El resto de la tarde no la pasé para nada bien, y eso mi madre lo notó.
Me excusé con que tuve una especie de pelea con Jisung, aunque no fuera como tal. Me preguntó si quería ir a hablarle y le dije que no, que no había necesidad.
Por supuesto me vio la cara y decidió bajarme todo el castigo. Se sintió mal por mi, a pesar de ni siquiera saber que me pasaba (aunque siendo sinceros, yo tampoco lo sabía).
También supuse que le dejó mal sabor en la boca dejarme solo, puesto que tenía planeada una noche de chicas, en compañía de la mamá de Haechan y otras más, por lo cual no volvería en toda la noche. Así que me dejó invitar a quien quisiera, poniéndome como excusa que si invitaba a Jisun o Chaewon debía comprar condones.
Ay, jefa, si supiera que de lo que menos tengo ganas ahora es metérsela a una chica, se caería de culo.
También me devolvió el celular, así que una vez abandonó llamé a Haechan, enterándome que también estaba castigado en su casa, solo. Pensaba contarle como me sentía respecto a lo que había pasado, pero era demasiado difícil de explicar, sobretodo para alguien como yo, que nunca se da cuenta de nada.
Simplemente lo dejé libre, una vez me dijo que pensaba escaparse donde el vecino. Me comprometí con ser su coartada, así que se despidió con la promesa de que me contaría todo, y yo a él, cuando nos viéramos cara a cara.
No tenía mucho más que hacer, así que simplemente apagué toda la planta baja, subiendo al segundo piso con la intención de bañarme.
Faltaban unos veinte minutos para las nueve, sin embargo no estaba para nada oscuro, aún sin ninguna luz en la casa. El cielo se teñía de unos tonos anaranjados, variando con el rosado. Era un atardecer demasiado bonito para pasarlo solo, sobretodo ahora que tenía claros mis sentimientos, y peor aún, los de Jisung.
Decidí bañarme. Si algo había aprendido en mis diecisiete años de vida era que las duchas lo resuelven todo, desde la depresión hasta las resacas.
Dejé el móvil en mi cuarto y me encaminé con una toalla al baño, y unos shorts que me pondría posterior.
No supe cuánto rato estuve debajo del agua, solo sabía que debía de ser bastante, ya que el cielo se había oscurecido un poco más, aún no del todo, pero faltarían no más de quince minutos para que la noche se abriera.
Vagamente me sequé, colocándome tan solo los shorts deportivos. Con otra toalla me agité el pelo, dejándola caer sobre mis hombros una vez me cansé.
Entre a mi cuarto, sentándome sobre el colchón y pensando seriamente sobre mis sentimientos.
Esta cosa ya estaba podrida para mi. Lo peor es que no solo la ducha no me aclaró las ideas, sino que empeoró la situación. Ahora ya no solo era un gustar, era algo más. Jisung me encantaba totalmente, más de lo considerado sano.
Algo me sobresaltó, y fue que escuché como tocaban a mi puerta. Me di vuelta, esperando ver a mi madre con la excusa de haber olvidado algo, pero me sorprendí al ver a Jisung aferrado al marco.
—Jisung... ¿qué haces acá? ¿Cómo entraste?—me levanté por inercia, frunciendo el ceño y lanzando la toalla sobre el colchón.
—La llave de emergencia, en el florero...—respondió suave.
—Ah...—asentí.
No sabía que hacía acá.
La situación era tensa, Jisung no hablaba por más que parecía querer hacerlo, jugaba con sus pies evitando mi mirada, y se aferraba a la puerta con incertidumbre.
—Pensé en lo que dijiste, hyung...
Ya sabía a que se refería. Hablaba de lo de la tarde, de cuando le propuse, más o menos, llevarlo un poco más adelante.
—Jisung, está bien que te hayas ido así. Me sobrepasé, mi invitación fue extraña, lo admito. No tienes porqué darme explicaciones—intenté tranquilizarlo.
Tragó en seco.
—No, hyung, ese no es el problema...
Sentí como suspiraba, le costaba hablar.
—¿Y entonces?—lo alenté a seguir.
Dudó unos instantes más antes de volver hacia mi, esta vez con algo más de certeza en su mirada.
—El problema es que desde que lo propusiste no he podido dejar de pensar en eso...
Alcé mi ceja, intentando descifrar lo que quería decir. Me acerqué un poco a él.
—El problema, hyung...—continuó— es que sí quiero.
Abrí mi boca, con sorpresa.
—Jisunggie...
—Lo quiero, hyung. Lo quiero ahora.
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