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El ruido de la cerradura pareció haber alertado al otro habitante de la casa pues, apenas la puerta estuvo abierta, un grito se dejó oír desde una habitación, seguido por continuos pasos que se dirigían a la entrada corriendo.

— ¡Devi!

Los recién llegados tuvieron reacciones muy distintas cuando la rubia criatura se abalanzó sobre la mujer, uniéndose en un abrazo. A Devigi, lo único que le quedaba era rodear a la rubia con sus brazos y corresponder su abrazo; pero por otra parte, la sorpresa pareció activar todos los sentidos de Honey, haciendo que su cabello y orejas se pararan rápidamente y diese un salto para atrás, pegando su cuerpo a la pared del pasillo y alejándose lo más que podía de la puerta de apartamento.

— Britt, Britt— le llamó la mujer, tocando los hombros de la rubia, esperando ser soltada.— Cuidado con Honey.

Solo en ese instante ambos cruzaron miradas.
La híbrido de perro adoptó la misma posición que el nuevo híbrido de Devigi, preparándose para defender a su cuidadora en medio de una escena de celos.

— No.

Devigi podría haber jurado que nunca escuchó la voz de Brigitte tan sombría como en ese momento. Quiso intervenir entre ambos híbridos, pero cuando llamó a sus nombres no recibió ninguna respuesta.
Con los movimientos más suaves que pudo dar, intentando no pinchar la burbuja que mantenía la tensión controlada, se acercó al chico y tomó su mano, poniéndose delante de él y haciendo que entrara al apartamento, mientras que al mismo tiempo ponía una mano en el hombre de la chica y la empuja hacia adentro, sirviendo como barrera entre ambos.

— Devi...— se quejó la rubia, soltándose de su agarre y dirigiéndose por sí misma hacia los sillones de la sala.

Pero Honey no se separó de ella, continuó dejando que tomara su mano con delicadeza al conducirlo también hacia la sala.
El juego de sala de estar estaba compuesto por dos sillones pequeños y uno más largo en frente, la mujer no pudo pensar en una mejor manera de reunir a los híbridos de manera que no estuvieran lo suficientemente cerca, pero sí que ambos pudieran verle y escucharle.

— ¿Por qué?— el ceño de la canina se fruncía cada vez más al repasar su vista por el chico.

— ¿Recuerdas la primera semana que te traje? ¿Lo asustada que estabas?

Devigi sabía que la reacción de Brigitte no había sido así, al contrario, ella estaba más que acostumbrada a la compañía humana, pero no esperaba que ella recordara eso, por lo que solo le vió asentir mientras bajaba la cabeza.

— Así de mal ha de sentirse Honey— ambas miradas se dirigieron al híbrido macho.

— ¿Y por qué él puede ir desnudo? ¡Yo también quiero eso!— las quejas de la chica no estaban dispuestas a parar, así como su molestia por el novato.

— Eso va a cambiar en cuanto pueda acomodarlo en la casa— informó, acercando sus manos al rostro de la rubia para acariciarlo.— Por eso necesito que seas buena, y que mantengas la calma mientras yo le doy la bienvenida a Honey, le enseño su habitación y le hago sentir cómodo— la criatura intentó quitar la vista de su cuidadora, pero ésta insistió en que sus ojos estuvieran clavados en ella, por lo que sus mejillas fueron aplastadas mientras le hablaba.— Cuando termine con Honey, vendré, y tú y yo arreglaremos un par de cosas— aseguró, soltando por fin su rostro.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora