¿Recuerdan que les conté que parecía que mi madre estaba enfadada conmigo?
Después del almuerzo recibí un ultimátum por su parte: o bien ordenaba toda mi pieza o no me dejaría salir hasta que lo hiciera. O sea que mi desorden era la causa de su actitud mezquina hacia mi.
De verdad me la pensé un buen rato, tenía demasiada flojera hasta para mover los dedos, pero concluí que el hecho de que me castigaran el primer día de vacaciones no era muy favorecedor, así que accedí a regañadientes.
Ya llevaba más de la mitad lista: había pasado la aspiradora, limpiado los muebles y había tendido mi cama. Tan solo faltaba ordenar libros y videojuegos en el mueble y acomodar toda mi ropa.
Empecé por los videojuegos, acomodándolos cada que veía un espacio. Lo mismo con los libros. Me senté en el piso y encendí la televisión. Pasaban una película de superhéroes que ya había visto mil veces, pero mientras hiciera ruido para que se me pasara más rápido estaba bien.
Fue entonces que sentí que tocaron el timbre. Acto seguido llegó un alegre Haechan a mi habitación, con un una especie de torta de yogurt en sus manos.
—Hey.
—Hey—respondí aceptando el trozo.
—Menos mal pensé en tu madre, no me habría dejado pasar si no le daba algo—soltó lanzándose a mi cama y yo asentí dándole la razón.
—Es quizás más golosa que yo.
—¿Quizá? Casi me arranca el brazo al ver que venía con un dulce.
Carcajeé apagando la televisión. Tenía algo de razón, era cierto.
—Pasé por casa de mis nuevos vecinos antes de venir... También pasé a dejarle a Heejin un trozo.
—¿Vecinos?
—Sí, al parecer la novia de Mark, Jiwoo, su hermano Taeil y su madre se mudaron frente a mi. Anoche he tenido una especie de encuentro con su hermano...—dudó un poco—En lo que mi madre se demoraba en abrirme la puerta lo espié desde la calle a su ventana.
Me di vuelta el cajón de mi ropa interior en lo que escuchara su historia: a diferencia de la televisión, aquí no sabía como terminaba y hacían casi la misma función.
Reí sin evitarlo. ¿Acababa de comparar a mi mejor amigo con un aparato electrónico? Porque de ser así...
¡Que halago!
—Pensé que sucedería algo esta tarde con él. Traté de hacerle entender que quería acción entre nosotros, ¡es más! Incluso me aseguré de moverle el trasero a sus narices.
—¿Y luego?—pregunté.
—¿Y luego qué?
—¿Luego qué pasó?—repetí, inmerso en la historia. ¿Por qué no me pasaban cosas así? No que me removieran el culo en la cara, pero sí que me sucedieran cosas que luego pudiera contar como anécdota.
—Pues nada. Si hubiera pasado algo interesante seguramente no estaría en tu casa ahora mismo, pero como puedes observar... las cosas no salen siempre como las planeas.
Luego de charlar un rato intentándole encontrar solución a su problema, soltó una idea de plan que tenía durante las vacaciones, el cual era salir con alguien. Nada del otro mundo hasta que llegó el tema de su ex. Intente hacerle ver que no había motivo alguno por el cual ella cayó por él desde un principio, sin embargo estaba reacio, puesto que no aceptaba que el físico no era parte de sus virtudes.
—No tengo que ser gay para encontrar a un hombre atractivo. Acabas de retroceder más de treinta años en la comunidad lgbt con esa frase, ¿sabes...? Además, ¿qué sabes tú?
—¿Acaso te gustan los hombres?—preguntó desde el colchón alzando su ceja inquisitivamente. Seguramente quería indagar en mis pensamientos, pero no lo iba a conseguir.
Estuvo unos segundos en silencio y de golpe se arrodilló sobre mi cama, señalándome con un dedo.
—¡Ya se a quien te refieres!
¿Qué?
—¿De que estas hablando, ridículo?—solté torpemente. ¿Por qué me ponía nervioso? Simplemente él no sabía de lo que estaba hablando.
A mi nunca me había gustado nadie, mucho menos me había enamorado de alguien.
Ahora, ¿qué ese "alguien" fuera hombre? No voy a mentir, era posible, pero sería solo una posibilidad en un millón.
Una persona en un millón.
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