26 - Sin Mentiras

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-Arlette-

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-Arlette-

Me arrastraron hacia la habitación. Todos estaban alterados, Tom había ordenado a todo el mundo prepararse para el viaje a Hogwarts, avisó a todas sus tropas, gigantes, mortífagos, hombres lobo y quisiera saber Merlín qué más seres.

Me soltaron sobre la cama y se fueron cerrando la puerta con un portazo, me habían dicho que me preparara, que vendrían a por mí en un rato. Yo, sin embargo, seguía algo conmovida.

—A-arlette...—susurró alguien detrás de mí.

Me sobresalté al escucharlo, pero luego me relajé y corrí hacia él. Draco estaba en un rincón oscuro de la habitación, se sujetaba el estómago y hacía muecas de dolor. Tenía diferentes hematomas esparcidos por todo su cuerpo. No entendía cómo había llegado tan rápido a la habitación.

—¡Lo siento tanto, Draco!—dije nada más verle.

—¿De qué te conocía el Señor Oscuro?—preguntó directo. Su tono de voz estaba mezclado con muecas de dolor y pequeños gruñidos.

Me senté en la cama, él hizo lo mismo y se me quedó mirando.

—Draco...

—¡Ni Draco ni mierda!—gritó alterado—¡Estoy harto, harto de ser torturado por ti, en todos los sentidos! Creo que merezco saberlo, ¿No crees?

Suspiré.

En el fondo sabía que tenía razón, la que lo había hecho mal era yo. Era tarde para lamentaciones pues, él ya había salido malherido.

—Lo siento, de verdad, es que, no es fácil—comencé a hablar—Solo tengo que decirte que te protejas, que protejas a tu familia. Marcharos, id a algún lugar lejano, os puedo mandar con Uriel, mi hermano, bueno, es mi abuelo también pero eso es algo difícil de explicar...

No me di cuenta de lo rápido que había hablado hasta que Draco levantó las manos en señal de que me detuviese.

—No quiero que me des largas, quiero que me cuentes todo, no voy a dejar de insistir hasta que lo hagas—sentenció.

—No te lo digo porque si conoces la verdad me odiarás—dije bajando la cabeza y mirando mis manos.

Escuché otro suspiro por su parte, se removió un poco en su sitio y volvió a hablar:

—Me has dado calabazas y he sido torturado, si no te odio ahora, no habrá nada que haga que te odie. Por favor, te lo suplico.

Expiré todo el aire que tenía en los pulmones y cerré los ojos. Se lo había revelado a mis amigos, estaba en la recta final, ¿Por qué no decírselo a Draco? ¿Realmente pensaba que no me iba a odiar?

—De acuerdo, tienes razón—afirmo—pero tienes que asegurarme que no me impedirás llegar hasta él.

Frunció el ceño y tosió.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora