xxviii.

992 113 21
                                    

Desperté a eso de las once de la noche, después de haber desvirgado a Jisung... o bueno, ser virgen es simplemente una construcción social, o sea que no se perdía teóricamente, algo rozando la supuesta moralidad, pero ustedes entienden.

Para mi sorpresa, no estaba a mi lado, lo supe después de tantear el colchón en busca de su figura.

Me senté, sintiendo mi cuerpo más pesado de lo común. Me coloqué mis clásicos shorts deportivos, con algo de trabajo, decidido a buscar a Jisung por toda la casa, donde fuera que se encontrara.

Bajé las escaleras, tallándome los ojos y encontrando a mi mamá en la cocina, ordenando quien sabe qué.

—Lamento despertarte, mi amor. Acabo de llegar.

—No te preocupes, no me despertaste. ¿Viste a Jisung? Se iba a quedar conmigo.

—¿Jisung? No está acá, mi cielo, tampoco en el baño. Seguramente se ha de haber ido a su casa.

Eso no tenía sentido alguno. ¿Por qué habría de irse repentinamente, si no fuera a buscar algo?

—Porqué mejor no te vas a acostar, ya mañana que estés descansando lo vas a buscar. Me enteré que has estado durmiendo poco estos días.

—Sí, bueno...—me rasqué el casco, con duda. Debía de buscar a Jisung, no era común en él esa repentina desaparición.

—Ve—me ordenó y finalmente no tuve alternativa.

Me volví a acostar y le envié un mensaje, preguntándole el porqué de su repentina desaparición. No tenía sueño, o bueno, si que lo tenía pero sentir la incertidumbre carcomiéndome la cabeza no me ayudaba, así que estuve en vela hasta las cinco de la madrugada, esperando una respuesta que jamás llegó.

Al día siguiente, a eso del medio día, decidí ir a su casa directamente. Las horas habían pasado y no me respondía por más que le marcara, así que me empecé a preocupar.

Toqué el timbre y esperé a que me atendieran. Esperé algo así como tres minutos, y cuando estuve a punto de irme, la mamá de Jisung salió a abrirme.

—Nana, perdóname, estábamos atendiendo unas cosas—abrió la puerta, dejándome pasar.

—No se preocupe—le sonreí sin ganas, intentando ocultar la tensión en mi nuca.

Algo definitivamente no estaba bien, lo supe en cuando puse un solo pie dentro de la casa. Hyunmin y Shiah me miraban conmocionados, casi con tristeza.

—¿Está Jisung? Le he estado marcando, pero no me responde...—comencé con timidez, mi lado introvertido estaba saliendo a la luz.

—Sunggie...—comenzó Shiah, sin saber cómo seguir.

—Ayer llegó sintiéndose mal. No sabemos muy bien que le ocurre, pero debe de estar enfermo. No ha salido de su habitación, hemos tenido que prácticamente forzarlo a comer—continuó Hyunmin.

Estaba totalmente extrañado. Era una situación inesperada. No podía enfermarse de un momento a otro, así que había dos opciones: o estaba enfermo desde antes, pero no le pegó hasta ayer en la noche y por eso decidió retirarse. O bien tenía que ver con el hecho de que tuvimos sexo, y, lamentablemente, está última opción parecía ser la acertada.

Ahora la pregunta en ese entonces sería: ¿qué había ocurrido con Jisung? ¿No le había gustado? ¿Se dio cuenta que le gustan las mujeres? ¿Se arrepintió? Suponía de por sí que tenía que ver con que era su primera vez, y más que teniéndolas conmigo, su primera vez en general. Que debía de tratarse algo tan grande e importante, que no logró asimilarlo hasta que el daño ya estaba hecho.

Debía decirle que todo estaba bien. Que no lo haría de nuevo, que no lo forzaría nunca más. Que si quería mantener la distancia conmigo estaba más que bien, yo lo entendería, le daría su espacio. Pero ahora sentía que me estaba apartando, tal y como ya lo había hecho cuando nos besamos por primera vez.

De ser el caso, era fácil de solucionar. Hablaría con él. Lo tranquilizaría y le explicaría. Eventualmente me perdonaría y seguiríamos con nuestras vidas, ya que así se solucionó lo del beso.

Sí, no era tan complicado... ¿cierto? Obviando el hecho que esta vez se sentía mil veces diferente, en comparación, a un beso.

—¿Puedo verlo? Solo serán unos segundos, no me demoraré mucho.

—Me temo que no, Nana—Hyunmin colocó su mano en mi hombro.

¿Qué había dicho?

—¿Disculpe?—pregunté. Definitivamente no me lo esperaba.

—Que no puedes ver a Jisung, Jaemin. Sunggie ha sido explícito con nosotros, al decirnos que se siente mal. Lo mínimo que podemos hacer, por él, ahora, es dejarlo tranquilo—respondió esta vez Shiah, apretando sus manos entre sí.

Ambos debieron ver mi mueca, en una mezcla de disgusto, confusión y negación. No podía evitarlo, estaba predispuesto a hablar con Jisung desde un comienzo, pero ahora sus mismos padres me lo hacían difícil. Definitivamente no lo entendía.

—Te acompañó a la puerta—comentó Hyunmin luego de unos minutos.

Mis manos permanecieron en mi cintura, atónito y enojado. Más que enojado con ellos, con la situación. Estaba literalmente a sólo pasos de Jisung. Tenía que decirle que lo sentía de una manera u otra, pero tener de obstáculo a sus padres me lo estaba dificultado, haciéndome sentir ridículo e impotente.

Ambos me contemplaron en silencio, esperando que me moviera. Negué con una sonrisa irónica, antes de rodar los ojos y resignarme: pelearme con ellos para hablar con Jisung no solucionaría nada, al contrario, sería contraproducente.

No dije nada y simplemente me retiré rápidamente de la casa, sin enterarme que un afligido Jisung me observaba desde la ventana.


no les voy a mentir lol no sé porqué se me ocurrió actualizar, pero ya que estamos aprovecho de decirles que se pasen por mi fanfic de jeno que es una especie de spin off de esta fanfic y de la taehyuck so les conviene *guiño guiño*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

no les voy a mentir lol no sé porqué se me ocurrió actualizar, pero ya que estamos aprovecho de decirles que se pasen por mi fanfic de jeno que es una especie de spin off de esta fanfic y de la taehyuck so les conviene *guiño guiño*

gracias por leer y qUEDA POCO PARA EL FINAL 😨😨😨

Hush➳JaeSung; NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora