#15

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Después de la cena, Brigitte se dirigió apresuradamente al sillón, demandando una noche de películas mientras se adelantaba y empezaba a buscar una.

— ¡No hacen falta bocadillos!— exclamó la rubia, levantándose del lugar en el que ya se había puesto cómoda y arrastrando a Devigi lejos de la nevera, obligándole a tomar asiento junto a ella.— Hace demasiado que no te tengo para mí sola— recostó la cabeza en el hombro de la mayor, aferrándose a su abrazo como si su vida dependiese de ello.

— Puedes tenerme todo lo que quieras, Britt— rió Devigi, preparándose para ser aplastada por la rubia durante las dos horas que duraba la película. Sin embargo, cuando pareció estar cómoda, su teléfono empezó a sonar en la mesada de la cocina.

 Fijó miradas con Brigitte antes de que ambas suspiraran al unísono, desprendiendo su agarre para dejarle paso libre a la mayor hacia la cocina. Los ojos de Devigi rodaron mientras leía el nombre en la pantalla y llevaba el celular a su oreja.

"¿Qué demonios quieres Wren? Estás interrumpiendo," se quejó al atender, pero aún luego de segundos de haberlo dicho, lo único que sonó en la otra línea fue el silencio. "¿Volviste a marcar con tu trasero, anciano?"

" Devi..." un leve susurro se dejó oír, y a pesar de ser tan débil, logró despertar unas veinte alarmas en el interior de la mujer.

"¡Honey!" exclamó, dando grandes zancadas hacia su habitación en busca de ropa de verdad.

"Wren dice que..." algunos murmullos se oyeron por fuera de la conversación. "Que si piensas abandonarme será mejor que busques un basurero."

"¡No te estoy abandonando, Honey!" se apresuró a responder, luchando con ponerse sus botas con una mano. "En este preciso momento estoy en camino a buscarte."

"Tabi quiere saber si voy a cenar aquí," habló, luego de más murmullos fuera del celular.

"¿Qué? ¡Por supuesto que no!" bufó la mayor, apresurándose a tomar las llaves de la casa y de su auto. "Te llevaré a comer a un lugar bonito."

"Wren quiere hablarte."

"Esto no es una perrera," acusó su amigo, arrebatando el celular de las manos del híbrido.

"Eso no tendría sentido, Honey es un gato" bufó Devigi, antes de cortar la llamada y dirigirse a la puerta de entrada.

— Brigitte, no le abras a nadie— luego de besar a la nombrada, atravesó el edificio y el estacionamiento hasta llegar a su auto.

Mientras conducía, cada vez que iba demasiado rápido sentía que alguna patrulla la detendría y tendría que retrasarse más de lo debido; por otra parte, cada vez que el auto iba demasiado lento, sentía que su corazón se empequeñecía por su propia maldad.

'Increíble, Devigi, esto sí que demuestra tu capacidad como cuidadora,' se reprochó, pensando en todo lo que había planeado hacer por Honey hoy, para que al final del día solo olvidase su existencia.

Quería convencerse a sí misma de que sus acciones no eran del todo malas, al fin y al cabo, nunca había tenido la intención de algo como eso y se prometió nunca dejar que volviese a pasar, pero de todas formas, su rostro ardía de la vergüenza que sentía ante lo que había hecho.
Ya no era solo "El Show de Devigi y Brigitte", tampoco era como si Honey solo fuese un invitado especial en el programa.

En medio de sus pensamientos, había logrado que su usual viaje de diez minutos se convirtiese en uno de seis. Bajó tropezando con sus propios pies en el apuro, y se dirigió hacia la puerta casi corriendo.

🍯HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora