Llegué a la casa de Chenle con Jisung, de la mano. A nadie le pareció extraño, ni a los padres de Chenle, a quienes saludamos en su idioma una vez nos los topamos.
Llegamos al patio, encontrándonos con el resto.
—¡Hola, chicos!—Heejin llegó a nuestra altura risueña, saludando a Jisung con un beso en el cachete y a mi de un golpe.— Ya se habían tardado.
—Nos despertamos tarde—respondí, soltando a Jisung, acomodándome los lentes de sol sobre la cabeza una vez Chenle llegó, llevándose a Jisung consigo.
Me volteé hacia mi pollito, guiñándole un ojo y volviendo a mi amiga, quien se mostraba escéptica. Volví a bajar mis lentes una vez Haechan llegó a escena.
—Vas a tener que contarme todo.
Sonreí sin poder evitarlo, y solo eso bastó para que todos en la piscina gritaran un "uy" molestándome.
Alcé mis hombros, restándole importancia.
—Lo haré, pero creo que no es el momento. Por cierto, ustedes dos también tienen cosas que contarme, ¿no? Si mal no recuerdo, Haechan, ayer te escapaste de tu casa y no supe más. Y tu, tierna Heejin, me enteré que estuviste con Jeno ayer. ¿Acaso ahora juegas a dos bandos?
Solo eso bastó para que ambos me empujaran a la piscina, donde ya estaban nadando Renjun, Jeno y Jisun. Chenle y mi pollito cotilleaban en el pasto y Chaewon tomaba sol al borde de la piscina.
—Hablaste mucho, Nana—Chaewon río al ver mis gafas flotar en el agua.
Salí del agua, dejando mis cosas ya mojadas sobre la superficie. Afortunadamente había dejado el móvil en la mochila de Jisung, por lo cual solo mojé mi camisa y mis sandalias. Dejé ambas en el pasto y me acerqué nuevamente al resto.
Heejin se había sentado al lado de Chaewon, y Haechan me esperaba para tirarse al agua.
Me desenredé el cabello con los dedos, peinándome hacia atrás, y fue cuando sentí la mirada de todos sobre mi.
—Jaemin...—Jisun suspiró, confundida.
—Nana, ¿que significa eso?—Heejin me señaló el abdomen y miré con curiosidad.
Se me había olvidado totalmente que eso estaba allí.
Bueno, no valía la pena ocultarlo, así que simplemente apoyé mis manos en mi cadera, sacando el pecho. Al menos había que presumirlo, ¿no?
—¿Y tú qué crees, Jinnie?—le guiñé el ojo.
—Así que estás en algo—Renjun movió las cejas hacia mi, intentando molestarme.
—¿Es alguien que conocemos? No soportaría saber que alguien cercano sea así de posesivo—bromeó Jeno, tratando de sacarme el nombre de quien me lo había hecho.
—Buen intentó, gente, no voy a exponer a nadie. Un caballero no tiene memoria—solo eso bastó que dijera para que Haechan me empujara de vuelta al agua.
Estuve un rato nadando con los demás, sumergiéndome completamente bajo el agua. Hicimos carreras unos momentos, o bueno, un intento, ya que Jeno ganaba sin siquiera poner empeño.
Solo hicieron basta unos minutos para que la madre de Chenle llegara al patio con sandía, paletas y bebidas.
Tanto Jisung como Chenle, y como las chicas, se acercaron a tomar su trozo de sandía. Yo me quedé flotando un rato, compartiendo piscina solo con Haechan, quien al otro extremo se sentaba y dejaba los pies colgando.
Chaewon volvió a su lugar, sumergiendo las piernas en el agua, acompañada de un triángulo de sandía.
Me metí bajo el agua y nadé hasta ella, saliendo una vez estuve a la altura de sus pies. Crucé mis brazos sobre su regazo, obteniendo su risa característica.
—Y yo que estaba intentando no mojarme el vestido—negó con la cabeza.
Dejé caer mi barbilla sobre mis brazos, ladeando mi mirada y formando un puchero, en un intento de aegyo.
—Supongo que no siempre se consigue lo que uno quiere, ¿no?
—Y eso tú debes saberlo bien, Nana.
—¡Ya, Go Chaewon! Ese fue un golpe bajo—me hice el ofendido, extendiendo mis brazos en el borde e impulsándome hacia arriba, quedando con nuestros rostros frente a frente.
—No se puede evitar—me guiñó el ojo, haciendo ademán de morder su trozo.
Mi mirada se oscureció, obviamente a modo de broma, y le robé un gran mordisco una vez tuve la oportunidad, adentrándome en el agua después.
—¡Na Jaemin! ¡Esa era mía!—la sentí chillar, pero yo ya estaba al otro extremo, riendo por su divertida expresión.
Ya entendía porque Haechan siempre babeaba por ella, aún así habían terminado. Era todo un dulce, aunque para mi mala suerte mi corazón ahora latía por uno solo.
Más específicamente por Jisung, quien no supe que nos observaba recelosamente desde la lejanía.
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