CAPITULO 17:

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Días después...

--Entonces no quisieron adelantarte mayor cosa—miró los documentos del contrato de la señorita Monroe.

--Solo poca información—me miró—han atrapado a uno de los sospechosos—captó mi atención.

--¿El conductor?—concluí yo.

--Dejó el taxi tirado en una calle muerta. Pero su información estaba con el auto. Y había pruebas de que él fue el que intentó secuestrar a tu hija y a su niñera. Tienen en secreto que ya lo atraparon, mientras le hacen interrogatorios. El problema es que no ha querido confesar la verdad—

--Infórmale de mi parte a los oficiales, que deseo que este tema se conserve en secreto. Que ningún periodista sepa de esa captura—afirmó—y que tambien me gustaría estar presente en uno de los interrogatorios. ¿Sería posible?—negó.

--Te ayudaré con lo primero. A ellos tampoco les gusta que los casos se vuelvan tema de pantalla. Pero con la segunda... lastimosamente, creo que no se va a poder. Lo que si puedo hacer, es que figurando como el abogado de la señorita Jenks, me informaron que seremos los primeros en saber lo que responda. Pero va a pudrirse en prisión, te lo aseguro—

--Quiero saberlo todo antes que Marian. Todo este tema aun la tiene un poco alterada, y a mi hija tambien—

Y era verdad. A pesar de que habían pasado los días y no se habían presentado más percances, ambas seguían asustadas. Julieta no queriendo dormir sola en ningún momento, y Marian aceptando que Pablo o yo, la lleváramos al lugar que necesitaba ir. No quería preocuparla innecesariamente.

--yo me encargo de eso. Lo que si me dijo la oficial es que en unos días la llamaran para que ella lo reconozca—

--yo la acompaño. Y más les vale que lo encierren en la cárcel. Estoy gastando mucho dinero para que la policía se dedique enteramente a ese caso y atrapen a esos hijos de puta—

--Y los problemas no terminan en tu vida—hizo un ademan al documento en sus manos—pasemos al otro tema que nos reunió hoy. ¿Qué quieres hacer con esta mujer?—

--No la aguanto, Arthur. La quiero fuera de mi casa—volví a contarle de forma resumida lo del chantaje, la presencia de su novio en la mansión, mientras él estudiaba el contrato minuciosamente. Al acabar, solo suspiró negando con la cabeza.

--Lo único que se me ocurre es demandarla. Pero en este momento estamos contra la espada y la pared. Su hoja de vida y el contrato que ambos firmaron, es impecable. Y hasta ahora ha cumplido tus normas. No ha roto ni una. ¿O sí?—

Con rabia le di la razón. Además de su intento de seducción, y lo que había hecho con Marian del vaso de leche, no hizo algo lo suficientemente fuerte como para ser motivo de despido.

—Por lo que despedirla por ahora, queda descartado. Y lo peor es que de hacerlo, ella podría demandarte por despido injustificado. Y tendría las de ganar—

--¿Y demandarla por chantaje?—traté por ese lado

--No tenemos pruebas. La discusión se llevó a cabo en tu despacho, donde me has dicho, no hay cámaras. Muy oportuno. Sin pruebas de que ella te está chantajeando, sería nuestra palabra contra la suya. Y adivina a quien le creerán—

--¿Entonces?—apreté los puños.

Esto no pintaba bien.

--Tendrás que seguir aguantándola en la casa—me puse de pie, de golpe, propinándole un puño a la mesa.

--tiene que haber algo, Arthur. Eres el mejor abogado de todo California. Las cosas no pueden quedarse así. Me ayudaste con el chantaje de Alicia—afirmó—te estoy pagando una millonada—

POR SIEMPRE MÍA. L2 DE LA SERIE "SIN ESPERARTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora