28.

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-Ya no...- Tragó saliva fuertemente.- puedo estar contigo. Ya no me gustas.- Sentí como moría por dentro.

Mi corazón se paró un diminuto momento y mis ojos se cristalizaron hasta dejar caer la primera lágrima.

-¿Te escuchas?- Rompí en llanto.

-Luego te lo explicaré.- Acto seguido salió de la casa cerrando la puerta.

Al ver como la puerta se cerró me dejé caer, cayendo de rodillas mientras lloraba.

-NO ES JUSTO.- Gritaba mientras rompía aún más en llanto.

Me levanté del suelo, limpié mis lágrimas y salí de casa. Corrí hasta el hotel dónde los había visto la última vez juntos. Al entrar ella estaba ahí cruzada de brazos esperando a Roberto quizás. Me senté en el sofá de la recepción y esperé a que Roberto llegara.

Cuando el azabache llegó solo intercambiaron algunas palabras, Roberto estaba llorando desde que entró al hotel, después de hablar el chico se marchó.

-¡Hey, Vale!- La saludé mientras me levantaba.

-¿Emma?- Asentí.

-La misma.- Sonreí de lado.- Oye te ví con Roberto, ¿Todo bien entre ustedes?- Ella negó.

-El muy imbécil dice que me olvidó por qué según ahora era feliz, entonces le dije que debía terminar a su novia o si no iría yo misma a por ella para obligarla a hacerlo a la mala manera, ya sabes, Roberto me pertenece, es mi pendejo.- Comenzó a reír a carcajadas.

-¿Enserio?- Me hice la sorprendida.

-Sí, es una estupidez.- Seguía riendo.

-Adivina qué.- Le sonreí y ella mi miró curiosa.- Ella es la que vino a por ti, maldita hija de perra.- Le solté un golpe en la cara para luego tomarla del cabezo y arrojarla contra el suelo.- Roberto no es tuyo ni es tu pendejo.- Fruncí el ceño.

Caminé hasta la salida mientras unas chicas iban a ver a Valentina. Escuché pasos detrás de mí y me giré para tomar la muñeca de la chica que tanto odio.

-Ni intentes querer tocarme.- Apreté su muñeca con odio.- Por qué la única que saldrá mal serás tú, ¿Oíste?- Ella asintió y la solté bruscamente.- Por cierto, déjanos en paz a Roberto y a mí, vete de nuevo a tu casa, niña tonta.- Salí de aquel hotel.

Al caminar un poco lejos del hotel solté un suspiro. Vergaaaaaa, ¿Enserio hice eso?, lo sentía irreal, ¿Yo golpeando a Valentina? CHEEEEE SOY LA VERGA. Me sentía satisfecha, ahora entendía todo el problema con Roberto, aunque aún así no quería verlo.

Llegué a un centro comercial y ví a Luis, éste se acercó para saludarme, yo le correspondí con una sonrisa.

-Hey, hola Emma.- Se acercó a mí.

-Que onda, Luisito.- Le sonreí.- ¿Qué haces por acá?-

-Solo vine a caminar.- Se puso la mano en la nuca.- ¿Te invito un café?-

-No veo por qué no.- Sonreí y comenzamos a caminar.

Terminamos el café, nos despedimos y cada uno se fue por su lado. Llegué a m casa, era algo tarde, quizás las 7 p.m., cuando llegué en la puerta había una cajita. La tomé y la abrí. En la tapa de la cajita decía 'Toma este anillo como la promesa de siempre estar juntos.', el anillo era algo sencillo pero hermoso. A ver, a ver, me confundes, Cein. Pero debiste ver la cara de tu ex cuando la golpeé.

Etré a mi casa y dejé la cajita en la mesita de noche al lado de mi cama. Caminé hasta el baño y tomé una ducha fría, me puse un short y una plusa X, algo cómodo para dormir. Le mandé un mensaje a Abril para saber si vendrían a mi casa.

Ari, ¿Van a venir a mi casa o al hotel?
7:58 p.m.

Nos quedaremos todos en el hotel, amiga, te veremos mañana.
7:59 p.m.

Okeyy, los amo a todos, me los saludas, descansen.
7:59 p.m.

Bloquee la pantalla de mi celular y cerré mis ojos, absolutamente no me arrepentía de nada, me sentía en paz y tranquila.

Si intentas huir... 《RobertoCein》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora