CAPITULO 40:

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—No es tu culpa. Fui yo la que aceptó ser la novia de un galán tan famoso como tú—gimió, y eso pudo conmigo.

Aun así me contuve para ir despacio. Quería consentirla y mimarla. No solo hacerle el amor porque sí. Sino por tener esa bella conexión con ella cada vez que nuestros cuerpos se tocaban.

—Necesitabas ese masaje, ¿verdad?—se mordió el labio cuando le di un beso en el cuello—te encanta que te acaricie—

—Me fascina—se retrajo solo un momento, cuando las caricias le dieron cosquillas

— ¿Chocolate caliente o sexo?—abrió un ojo, mirandome confusa.

— ¿Qué?—sonreí con picardía.

—Para que entres en calor—le quité la bata que llevaba encima, dejándola solo en una blusita de tirantes y los pantis.

Como la había extrañado

—Sexo—le di otro beso—el chocolate me deja a medias—

— ¿Y yo?—tiró de mí, tumbándome en la cama, encima de ella, con sus curvas amoldadas en mi cuerpo.

—También—la piqué en los costados y en las axilas y ella se retorció muerta de risa, como una niña

Me volvía loco oírla reír así. Mi pequeña loquita.

—Pero es más rico—le quité la blusa, arrojándola lejos

— ¿Ah sí?—la besé en el cuello y removí tambien la ropa interior—vamos a ver si hoy te dejo tambien a medias—soltó un gritito cuando mi mano ascendió por sus muslos hasta tocarla allí donde ya sabía, podía hacer que se rindiera a mi

—No lo harías, si dejaras de hablar y tuvieras la boca ocupada en otros asuntos—gimió, aferrando las sabanas cuando metí el dedo corazón entre su cálida piel

Estaba mojada.

—Necesitas tener la boca ocupada, y no precisamente en la mía—

Tus deseos son órdenes, diosa mía.

—Te estabas demorando—intrépida metió la mano en mi pantalón

—Y tú también te estás demorando—

Joderrrr.

—De eso estoy hablando—me puse duro como una piedra.

Aparté sus manos, o terminaríamos en nada. Quería hacerla mía muy despacio.

—Ver y no tocar se llama respetar—hice un sendero de besos por su estómago, inhalando su aroma a vainilla, antes de bajar más, en busca de mi objetivo

— ¿Cuál es entonces la diversión? No me parece justo lo que estás haciendo—la chupé entre las piernas—ay Charles—gritó con la cabeza hacia atrás, aferrando las almohadas.

—Julieta está en el cuarto de al lado. No hagas ruido—

O trataría de entrar con cualquiera de las llaves de los del servicio, y estaríamos en problemas.

—Es algo complicado si tú... Ay si tu... Mmmm—a mi boca se unió un dedo nuevamente.

—Si yo qué—la miré perverso, disfrutando de verla perdida.

—Si tú me prendes así—me detuve antes de que llegara al orgasmo—no te detengas. No ahora que estaba disfrut... Ahhhh—volví a estimularla y eso la volvió loca.

—Vas a ser mía otra vez—la dejé de nuevo con ganas y gateé hasta ella, deseoso de estar dentro de su cuerpo.

—Ya lo soy—me rodeó en sus brazos y yo entré en ella de golpe, haciéndola gritar

POR SIEMPRE MÍA. L2 DE LA SERIE "SIN ESPERARTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora