Hush➳JaeSung; NCT

xii.

—Ay, amigo, estoy colado hasta las patas.

—Vele el lado positivo—me reconfortó, palmeándome la espalda.

—¿Y qué lado es ese?—alcé la mirada hacia él.

Se arrodilló a mi lado, quedando a mi altura.

—Lo averiguaremos en el siguiente capítulo. Gracias por sintonizar "La desastrosa vida amorosa de Na Jaemin". Nos veremos el siguiente viernes para ver el desenlace.

Rodeé los ojos y volví a dejarme caer sobre el colchón.

—Soy todo un chiste. ¡No tengo ni idea de que hacer ahora! Pienso que ese maldito primer beso fue el detonante que hizo que mi interior colisionara. Si nunca hubiera besado a Jisung nunca habría llegado a esta instancia. Todo es culpa de Renjun, sabía que Jisung se vendería.

Haechan se sentó a mi lado, palpando mis muslos en un intento por tranquilizarme.

—Ya, no digas eso. Si nunca te hubieras besado con Jisung nunca te hubieras enterado de tus verdaderos sentimientos hacia él.

—¿Nunca has escuchado decir que el ignorante es siempre más feliz? Creo que hubiera experimentado una vida plena y sencilla sin saber lo que sentía por Jisung. ¿Ahora? El tema es otro.

—No seas idiota, Na Jaemin. Hubiera sido mil veces peor si nunca te hubieras enterado. Piénsalo de esta forma: habrías seguido con una farsa por quizás todos los años que dure su amistad. Hubieras mantenido una molestia constante siempre contigo. Al menos ahora sabes a qué se debe tu incomodidad.

—Ajá, al menos. Gracias, Satán.

—No hay de qué—me guiñó el ojo antes de acostarse a mi lado.

—¡Haechannie!—su madre llegó en un dos por tres a su habitación, vistiendo una especie de vestido primaveral.

—Hola, señora Lee—le sonreí.

—Que lindo vestido, mamá.

—¡Ah, Jaemin! No te escuché llegar. Gracias, hijo.

—¿Qué sucede, jefa?—preguntó Haechan a mi lado, pasando su brazo por debajo de mi cabeza.

Me acosté sobre su pecho, abrazándolo a mi y besándole la mejilla.

—¿Sabes si irá el papá de este amigo suyo flacucho...? ¿Cómo era su nombre...?

—¿Renjun?—pregunté.

—¡Ese mismo!—exclamó emocionada.

Solo ese comentario bastó para que ambos nos partiéramos de la risa. Era una escena bastante bizarra.

—No sabía que estabas interesada en Huang Cheung, mamá.

—Por ahora no... pero nunca se sabe—respondió animada, antes de abandonar.

Haechan y yo seguimos riendo por unos minutos más, en donde sentí mi estómago apretar al punto del dolor. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas y supe que estaba la borde de la muerte.

—Ah, que gracioso...—trató de recomponerse mi amigo.

—Que mala suerte tengo, Haechan. No te lo quería decir, pero tenía pensado que, una vez superara a Jisung, conquistaría a tu mamá.