El día anterior, antes de salir de lo que serían nuestras vacaciones antes del último año de instituto, nos enteramos que Haechan era bisexual.
Se empeñó en hacernos creer que iba más allá que una simple orientación, que era algo más espiritual y mierdas por el estilo.
No le compré nada, para variar. Al fin y al cabo lo más cercano a su pensamiento era eso, la bisexualidad, y para no caer en un pozo sin fondo de todas las orientaciones posibles existentes y por existir; me dije a mi mismo que era la opción más acertada.
Pasada las siete de la tarde Haechan convenció a mi mamá para dejarnos jugar un rato en la cancha de básquet, así que luego de unos cuantos mensajes, y encuentros de por medio, llegamos a la cancha.
Estuvimos jugando un rato, algo libre, todos contra todos en lo que esperábamos que llegaran los demás.
Chenle y Jisung fueron los más nuevos en unirse, y yo, al ver a este último, no pude evitar atraerlo a mis brazos e inclinar la trompa hacia él.
—¡Jisunggie! ¿Qué pasa? ¿Por qué tan tarde? ¿No querías verme?—hice un intento de aegyo que prometo no haber planeado en lo absoluto.
—Hyung...—reía en el abrazo, tratando débilmente de zafarse.
—Dame un besito y te suelto.
Apretó los labios y volvió hacia mi. Hubo algo diferente esta vez que no pude evitar notar con esmero, y eso fue que ni siquiera se molestó en verificar si alguien nos observaba. Simplemente dejó tocar sus labios con los míos por un microsegundo.
Solo eso bastó para hacerme la persona más feliz del mundo.
Lo dejé ir con la sonrisa tatuada en mi cara y finalmente comenzamos a jugar.
Un rato después a todos nos rugió la tripa, así que acordamos comprar algo. Me volví a acercar a Jisung, siendo nosotros los más atrás en el camino a la tienda de conveniencia.
Dejé un beso sobre su cachete y al parecer eso lo alarmó, pues saltó como todo un pollito asustadizo.
Por qué. Era. Tan. Lindo.
Me aseguré de hacerle entender que aún no me iba, así que lo abracé por atrás, besuqueando su nuca, cuello y cachetes.
—¡Hyung! ¡Para!—logró zafar de mi agarre y yo gruñí en vano. Seguramente le cobraría más besos al rato.
Llegué en el momento exacto a la conversación entre Jeno y Haechan. Hablaban de su supuesta bisexualidad y como Jeno podía quererlo incondicionalmente pero que no le iban los penes.
—No intentes darme vuelta la tortilla, porque no lo conseguirás—finalizó el rubio.
¡Alto! ¿En que momento Jeno se volvió rubio? Definitivamente debía prestar atención a mi alrededor un poco más.
—Así que eres bi...—llegué al lado de mi mejor amigo, dejando caer mi cabeza sobre su hombro mientras el asentía— A ver, dame un besito—estiré mi boca hacia él.
Río y me correspondió con un piquito que todos fueron capaces de contemplar.
—¡Asco!—soltó mi pollito.
Mi pulso cambió, aunque apuesto que nadie lo notó, puesto que me quedé pasos atrás del grupo.
¿Asco por Haechan? ¿Asco por el beso? ¿Asco por mi? ¿Asco porque hasta hace nada mis labios se habían tocado con los de Jisung y ahora tocaban los de Haechan?
En aquel minuto comencé a sentirme inseguro. ¿Es que acaso Jisung no disfrutaba de los besos que le daba en lo absoluto? ¿Sentía repulsión por ellos? Nunca me dijo nada...
¿Es que acaso la culpa era mía por no fijarme del entorno una vez más?
Esta última opción la veía lejos la más posible. Si no me percaté del cabello de Jeno o de las preferencias sexuales de Haechan era bastante probable que no me haya dado cuenta de que Jisung no se sentía de esa manera hacia mi.
Y ahora la gran incógnita era:
¿Y cual manera era esa exactamente?
Sentí una presión en el estómago. Si quería auto destruirme la mejor opción era dejarme solo unos instantes, pues me colocaba a pensar infinidad de cosas.
Volví a la conversación una vez Jisung retomaba la palabra.
—No... no recuerdo darme besos con Jaemin...—soltó a duras penas, parecía tartamudear.
—¡Deja de mentir! Tu mamá se llega a enterar y se le caería la cara de vergüenza, Park Jisung—le recriminó Chenle
—¡Yo no...!
—Pero si hoy nos saludamos de pico, bebé—lo corté antes de que pudiera excusarse.
—¿¡"Bebé"!?—las órbitas de Jisung parecían querer salir de su órbita y por las que me reprimí no pude evitar reír por lo bajo. Que escena más divertida.
Pelearon un rato más tratando de probar la culpabilidad de Jisung, quien en parte tenía razón. No habían sido besos como tal hasta ahora.
Sonreí hacia el grupo una vez oí mi nombre salir de la boca de Jungwoo. No estaba tan metido en la conversación y me odié por eso. Tan solo podía pensar en cómo se sentía Jisung hacia mi, y si ese sentimiento tenía nombre.
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