El día del festival llegó, y aunque no lo quisiera, me vi obligado a asistir a las fiestas familiares de siembra de árboles, del colegio de Julieta. Igual no tenía mucho que quedarme haciendo en casa. Mi hija disfrutando de las actividades. Marian ayudando en la zona de los preescolares. Y mis pendientes de la empresa terminados.
Quedarme yo solo en casa, sería un desperdició.
Ordenando todo desde las siete de la mañana, vi a mi hija y a su niñera, mover las cosas hacia el auto, muy animadas. Ambas con el uniforme del proyecto de planta de árboles. Metiendo los productos para las hamburguesas en mi coche, y haciendo planes de donde dejarían su arbolito en el colegio. Las seguí en silencio, hasta que llegamos a las instalaciones del colegio Los Arrayanes. Dejamos los implementos en el stand decorado, y me vi arrastrado a una engorrosa charla con las directivas del colegio.
La señora directora, sabiendo de por medio que yo era empresario, y que mi hija estudiaba con ellos, quería que les hiciera publicidad. Mientras los directores y algunos profesores me arrastraban a echarle un vistazo a las instalaciones del colegio, Marian solo se reía de mi desgracia. Volteé a verla, pidiendo piedad, y ella solo me sonrió sacudiendo su mano, dejándome a mi suerte. No tuve más remedio que andar a su lado, viendo todo lo que ya conocía del colegio. Todos los años era lo mismo. Hasta que conseguían sacarme un poco de dinero o colaboración.
No lo conseguirían este.
Pasaron dos horas de extensa charla, y cuando ya volvíamos al primer piso, el colegio estaba a reventar de gente con sus hijos, disfrutando de las celebraciones. La presencia de Pablo y su esposa, me salvó de que decidieran darme otro paso por las aulas, o entráramos a la zona de preescolares.
--ahora si lo dejo en paz, señor Jiménez—me sonrió la directora—disfrute de nuestras fiestas, está en su casa—se alejaron.
Miré a mi empleado y ahora amigo.
--vaya problemita con la directora—puse los ojos en blanco, muy de acuerdo con el— ¿entrando mi hijo a estudiar aquí, tengo que hacer lo mismo que tú? ¿Rendirle cuentas?—señaló por donde se había ido.
--No. Me persigue porque cree que le voy a colaborar con el colegio—miré a donde estaba su esposa, con el pequeño Richie haciendo pataleta.
--vamos, mami. Quiero verla—tiraba de la mano de su madre que no se movía ni medio centímetro.
--Richie, ya vamos, aguanta. No tires de mamá así—se lo señalé.
--Desde que subimos al auto, no ha hecho más que insistir que ya quiere ver a su nueva profesora. Nos tiene estresados a Katia y a mí—
--¿y quién es su profesora?—la esposa de Pablo tomó al pequeño en brazos a ver si así calmaba la rabieta.
--Se llama Marian—el pequeño tiró de su cabello largo— ¡Richie, no!—
--vaya sorpresa—mi amigo afirmó—sé dónde está, tiene su puesto con los del preescolar—eso pareció llamar la atención del pequeño
--¿la conoces?—se escurrió de los brazos de su madre, caminando hacia mí. Me acuclillé frente a el
--ella es mi amiga. ¿Quieres ir a verla?—el crío movió la cabeza de arriba abajo, más feliz que si le hubiesen dicho que iba a Disney—entonces vamos—me enderecé y extendí mi mano, él la tomó, animado de que alguien por fin le hiciera caso.
Caminé con el hacia el patio del recreo, con sus padres detrás, respirando aliviados de que ya su hijo no fuera a seguir insistiendo con el tema. Seguí a su paso, escuchándolo canturrear y mirarlo todo, esperando encontrar a su nueva maestra. Pablo caminó a mi altura.
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POR SIEMPRE MÍA. L2 DE LA SERIE "SIN ESPERARTE"
Romance¡Se fue! Así sin más. Hace dos meses. Cuando más convencido de tenerla en mis brazos estaba. Desde entonces, mi vida ha quedado sumida en la oscuridad y el dolor. Una que ya he sentido antes, una que conozco bien. Pero tambien una que toleraré solo...