Narra Federico

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Odio ser el hermano del medio. Me molesta muchísimo siempre ser el segundo. Mi hermano Nicolas, el futuro ingeniero en electrónica, o electro ingeniería o como se llame su tonta carrera, era el gran heredero de casa. Y Ezequiel, con cuatro años, era el mimado. Yo en cambio era el desastre. Tenia solo doce pero ya era el vago de la casa. 

Mi padre era dueño de la mitad de Mar del Plata. Los Alvarez eramos dueños de cadenas de restaurants, bares, carnicerías, tiendas de ropa, casas de prestamos y librerías. Eramos algo así como la realeza de la ciudad. Era común que yo vaya caminando por la calle y alguien me parara saludándome y diciéndome lo increíble, inteligente y buen hombre que era mi padre. ASCO. Pero no se quedaba ahí.

TODOS, absolutamente TODOS querían ser amigos del niño rico. Podia tener ojos claros, ser rubio, ser alto y hacer surf pero nunca seria nada comparado con la billetera de mi padre. Tanto fue el problema que decidí rápido hacer un circulo de amigos al que nadie entraría jamas. Era simple: Mi mejor amigo de la infancia Maximiliano, con el que compartí todo; luego venia Daniel, un chico que entro de intercambio desde Puerto Rico y se mudo definitivamente hace dos años con toda su familia cuando se enamoraron de la ciudad  y por ultimo Ian que era un chico que había conocido porque su padre era socio del mio y ambos nos hicimos amigos desde chicos. A este circulo de cuatro se le sumaba mi primo Ramiro de vez en cuando, ya que como teníamos la misma edad era fácil compartir experiencias y Nicolas mi hermano cuando no estaba en modo "Soy mas grande, estas haciendo tonterías, bla bla". Sin embargo como eran familiares, el circulo de amigos se quedaba en cuatro. Nos decían "Los surfistas De M d p" y quedo de apodo. Era mas fácil que decir los hijos de los que cagan plata. Y los cuatro hacíamos surf.

Si, tenia 3 amigos, por lo tanto tenia muchos enemigos. Primero estaba todo aquel que quería caerme bien. Después las chicas que querían salir conmigo por mi dinero. Era como ¡Tengo 12 pero no soy tonto! Vamos, una chica de 18 no se te tira así por así. No te regalare un vestido de 1500 dolares en tu cumple cariño. Adiós. En esta categoría entraban Daniela y su grupo (dolor de cabeza detected), un par de chicas que eran muy lindas, y que su líder (o dueña) era Daniela Ross. Ella era de la misma edad que yo pero superaba todas las expectativas de las chicas de su edad. Era alta, rubia, ojos miel, boca siempre rosa y sonrisa perfecta. Mama decía que hacíamos linda pareja. Yo pensaba que yo hacia mejor pareja con mi tabla de surf. Ella nunca se rinde. Y si, ya rechace su invitación a una pareja estable unas seis veces. Debería rendirse. Admito que cuando me aburría me gustaba jugar con ella, pero nunca le di una ilusión acerca de verdadero afecto. 

Entre otros enemigos estaban los surfistas de Miramar. Era una relación de odio del mundo del surf. No era contra todos, era contra un grupo en especial: Su líder Julian y yo habíamos competido durante años enteros y disputado cada final entre nosotros. Yo tenia gran ventaja, obviamente, pero el insistía en perseguirme. Se ha vuelto algo fuera del agua cuando empezamos a pelear por territorio a los trece. Puedes venir y salir en mi ciudad, pero nadie quita terreno a un Alvarez y sale vivo. Nadie. Sus amigos Ale y Santiago eran iguales. Su pequeño séquito se sanguijuelas también eran enemigos públicos.

Por ultimo había un chico que detestaba bastante, aunque no era enemigo. Su nombre era Lionel y era amigo de mi primo Ramiro. Suele ir en vacaciones a la iglesia frente a la plaza principal de la ciudad. Yo me siento enfrente a esperar que salga y en cuanto lo hace cruzamos miradas fulminantes. No me agrada ese sujeto. Me parece simplemente muy imbécil.

En fin, yo, el del medio, quería dedicarme de lleno al Surf. No empresa familiar, no plata, no amor, no familia. Yo y mi tabla solos. Feliz. ¿Alguien podría explicarle a mi familia que eso no era malo?

La Historia que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora