15.

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La lluvia terminó. Salimos del establecimiento y nos dirigíamos al centro comercial donde los demás esperaban. Antes de entrar me puse nerviosa y dejé de caminar.

-¿Qué pasa?... ¿No quieres volver?- Habló Roberto haciendo una pequeña pausa y algo triste.

-Si quiero regresar... pero... ¿Me aceptarán?-

-Sky, son nuestros amigos, claro que sí.- Me dió una sonrisa de confianza.

Entramos y los chicos estaban sentados en unas bancas, al vernos corrieron hasta nosotros.

-EMMAAAAA.- Gritaron todos al verme.

-Hija de la verga, creí que no ibas a regresar.- Pan me abrazó fuertemente.- Creí que no ibas a caer...-

-Fui débil.- Tomé la mano de Roberto.- La situación me cegó.-

-Lo bueno es que la pinche pendeja está de regreso.- Granizo como siempre molestandome.

-Emma, aquí estás, tenemos que irnos.- Llegó Tadeo y me jaló del brazo.

-No.- Dije firme y me solté del agarre del azabache.

-¿Disculpa? Recuerdo bien que dijiste que no querías el corazón roto de nuevo.- Comenzó a reír cínicamente.

-Ya déjala.- Habló Roberto jalandome detrás de él.

-¿Me vas a obligar?- Rió cruzando los brazos.

-Me veo en el derecho de hacerlo si intentas algo más.- El peli negro frunció el ceño.

-Emma, ya dile cómo en las noches me pedías más y más.- Tadeo me señaló con un dedo.

-Ella no hizo eso.- Tadeo alzó una ceja ante las palabras de Juan.- Puede ser todo, menos una fácil.- Se enfadó.

Yo estaba absolutamente sorprendida de la manera en la que Juan me defendió. Nos miramos y asentimos con una sonrisa.

-Solo VAMONOS, Emma.- Habló Tadeo en un tono de voz alto.

-Ella no se irá contigo.- Roberto se enfabada más.

-¿Entonces ella sufrira por el hecho que aún tengas sentimientos confusos por Nuvia?- Comenzó a reír y se fue caminando.

-Eso...- Miré a Roberto y después miré a la nada.

-Emma, no es así... sabes lo que Nuvia y yo hemos pasado.- Alcé mi mano para darle una señal que dejara de hablar.

-¿Todas esas palabras fueron en vano?- Roberto agachó la cabeza.- Entonces solo me usabas para olvidarla.- Mis ojos se cristalizaron nuevamente.- CONTESTAME, ROBERTO GUADARRAMA.- Grité y éste solo puso sus manos en su nuca.- Nunca debí regresar.- Comencé a caminar.

-No te vayas de nuevo, no por favor.- La voz del peli negro se escuchaba quebrada.

-No soy un juguete, y tú tampoco.- Seguí caminando.

-Nuvia ya no me hará caso, puedo seguir contigo.- Me giré con lágrimas escurriendo por mis mejillas y una sonrisa.

-¿Entonces soy para olvidarla?- Aún más lágrimas caían por mis mejillas.- ¿Soy la segunda opción?- Roberto no hablo.- Vaya... nunca te diste cuenta que siempre... se trató de ti.- Nadie dijo nada, Juan quiso hablar pero cerró la boca.- Solo quiero ir a casa...- Susurré y miré a Abril.

Abril se me acercó y abrazó mientras yo lloraba. Nunca me había sentido tan destrozada.

-Si eso quieres, iremos por tus cosas y te llevaremos al aeropuerto, ¿Sí?- Abril me susurró y dedicó una sonrisa.

-Por... favor.-

Abril se acercó a Juan y Pan, hablaron algunas cosas y poco tiempo Ari se me acercó, me llevó al auto, éramos solo ella y yo, íbamos camino a su casa, era un silencio cómodo, ella sabía como no hacerlo incómodo. Llegamos a su casa y me ayudó a empacar. Salimos de su cara y nos dirigimos al aeropuerto.

-Me siento agradecida contigo.- Hablé limpiándome algunas lágrimas.- Por invitarme.-

-Aquí tienes tu casa. Perdona por hacer que tu verano se arruinara.- Se escuchaba algo arrepentida.

-No fue tu culpa.- Sonreí.

-Hombres...- Susurramos ambas al unísono y reímos por lo bajo.

Llegamos al aeropuerto y compré un boleto para el vuelo más rápido a CDMX. Era en 2 horas, Ari y yo fuimos a comer algo y después nos despedimos.

-Te extrañaré mucho, mejor amiga.- Me abrazó en un abrazo asfixiante.

-Igual, me despides de los demás.- Ella asintió.

Abordé el avión y me senté. Saqué mi celular con mis audífonos. Espero llegar rápido a casa. Durante el corto vuelo estuve revisando redes sociales, nada interesante. Llegué a CDMX, tomé un taxi y llegué a casa. Entré en a mi casa y cerré la puerta, me encargué en ésta y me dejé caer. Saqué mi celular y grabé una historia para Insta.

-Razita, ya regresé de Monterrey.- Sonreía falsamente.- Puede que al rato haga directo, atentos.- La subí y dejé mi celular en una mesa.

Me dirigí a mi cuarto y cuando estaba desempacando ví lo que parecía una nota en la cama. La tomé y me dispuse a leerla.

Emma, puede que leas esto hasta que regresemos de Monterrey, solo quería decirte que si tuve los huevos para invitarte a esa cita pues sí, la neta me gustas mucho, me siento demasiado feliz contigo, princesa. Te amo.

-Roberto Sebastián.

-¿Qué diablos?- Susurré.

Me di una ducha, una larga y fría ducha. Pensaba en esa nota que dejó Guadarrama. ¿La habrá dejado antes de irnos?. Todo era confuso, salí de la ducha y me puse un short negro con una blusa azul. Me hice unos Hot Cakes de comer. Los de Beto estaban más buenos, hice una mueca con mi cara.

Si intentas huir... 《RobertoCein》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora