El Príncipe y la Rana » jjk ✔️

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— JungKook... —JiMin susurró detrás de mí, me levanté secando las últimas lágrimas que caían y sin mirar a nadie me retiré de ahí. En el camino de vuelta a la universidad me mantuve pensativo, ¿por qué no me dijo que se iría a China? Tal vez esa haya sido la razón por la cual me rechazó, no quería mantener una relación a distancia.

Me habría gustado que me lo dijera, hubiese ido a despedirla al aeropuerto y decirle que la distancia es lo que menos me importa, pero al parecer ella no pensaba lo mismo que yo. Le pagué al taxista y con los ánimos por los suelos ingresé de nuevo a la universidad, caminé por los pasillos hasta que EunHa se cruzó en mi camino.

— ¿Por qué tan molesto? —Sonrió, como si nada sucedió.

— No estoy de ánimos ¿sí? —Intenté pasar por su lado, pero ella se interpuso.

— ¿Porque Kwan HanSeul te abandonó?

— No digas cosas que no son ciertas —Advertí

— Como quieras —Se encogió de hombros—, esa no es la razón por la que te busco.

— ¿Qué es lo que quieres? —Cuestioné, cruzándome de brazos.

— Quiero que regreses conmigo —Solté una gran carcajada, obteniendo molestia de su parte—. ¿Qué es tan divertido?

— Lo que has dicho —Ironicé, pasando por su lado.

— Estoy hablando en serio, JungKook —Tomó mi mano y no dudé en deshacer su agarre.

— Ni loco volvería a estar contigo, olvídalo.

— Quise hacerlo por las buenas —Me detuve al escucharla—, pero creo que será por las malas.

— Habla claro —Volteé enfrentándola, se la veía muy tranquila. Al parecer creía que cedería a su petición dejando a un lado todas sus fechorías.

— Si no lo haces —Sacó algo de su bolso—, esta será la nueva portada de todos los periódicos y revistas.

Me entregó un sobre, extrañado lo abrí encontrándome con una foto. Era el padre de HanSeul, besándose con otra mujer.

— ¿Has perdido la cabeza? —Interrogué molesto— No te atreverías a publicar esto.

— ¿Tú crees? —Me retó, mirando sus uñas— Si te niegas, mañana mismo esto estará en boca de todos los medios.

Me quedé en silencio al escucharla, no quería regresar con ella pero tampoco iba a permitir que perjudicara al padre de la chica que amo.

— Entonces —Habló, acercándose a mi rostro—, ¿aceptas lindo?

— No vas a hacer nada con esas fotos si acepto ¿cierto? —Tragué saliva, entre la espada y la pared.

— Absolutamente nada, y la condición es que no podrás decirle esto a nadie —Subió una mano por mi hecho, y esta vez retuve las ganas de alejarla de mí.

— Bien —Espero no tener que arrepentirme luego de esto, aunque seguramente lo haré.

— Sabía que llegaríamos a un acuerdo —Se acercó y susurró en mi oído—. Es una pena que hagas esto por la rana.