Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔

19 - Escape fallido

-Arlette-

Tan rápido como dijo aquel nombre todo comenzó a temblar. Fuera de la casa se escucharon sonidos. En mi mente mataba a mis mejores amigos por no haberme hecho caso de nuevo, pero no teníamos tiempo para tonterías, nos habían encontrado.

Xenophilius salió de la casa corriendo, gritando a voces que estábamos aquí, que nos había encontrado. Por otra parte, los cuatro caímos al suelo justo cuando innumerables hordas de hechizos fueron lanzados en nuestra dirección.

—¡Harry!—le susurré arrastrándome por el suelo.

Teníamos que encontrar la manera de cogernos de la mano y desaparecernos. Hermione estaba en el otro extremo de la casa junto a Ron, ellos sí estaban cogidos de la mano. Solo faltábamos Harry y yo. Un hechizo impactó en la silla que tenía justo encima, rodé lo más rápido que pude evitando el siguiente hechizo y llegué al lado de mi mejor amigo. Una vez juntos nos cogimos de la mano y corrimos.

La casa estaba rodeada de mortífagos, si no lográbamos salir estaríamos acabados. Millones de tazas y cachivaches salían volando por nuestras cabezas. Cuando estuvimos cerca de Ron y Hermione estiré la mano pero justo una tetera impactó sobre ésta impidiéndome cogerle. Otro rayo impactó cerca, entonces Harry estiró el brazo y logró tocarles la mano. Segundos después todo se volvió negro.

Caí sobre la hierba. Todos jadeábamos inquietos todavía intranquilos. Al parecer, habíamos aparecido en un recodo campo, al anochecer. Me levanté corriendo para ver si estábamos todos.

—¡Maldito traidor!—gruñó Ron con rabia mientras examinaba sus desgarrados vaqueros y los cortes que le habían hecho los cristales rotos—¿Qué creéis que le harán a Lovegood?

—Si te digo lo que pienso probablemente pienses que soy una psicópata—dije recogiendo el bolso de Hermione del suelo.

Cuando todos nos levantamos comenzamos a caminar para buscar un lugar seguro donde poner la tienda y hacer los hechizos protectores.

—Arlette, ¡Por Merlín!—exclamó Hermione—Espero que no lo maten.

Rodé los ojos y me sorbí la nariz.

—Sí, claro—murmuré con ironía—si no nos hubiésemos desaparecido estaríamos charlando con Tom, y créeme que no sería algo agradable.

—¿Tom?—preguntó Ron.

No contesté. Seguí caminando, tenía un mal presentimiento.

—Ya puedes decirlo, Arlette—dijo Harry con un tono de cansancio. Fruncí el ceño ante sus palabras—Puedes decir: «Os lo dije». Tenías razón, no era buena idea ir, pero...

—¡Claro que tenía razón!—gruñí apretando los dientes—Lo único que lamento es que Luna esté secuestrada, pero su padre es lo peor.

Hubo un silencio por varios segundos, luego Hermione habló: