Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔

7 - El Guardapelo

-Arlette-

Estaba tumbada en el suelo rodeada de hojas secas por doquier. Escuchaba pequeños gruñidos a mi lado. El corazón me latía tan fuerte que pensé que iba a salirse en cualquier momento. Todo había pasado tan rápido, ni si quiera hice nada.

Me enderecé con cuidado y vi a Harry a mi lado. Sobre su mano estaba un reluciente guardapelo que parecía susurrar cosas. Mi mejor amigo miraba horrorizado algo que había detrás de mí, por lo que giré en su dirección y me asusté.

Ron estaba tumbado en el suelo. Tenía todo el costado izquierdo manchado de sangre y su cara estaba pálida y grisácea.

—¿Qué le ha pasado?—pregunté preocupada acercándome a su lado.

Hermione estaba arrodillada a su lado acariciándole el pelo y sollozando en silencio.

—Ha sufrido una desaparición—contestó—En mi bolso hay una botellita de esencia de díctamo, traédmela.

Estaba paralizada. No me podía mover, solo observaba a Ron gimiendo de dolor mientras se retorcía sobre las hojas. ¿Cómo había sucedido todo aquello?

—Rápido, date prisa.

Harry conjuró un hechizo convocador y sacó la pequeña botella, se la tendió a Hermione y ésta le echó varias gotas en la herida. Había hecho algo de efecto, pues parecía que se había curado un poco.

—¿Qué ha pasado en el ministerio?—les pregunté cuando Ron se desmayó.

—Le cogimos el guardapelo a la fuerza. Nos pillaron de inmediato y tuvimos que correr—explicó Harry.

Asentí procesando las palabras.

—Pero, ¿Cómo se ha hecho eso Ron?—pregunté con el ceño fruncido—¿Y por qué no estamos en Grimmauld Place? Juro que vi la casa por un momento.

—Cuando nos desaparecimos, Yaxley me agarró y no logré soltarme, porque él tenía demasiada fuerza; todavía me sujetaba cuando llegamos a Grimmauld Place, y entonces... Bueno, creo que debe de haber visto la puerta, y habrá pensado que íbamos a quedarnos allí, porque aflojó un poco la mano. Yo aproveché ese momento para desasirme y conseguí traeros aquí.

—Lo has hecho muy bien, Hermione. Nos has salvado—le dije cogiendo su mano.

Y era verdad, había logrado sacarnos de un apuro. Sin embargo, yo no hice nada, no les ayudé ni colabore. Solo me quedé charlando con Draco porque lo echaba de menos. No podía evitar sentirme culpable, si los hubiera acompañado, si no le hubiera hecho caso a Harry...

—Protejamos esto, vamos a tender la tienda que me dejó el padre de Ron, la que utilizamos en los Mundiales de Quidditch—dijo ella levantándose.

Harry se quedó observando a Ron y a su vez al guardapelo. Así que, entre Hermione y yo lanzamos varios hechizos a nuestro alrededor para protegernos de los carroñeros o de los muggles. Ese iba a ser nuestro hogar durante un par de noches.