CAPITULO 34:

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Bajé del auto, mirando solo una vez hacia las rejas de la mansión de mis padres, con todos los periodistas allí, llamando y esperando que yo diera mi declaración. No pasaría aun. No hasta que hablara muy seriamente con alguien.

Seguí de largo, ignorándolos y tocando el timbre de la casa. Abrió uno de los empleados de mis padres.

--¿La rata de Francisco?--amedrentado, me señaló el interior, hacia la sala--gracias--

Pasé de largo a mis padres y al resto de sirvientes, llegando hasta el, donde mantenía una charla por vídeo llamada con uno de sus amigos, carcajeándose y bebiendo un vaso de whisky.

--A ti te quería encontrar--tiré de el, empujándolo contra la puerta de vidrio del patio.

Mis padres gritaron y la copa que tenía en mano, se quebró en el suelo

--Si no lo entiendes por las buenas tendrá que ser por las malas--miré a mis padres--Francisco salió bruto. Les hice un favor--

--Charles, así no-gimió mi madre, mientras yo lo apretaba del cuello y el gruñía casi sin aire

--Si se mete con Marian se mete conmigo--volví a verlo--y este hijo de puta la cagó--lo golpeé en la cara

--Suéltame. Piedad--la nariz comenzó a sangrarle.

--¡¿Pides piedad?! Tu no conoces lo qué es eso--grité--no seas doble cara, Francisco--

--Charles--mi padre puso una mano sobre mis hombros.

Me solté, afirmando más el agarre. Francisco comenzó a ponerse morado

--¡Basta! Lo vas a matar--ordenó--¡¡Charles!!--lo solté, y el cayó al suelo, tosiendo y luchando por respirar.

Papá lo ayudó.

--eres un maldito gusano. Un desgraciado--permaneció en el suelo, semi inconsciente.

--Me voy a vengar--balbuceó.

--No te metas conmigo. Te voy a hundir. Mi abogado se encargará. Jamás vuelvas a referirte a Marian de esa forma. Y menos, vuelvas a ponerle una mano encima, o esta vez no te soltaré el cuello--

Mamá me tomó de los brazos.

--Cielo, por favor. No más peleas--

--cállate--ordené en voz baja.

Uno de los del servicio le trajo un vaso de agua a mi padre para pasárselo a mi tío. Me alejé de allí, apretando los puños, y con mi madre detrás. Ya estaba harto de que no dejaran a Marian en paz.

--Los golpes no resuelven nada--dijo a mis espaldas.

--¿Y me quedo callado entonces? No sabes las cochinadas que ha dicho de ella, no sabes lo que dijo esta mañana en los periódicos--

--Sé lo qué ha dicho--volteé a verla--tu padre trató de impedirlo pero no pudo. Después de la fiesta el se marchó, volvió hace poco. Vimos los titulares--

--¿Y así esperas que no haga nada?--protesté--no voy a permitir que la calumnien, y menos que el la acose. He visto como lo ha hecho con otras mujeres. ¡Con ella no!--

--pero no a los golpes. Olvidas que es familia--chasqueé la lengua, asqueado.

--El no es de mi familia. No cuando se comporte como una mierda. Y menos, cuando Marian es mi novia. Y por si te lo estás preguntando. Si. La prefiero a ella antes que a el--miré como el trataba de sentarse y bebía el agua a pequeños sorbos, ayudado por papá--pasaré por ti a la una para ir a almorzar. Tengo unos pendientes qué hacer antes--afirmó a regañadientes

POR SIEMPRE MÍA. L2 DE LA SERIE "SIN ESPERARTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora