30 - Fuego Maligno

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-Arlette-

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-Arlette-

El fuego tomó gran parte de la Sala de Los Menesteres, había tomado la forma de un dragón inmenso que no se apagaba con ningún hechizo. Al doblar la esquina, las llamas siguieron como si tuvieran vida propia y estuvieran decididas a matarnos.

Ron y yo llegamos a donde estaban Harry y Hermione, mi amigo llevaba la diadema entre sus manos.

—¿Qué hacemos?—gritó Hermione por encima del ensordecedor bramido del fuego—¿Qué hacemos?

—¡Aquí, deprisa, aquí!—bramó Harry señalando a su derecha.

Agarró tres escobas de un montón de trastos y le lanzó una a Ron y otra a mí. Monté en la escoba y Hermione se subió detrás, luego Ron subió a la suya y Harry hizo lo mismo.

—¡Tenemos que salvar a Draco!—les dije antes de despegar.

—¡Ni de coña!—gruñó Ron.

Despegamos, nos elevamos poco a poco y esquivamos las llamaradas de fuego infernal. El humo y el calor resultaban insoportables.

Descendí un poco buscando a Draco, pero no le veía por ninguna parte.

—¡Salgamos de aquí, chicos!—gritó Ron, aunque el denso y negro humo impedía ver dónde estaba la puerta.

—¡No me iré sin Draco!

Entonces, en medio de aquella terrible conmoción, en medio del estruendo de las devoradas llamas, le escuché. Escuché un débil y lastimero grito. Al parecer Harry también lo escuchó.

—¡Es demasiado arriesgado, Arly!—dijo Hermione a mis espaldas.

Hice oídos sordos y le indiqué a Harry con la cabeza que me siguiera. Sobrevolamos los objetos quemados hasta que los vimos. Estaban subidos en una frágil torre de pupitres calcinados. No lo pensé dos veces, descendí hasta llegar a su altura y le grité a Ron que les ayudara a subir ya que yo llevaba a Hermione.

Crabbe no estaba con ellos.

Draco al vernos levantó el brazo para salir de allí y Harry intentó cogerle pero se le resbaló la mano.

—¡¡Si morimos por su culpa, te mato Arlette!!—rugió Ron ayudando a Goyle a subirse.

Al fin Draco se subió a la escoba de Harry a tiempo para evitar una llamarada de fuego que provocó que la torre de pupitres cayera en picado.

Sobrevolamos el lugar buscando la puerta pero estaba lleno de humo y era casi imposible.

Hermione gritaba asustada, el dragón de fuego estaba persiguiéndonos y nos rozaba la cola de la escoba. Pequeñas chispas salían de ella. Estaba comenzando a ponerme nerviosa, me sudaban las manos y cada vez que aceleraba más me resbalaba.

Harry nos gritó que había encontrado la salida así que le seguimos. Distinguí un rectángulo en la pared y me dirigí hacia él lo más rápido que pude. Unos instantes más tarde, pude respirar aire limpio por varios segundos, hasta chocar contra una pared.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora