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Cuando se despertó, oyó a Harry moverse por el salón. Cogió su bolsa y se metió corriendo en el baño para vestirse. Su elección de indumentaria era limitada. Había salido de Holy Oaks tan deprisa que sólo había tenido tiempo para echar un somero vistazo al ropero. Cuando había hecho el equipaje, suponía que estaría en Kansas City sólo una noche, aunque había metido en la bolsa una falda corta de lino negra y un top blanco por si Tommy hubiera sido ingresado en el hospital. La falda tenía un aspecto como si hubiera dormido con ella puesta, pero tendría que servir.

Acababa de ponerse un zapato y alargaba la mano para coger el otro cuando Harry llamó con los nudillos a la puerta del baño.

—Ha llegado el desayuno —gritó—. En cuanto estés lista tenemos trabajo.

____ salió con un zapato en la mano.

—¿Qué clase de trabajo?

Harry señaló una libreta encima de la mesa.

—Pensé que deberíamos hacer una lista. Me servirá para empezar, pero ya te advierto que volveremos a repasarlo todo varias veces.

—No me importará. ¿Qué es exactamente lo que vamos a repasar?

Harry apartó una silla de la mesa y la esperó para sentarse.

—Un par de cosas. Primero, vamos a hacer una lista de la gente que pudiera tener un motivo de rencor contra ti. Ya sabes... enemigos. Gente que estaría encantada si desparecieras.

—Estoy segura de que hay gente a la que disgusto, pero, con toda sinceridad, no creo que ninguno deseara hacerme daño. ¿Parezco ingenua? —Se agachó para ponerse el zapato. Cuando se incorporó de nuevo, Harry le estaba poniendo un cruasán en el plato.

—Sí, lo pareces —contestó Harry—. ¿Quieres café? —le preguntó, alargando la mano hacia la cafetera.

—No tomo, pero gracias de todos modos.

—Yo tampoco bebo café. ¿Extraño, eh? Debemos de ser los dos únicos habitantes de la Tierra que no mantenemos a Starbucks.

Se sentó a horcajadas en la silla que estaba enfrente de ____ y le quitó el capuchón a su pluma.

—Has dicho que primero íbamos a hacer la lista de enemigos. ¿Y qué más? —preguntó ____.

—Quiero que me hables de los amigos que quizá sean un poco demasiado atentos. Pero lo primero es lo primero. ¿Cuánto hace que vives en Holy Oaks?

—Casi un año.

—Te mudaste para estar cerca de tu hermano, y dentro de poco vas a abrir una tienda, ¿no es así?

—Sí. Compré un viejo edificio abandonado en la plaza del pueblo y ahora lo estoy rehabilitando.

—¿Qué clase de tienda?

—Todo el mundo la conoce como el drugstore de la esquina, porque es lo que era hace años, pero no venderé ninguna medicina, ni siquiera aspirinas' Va a ser un lugar donde puedan quedar los universitarios, aunque también, eso espero, adonde los padres pueden llevar a sus hijos a tomarse un helado. Será una heladería con un precioso mostrador de mármol y una gramola.

—Espíritu de los cincuenta o los sesenta, ¿eh?

—Algo así —confirmó ____—. He diseñado muchos logotipos e ilustraciones para las camisetas y estandartes de las asociaciones y residencias de estudiantes, y confío en hacer más. Encima de la heladería hay un desván con unas ventanas maravillosas y mucha luz. Ahí es donde pienso trabajar. La tienda no es grande, pero hay una galería en el exterior y tengo pensado poner mesas y sillas durante los meses de calor.

Rompere tu ❤ (01)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora