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— ¡Ahhh! —Inesperadamente un grito se hizo presente detrás de nosotros, HanSeul se separó de golpe y yo maldije en voz baja. Al voltear encontré a todos mis amigos y a las amigas de HanSeul en el piso, mirándonos con una sonrisa nerviosa.


— Hola chicos —Jin fue el primero que habló—, ¿bonito clima verdad?

— Ustedes... —Mascullé

— Alto —HanSeul observó a sus amigas ponerse de pie—, ¿lo sabían chicas?

— Pues claro, por eso te trajimos aquí —YulBin sonrió, mientras que la castaña simplemente negó con la cabeza.


— Así que JungKook y tú... —TaeHyung levantó las cejas varias veces, aquello me indica que los metiches presenciaron todo.

— ¡Miren qué hermoso atardecer! —HanSeul cortó al instante la conversación, notándose nerviosa—. Muy agradable para una caminata, ¿quieren ir a caminar? Oh, claro que quieren ir a caminar chicas.

Las tomó por el brazo arrastrándolas hacia la salida de la terraza, por mi parte me senté de nuevo dudando si esto había sido suficiente para que me perdonase.

— Creo que le jodimos un beso —JiMin le susurró al pelirrojo.

— ¿En serio? —Interrogué con ironía.

— Bien, lo sentimos —El rubio se acercó a mí—, es que las chicas se movían mucho y no nos dejaban escuchar.

— ¿Nos estaban espiando?

— Sólo escuchábamos, no los veíamos —Aclaró Hoseok

— Es lo mismo, imbécil —Recalqué lo obvio.

— No, no lo es.

— Dejen de discutir —NamJoon se unió a la conversación —. Es tiempo de dejar esta terraza como nueva, parece que lloverá.

Observé el cielo y, efectivamente, los tonos naranjas iban desapareciendo dando paso a unas nubes grises. Pasaron quince minutos y justo a tiempo terminamos de ordenar el lugar, ya que gotas estaban empezando a caer.


— Hay que lavar estos platos —Al entrar en la cocina me percaté que las chicas estaban en la sala conversando. Mi mirada se conectó con la de HanSeul así que no desaproveché en regalarle una sonrisa.

— Bueno Romeo, deja ya el coqueteo con tu chica y ayúdame con esto —Min me golpeó la nuca, así que obedecí y empecé a lavar los trastes sucios. Mientras me secaba las manos, un gran trueno se escuchó alrededor de la casa provocando que me sobresalte.


— ¿Aún les tienes miedo? —No despegó su vista del último plato que secaba, pero distinguí preocupación en su tono de voz.

— Sí —Fue lo único que respondí. Ahora ya no era solo una llovizna, sino un torrencial y eso me estaba poniendo de los nervios.


— Está lloviendo muy fuerte —Jin declaró lo obvio, en estos momentos estábamos reunidos en la sala para decidir si hoy regresaríamos o no.

— Ya casi son las siete, es peligroso y más con esta tormenta —Dije, y seguidamente observé con preocupación una de las ventanas.

— Lo mejor será pasar la noche aquí —NamJoon se encontraba cerrando todas las puertas con seguro, al igual que las ventanas—. Hay cinco habitaciones incluyendo la de mis padres.

El Príncipe y la Rana » jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora