xxv.

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—¿Todo bien? ¿Por qué no quisiste quedarte donde Chenle?—pregunté, balanceando nuestras manos entrelazadas, en cada zancada que dábamos.

Apretó los labios en un puchero.

—No lo sé, simplemente no quise—respondió luego de unos instantes, tomando un trago de su bebida energética.

—Mm... ¿es qué acaso querías pasar más tiempo conmigo?

Rió negando, antes de contestar.

—¿Será eso? Supongo que no se puede evitar—alzó los hombros, resignándose.

Lo atraje a mi de un tirón, sosteniéndolo frente a mi por sus caderas.

—¿Qué puedo decir? Causo ese efecto en las personas—le guiñé el ojo, enterrando mi cabeza en el hueco de su cuello, aspirando su aroma mezclado con un toque de cloro, seguramente del agua de la piscina.

Me desenredó el cabello con sus dedos, riendo, provocando una vibración en mi cuerpo.

—Debes de ser muy cotizado, en ese caso—sus manos se aferraron a mi nuca.

—De todas maneras, mis ojos solo están en uno—besé sus labios, dejándome llevar por el momento.

Sonrió en el medio del beso, correspondiéndome posterior.

Atraje su labio inferior con mis dientes, esperando adueñarme de todo lo que pudiera.

—Sí sabes que estamos a la mitad de la calle, ¿no?—se separó de un empujón, manteniendo la sonrisa en sus ojos.

—Y ese es un problema porqué...

—Nos pueden atropellar, por ejemplo.

—Esta es la calle más aburrida de todo Seúl, y la única vez qué pasó algo interesante fue cuando Chenle se cayó del árbol. Dudo mucho que algo nos ocurra.

—Nunca se sabe—alzó los hombros, balanceando nuestras manos entrelazadas.

Me detuve, forzándolo también a él en el acto. Se giró confundido hacia mi, elevando una ceja.

Solté nuestras manos, mirando a ambos lados antes de empujarlo dentro de un pasaje, alumbrado solo con el cielo color durazno.

Lo abordé contra una pared, posando ambos brazos a sus costados, digno de una comedia romántica.

—En ese caso tendremos que ser precavidos. No vaya a ocurrir un accidente.

Rodó los ojos, divertido, antes de volver a atraerme a sus labios, donde los devoré gustosamente.

Una de mis manos bajó a su cintura, rodeándola y apegándolo a mi cuerpo. Enredó sus dedos en mi aún húmedo cabello, producto del chapuzón de la tarde.

Mi otra mano llegó a la altura de su cuello, donde acaricié con mi pulgar su barbilla.

Se separó, riendo.

—Me da cosquillas, hyung—intentó apartarme, en vano.

Suspiré, dejando caer mis brazos y escondiendo mi cabeza en su pecho.

—Me tienes loco, Jisung.

Acarició mi casco, enternecido de alguna manera.

Definitivamente estaba jodido. Ya mi enamoramiento era casi una enfermedad que estaba muy avanzada, y para mi mala suerte, no tenía cura.

Alzó mi rostro con sus manos en mis cachetes, depositándome un beso en la punta de la nariz.

Este niño me había matado.

—¿Sabes qué hora es, bebé?—pregunté luego de unos instantes, reposando sobre su cuerpo y con una idea creciente entre las cejas.

—Deben ser las seis y algo, ¿por?—volteó curioso.

—¿Qué te parece si te invito al cine? Podríamos tomar unos helados cuando salgamos. ¿Qué dices?

—¿Y esas repentinas ganas de salir?

—¿No puedo salir en una cita contigo? Además, no hay mucho que hacer en mi casa... A no ser que quieras repetir lo de ayer—moví mis cejas reiteradamente de arriba a abajo.

—Lo del cine está bien, gracias.

—Es mi manera de decir perdón—volví a entrelazar nuestros dedos, emprendiendo camino al centro.

—¿Por?—inquirió.

Perdón por no poder evitar caer ciegamente enamorado de ti desde un primer momento. Perdón por haberte mentido una y otra vez. Perdón por robar todas tus primeras veces. Perdón por hacernos llamar "amigos".

Pero sobretodo, me pido perdón a mi por no poder soportar más esta mentira encarnada en la boca de mi estómago. También por ser egoísta y jugar tanto con mis sentimientos como los de Jisung.

—Por robarte de casa de tu amigo. Hemos estado muy pegados estos días, para bien o para mal, siento que los separo—respondí luego de unos instantes.

—No tienes porqué, me gusta estar contigo. Además veo a Chenle todos los días, en el colegio igual. No pienses que nos distanciamos del grupo, porque no es así.

Lo abracé por lo hombros.

—Espero que no sea así, bebé.

Me besó el cachete luego de unos instantes, sacándome una sonrisa de oreja a oreja.

—Claro que no.


cómo andan, bebus?

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cómo andan, bebus?

Hush➳JaeSung; NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora