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Era bastante fuera de rutina que Devigi estuviese en la puerta de "Rabos y Orejas" al medio día, y aún más que Honey la acompañara.

El felino se encogía a su lado cada vez que alguna de las mujeres con uniformes de encargada echaba una mirada hacia afuera, sobraba decir que pasó a estar completamente escondido tras ella en el momento en que Madame Loire se asomó por la puerta.

Devigi intentó reconfortarlo unos segundos, pero apenas la anciana dejó de ocupar el espacio de la salida, las orejas de varios híbridos se dejaron ver mientras salían en lo que parecía una estampida. Tuvo que soltar una risa al ver a Brigitte girar su cabeza hacia todos lados mientras sus orejas se movían frenéticamente.

Notó en la mirada de la rubia el exacto segundo en que se fijó en su presencia, pues sus ojos se encendieron al mismo tiempo que la sonrisa más grande que había visto en mucho tiempo se hacía presente. La mayor se sintió hipnotizada al dejar a Honey atrás y caminaba al encuentro de Brigitte.

Pese a que el felino no se atrevía a alejarse de Devigi más de lo necesario, cuando vio a la rubia saltarle encima y envolverla en un abrazo se sintió tan fuera de lugar que no pudo hacer más que retroceder unos pasos.

— ¡Terminé!— exclamó Brigitte, separándose solo para seguir sonriéndole a la mayor.— El examen tenía todo lo que estudié, y lo terminé en tiempo récord.

Brigitte se alejó unos pasos, girando mientras extendía los brazos a los lados para demostrar toda la emoción que sentía. Dejó de moverse al sentirse mareada, pero volvió a su euforia luego de sacudir su cabeza con suavidad.

— ¡No puedo creerlo!— soltó una risa, contagiando a Devi y logrando que Honey le echara una mirada curiosa.— ¡Oh, caramelo! ¡Estoy tan feliz!— la rubia corrió hasta atrapar al felino entre sus brazos, levantándolo unos centímetros del suelo y girando con el.

— Mi nombre es Honey— murmuró el chico, dejando de todos modos que la más alta demostrara su emoción.

— ¡Muero de sueño!— continuó la canina, volviendo a ignorar al chico y girándose hacia Devigi.

— Te mereces un descanso, ¿cierto?— la mayor volvió a abrazar a la rubia antes de pasar uno de sus brazos por su cintura y alentarla a caminar en dirección a su departamento.

Mientras, Honey volvía a sentirse dejado de lado, incluso con el intento de Devigi de tomarle la mano y llevarle a su lado. Durante todo el camino, se conformó con escuchar a Brigitte hablar y hablar sobre su examen, contando con los dedos las palabras que entendía y memorizando las que no para preguntárselas a Tabi.

El felino seguía sin entender la razón por la que Devigi se sentía tan atraída hacia la rubia, y cada vez que pasaban por situaciones como esas, su rostro ardía mientras mas lo pensaba.
Obviamente, podía admitir que él nunca sería capaz de entablar una conversación como ella, pero sus palabras siempre le parecían innecesariamente vacías. La chica hablaba muy fuerte y movía sus brazos y manos demasiado para enfatizar sus palabras, y Honey lo consideraba simplemente molesto. Pero nada se compararía al desagrado que sentía por ella cada vez que la puerta del departamento se abría.

El sonido del cerrojo parecía presionar un interruptor dentro de ella que le obligaba a sacarse la ropa aún mientras se dirigía hacia su habitación, para solo encerrarse allí hasta que necesitara algo de nuevo. Y a Honey no le molestaba para nada que Brigitte se quedara alejada, pero su sangre hervía cada vez que Devigi la seguía con la mirada hasta que desaparecía, para luego soltar un gran suspiro y girarse hacia él, haciéndole saber que solo existía bajo sus ojos cuando Brigitte no estaba.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora