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Por fin, la pesadilla había terminado. Tommy y ____ se quedaron atónitos al enterarse de que se había hallado el teléfono de Tiffany en el coche de Brenner. Sin embargo, ambos hermanos quedaron encantados de que el asesino ya estuviera entre rejas. Cuando Noah sugirió que lo celebraran, Tommy rechazó la idea y le recordó que habían sido asesinadas dos mujeres, y que lo que iba a hacer era ir a la iglesia a rezar por las almas de Tiffany Tyler y la joven llamada Millicent.

—Lo que hizo francamente bien fue distorsionar la voz cuando me hablaba en susurros en el confesionario —dijo Tommy—. Me engañó por completo —añadió, sacudiendo la cabeza.

—Nos engañó a todos —dijo ____. La sensación de debilidad acompañó al alivio. Decidió acompañar a su hermano a la iglesia a rezar.
Se levantó y miró directamente a Harry.

—Así que tú y Noah os marcharéis enseguida, ¿no?

—Sí —contestó Harry sin la menor vacilación.

—No hay motivo para quedarse aquí, ¿verdad? —Al preguntarlo, Noah miró a Harry.

—No —contestó él con sequedad—. Ningún motivo.

____ se alejó para que no viera cómo la herían sus palabras. Era consciente de que estaba reaccionando de forma exagerada; sabía desde el principio que Harry se marcharía en cuanto acabara su trabajo. Su vida estaba en Boston. Lo había dejado todo para acudir en ayuda de su amigo, pero, como era natural, ahora tenía que volver a casa.

—Sitios a los que ir, gente a la que ver... —dijo ____.

—Exacto —asintió Harry.

Tommy estaba sujetando la puerta para que pasara su hermana.

—Vamos, ____, deja de remolonear.

____ dejó la servilleta en la mesa y se apresuró a seguir a su hermano. Harry y Noah fueron detrás. Cuando llegaron al fondo de la iglesia, Harry hizo a un lado a Noah mientras ____ y Tommy avanzaban hasta uno de los bancos y se arrodillaban juntos.

Una docena de trabajadores, que se movían apresuradamente por el templo, intentaban tener lista la iglesia a tiempo para la boda. Cinco estaban desmontando el andamio en la nave central, mientras otros dos doblaban las lonas y sacaban las latas de pintura. Sujetando unos jarrones con lilas, los empleados de la floristería local esperaban con impaciencia en la puerta delantera a que Willie y Mark terminaran de pasarle la fregona a los escalones y al suelo de mármol de delante del altar.

Harry y Noah se trasladaron debajo de la galería del coro para quitarse de en medio cuando las puertas dobles se abrieron tras ellos y dos hombres fornidos entraron empujando un pequeño piano de cola instalado sobre una plataforma rodante.

—¿Dónde quieren esto, padre? —le preguntó uno de los hombres a Noah.

—No lo sé —contestó el interpelado.

—Oiga, padre, esto pesa. ¿No podría averiguarlo por nosotros?

Justin se acercó corriendo por el pasillo hacia ellos. Llevaba una cámara de vídeo y un alargador rojo enrollado en el hombro. Se detuvo para saludar.

—¿Sabe dónde se supone que va el piano? —le preguntó Noah.

—Por supuesto —contestó—. Van a colocar al coro en la parte sur de la iglesia, en aquel pequeño hueco.

Retrocedió para dejar que los hombres empujaran el piano hacia la nave lateral.

—¿Cómo es que no utilizan el órgano? —preguntó Noah.

Justin se volvió para contestar.

—Primero tienen que hacer limpiar los cañones. El abad dice que si no se limpian antes de volver a utilizarlo, el polvo expulsado desvirtuará las notas.

—¿Qué hace con esa cámara de vídeo? —preguntó Harry.

—Me han pillado para que grabe la ceremonia desde la galería —explicó—. Me lo pidió el padre de Michelle. Ya tiene un tipo profesional para que filme abajo, pero quiere cubrir todos los ángulos, supongo. No me importa hacerlo —añadió con una gran sonrisa—. Me va a pagar cien dólares y necesito el dinero. Además de eso, nos ha invitado a Mark, a Willie y a mí a la recepción, así que comeremos y beberemos gratis. ¿Van a venir a la boda?

—No me la perdería por nada del mundo —contestó.

—Entonces, hasta luego —dijo, apresurándose de nuevo—. Espero que la iglesia esté lista; la de cosas que nos quedan por hacer antes de las siete.

Se volvieron a apartar para que Justin pudiera abrir la cancela de hierro forjado y subir a la galería.

—Muy bien, ¿qué es lo que me ibas a contar? —le preguntó Noah mientras seguía a Harry hasta el último banco.

—Esto no me gusta.

—¿Brenner?

Harry asintió con la cabeza.

—Tal vez me convenza cuando oiga los informes. Tienen la huella de un pulgar, parcial, en cualquier caso, y están haciendo una comparación de voces con la cinta del confesionario. Cuando los resultados confirmen que Brenner es el sudes, entonces me tranquilizaré. Hasta entonces...

—Quieres que me quede.

—Sí. Sé que Pete te va a reclamar para otra misión...

—Intentaré esquivarlo. Además, conoceremos las conclusiones de los técnicos esta noche. A más tardar, mañana.

—Te lo agradezco de veras, Noah.

—Si a ti no te huele bien, ten por seguro que me quedo. ¿Tengo que seguir llevando este traje?

Harry sonrió.

—Tal vez debieras seguir llevándolo hasta que te vayas de Holy Oaks; hay demasiada gente que te conoce como sacerdote. Dejémoslo así.

Miró a Noah de arriba abajo y preguntó:

—¿Dónde escondes el arma? ¿Una correa en el tobillo? —aventuró mientras le miraba los pies. Las punteras de las zapatillas de deporte blancas sobresalían bajo el dobladillo de la larga sotana.

—Demasiado difícil de sacar —contestó Noah. Se arremangó totalmente la manga izquierda: llevaba sujeta la pistolera debajo del codo—. Doy gracias a Dios por el velcro.

—Buena idea —dijo Harry.

—Dime una cosa. ¿No crees que deberías decirle a Tom y a ____ que sigues teniendo reservas?

—¿Y qué les cuento? La prueba es bastante concluyente, y sólo Dios sabe qué más tiene Wesson sobre Brenner. Además, ____ y Tommy han estado sometidos a una enorme tensión, y ____ está deseando que se celebre la boda de su amiga. Quiero que pueda disfrutar esta noche. No le quites ojo a Tommy y yo la vigilaré a ella.

—No, así no voy a trabajar. Tú haz lo que quieras con ____, pero yo le voy a decir a Tom que siga alerta. No quiero que se relaje hasta que estés convencido.

Harry asintió.

—Sí, de acuerdo.

—¿Le dijiste a Pete lo que piensas al respecto?

—Sí.

—¿Y?

Harry hundió las manos en los bolsillos.

—No estoy siendo objetivo, porque estoy demasiado implicado emocionalmente.

—Podría ser verdad.

—Cuando lleguen los informes, dejaré de preocuparme.

—¿Y luego qué?

—A casa —dijo—. Otro día, otro caso.

—Así que te vas a alejar de ella sin más, ¿verdad? —Noah parecía no creérselo—. Es lo mejor que te ha ocurrido en la vida, pero eres demasiado gallina para correr el riesgo. Estás chalado, ¿lo sabías?

En respuesta, Harry se dio la vuelta y se alejó de su amigo.

Rompere tu ❤ (01)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora