un anfitrión para pasearse por su casa.
Devigi tuvo que cerrar la puerta por su propia cuenta luego de que Wren ingresara, sin despegar la vista de su celular, y la dejase parada en la entrada. Estando en soledad, solo pudo verse más sorprendida de la poca reacción a su llegada.

— ¿Hola?— su voz pareció hacer eco en la casa llena de silencio. Quiso reír en el momento en que empezó a escuchar pasos en su dirección, pero cuando la figura de Tabi fue la que apareció, su sonrisa se borró al dejar paso a un gesto de confusión.

Devi, lamento la descortesía de Wren— bufó, acercándose hasta envolverla en un saludo en forma de abrazo.— Honey está por aquí.

Esas palabras fueron las que le llevaron a prestar atención, para luego permitirle ser conducida hacia el salón de la casa.

Obviamente Devigi no quería llegar a la casa y encontrar a su híbrido en un estado de desesperación y completamente deshecho por su ausencia, era lo único que rogaba que no hubiese pasado, pero en el momento en que su pequeño Honey levantó su cabeza de su cuaderno, cruzó su mirada y volvió a bajarla, sintió como si tal vez hubiese sido necesario rogar por más.

— Honey...— llamó, dejando salir una risa nerviosa mientras se acercaba a sentarse a su lado en el gran sillón.

— Buenos días.

Esas palabras se sintieron como una bofetada en el rostro de la mujer, y a su vez, desataron todo tipo de emociones y pensamientos. ¿Había sido una mala idea dejar a Honey de lado? ¿Lo había dejado el suficiente tiempo como para que se olvidara de ella?

— ¿Ya es tiempo de volver?

Si antes había sentido una bofetada, eso se había sentido como un balazo en el centro de su pecho. No iba a negar que se lo había preguntado un par de veces en esos días, ¿Qué pasaría si Honey prefería la casa de Wren y Tabi? ¿Si ya no quería volver con Brigitte y ella?
Dejó salir un gran suspiro antes de tomar el cuaderno al que el híbrido se aferraba y dejarlo de lado, para luego entrelazar sus manos y darle una pequeña sonrisa.

— ¡Bocadillos!— exclamó Tabi desde detrás del sillón, como si recién se diese cuenta de que eran algo esencial y corriendo a la cocina en su búsqueda.

— ¿Qué hacías?— preguntó la mayor, interesándose en el cuaderno que Honey había preferido tirar al otro lado del sillón que ponerlo en sus manos.

— Libros— respondió con simpleza.— Tengo una lista de libros que quiero leer.

Devigi se preguntó si existía algo mejor que ver la manera en la que Honey inflaba su pecho con orgullo mientras abría su libreta en una de las primeras páginas y le hacía ver una lista.

— Eres asombroso— halagó, sonriendo grandemente mientras sostenía el rostro del híbrido entre sus manos.— Aprendiste mucho, ¿cierto?

Tal vez era un acto reflejo, algo que hacía por pura inercia, pero de todas formas su mano se dirigió firmemente a los rizos castaños, acariciándolos de la manera en la que usualmente lo hacía. Devigi se sintió mejor cuando vio al chico parecer disfrutar su cariño con los ojos cerrados, pero apenas este los volvió a abrir y pudo notar las lágrimas que empezaban a caer, separó su mano de su cabeza como si el contacto le quemara.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora