#21

580 33 1
                                    

Devigi había pasado mucho tiempo pensando en qué hacer para que Honey dejara de bajar sus orejas cada vez que estaba dos pasos más cerca de Brigitte que de él. Le tomó un tiempo decidir si prefería darle todo lo que deseaba o una lección sobre no siempre poder obtener lo que se quiere, pero la siguiente vez que vio al chico fruncir el ceño con levedad, no tuvo más remedio que soltar un suspiro y empezar a idear un plan.

Consentir a Honey era un trabajo bastante fácil. Devi sabía que, aunque estuviese infinitamente mal, lo primero sería sacar a Brigitte del plan, lo que no debería costar tanto mientras la rubia fuese a la guardería. Lo segundo pendiente, lo había descubierto en su última salida.

Aún no había tenido la oportunidad de usar el número que Jamie había guardado en su teléfono, pero mientras ambos híbridos competían por quién se cepillaba mejor los dientes, decidió que era un buen momento.

Aún mientras se iban a dormir, la situación seguía pareciendo una competencia, con Devi como premio. Y eso siguió, aún hasta el día siguiente, mientras Brigitte se despedía de ella y entraba a la guardería.

Honey no evitó pensar en el beso de despedida de Brigitte como una falta en algún tipo de juego, por lo que solo dieron unos cuantos pasos antes de que el híbrido se parara en la punta de sus pies y estampara un beso en la otra mejilla de la mujer.

— ¿Qué tienes planeado hacer hoy?— preguntó la mayor, tomando con confianza la mano del otro.

— No tengo planes, nunca tengo planes— respondió el chico, deteniéndose unos segundos en ese detalle.— ¿Puedo comprar una agenda?

— Necesitas llenar la agenda, no solo tener una— informó, sonriendo con dulzura.— Pero, conseguí algo para poner en tu agenda.

— No tengo una agenda, aún.

— Tenemos planes, Honey— aclaró, tirando de él para avanzar más rápido.— Y, ciertamente, llegamos tarde.

Honey se limitó a seguirle el paso a Devi, esquivando a todas las personas en la calle, mientras pensaba en los planes que ahora tenía. Apenas se dio cuenta de que no tenía idea de lo que eso podría tratarse, volvió a considerar la idea de una agenda, pero por otro lado, si sabía a dónde iba y que hacía, tal vez Devi ya no tomaría su mano ni se aseguraría de de que llegara. La agenda podía esperar.

En lo que podía enfocar su mente por el momento era el lugar en el que estaban, que no recordaba alguna vez haber pisado pero era reconfortantemente bonito, con flores a ambos lados del camino y pequeños banquitos en los caminos designados, para poder observar la naturaleza sin afectarla. Honey ni siquiera se había dado cuenta de cuando había empezado a sonreír, solo sabía que le estaba dando una de sus mejores sonrisa a las flores que pasaba.

— ¿Podemos pasar por aquí cada vez que vayamos a la casa de Wren?— cuestionó el híbrido, asombrado con lo que había a su alrededor.

— Estamos en el otro lado de la ciudad— informó la mujer, antes de detener su paso y darse la vuelta para enfrentar al híbrido.— ¿Sabes qué haremos hoy?

— ¿Vas a llevarme al basurero?— Honey frunció el ceño, repasando en su cabeza la cantidad de veces que Wren había hablado de llevarlo al basurero de la otra parte de la ciudad.

— Si no quieres volver a ver a Wren, puedo hacerlo— suspiró Devi, pasando su mano por los cabellos del chico.— Y, por supuesto que no. Vamos a la casa de Jamie.

— ¿Quién es Jamie?— su ceño parecía fruncirse cada vez más.

— La casa de Lyle— reformó la mujer, esta vez provocando una mayor reacción por parte del híbrido.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora