33 - Sin lágrimas

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-Arlette-

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-Arlette-

Quedamos todos paralizados por un momento. Harry se mantenía arrodillado junto al profesor sin dejar de observarlo fijamente. Hermione y Ron seguían a mi lado cogidos de la mano y yo estaba parada, sin saber qué demonios hacer.

De pronto, una voz aguda y fría sonó por todo nuestro alrededor. La voz de Tom retumbaba en las paredes y el suelo, entonces comprendí que no nos hablaba a nosotros, le estaba hablando a toda la gente que había en Hogwarts.

—<<Habéis luchado con valor, pero en vano. No deseo esto, cada gota de sangre mágica derramada es una terrible pérdida, por tanto ordeno a mis fuerzas que se retiren. En su ausencia deshaceros de vuestros muertos con dignidad. Harry Potter, ahora te habló directamente a ti; Esta noche has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte a mí en persona, no hay mayor deshonor. Reúnete conmigo en el bosque prohibido y enfréntate a tu destino, de no hacerlo mataré a todo hombre, mujer y niño que intente ocultarte de mí. Arlette, sé qué me estás escuchando, despídete de tus amigos con honradez...>>

Tom dejó de hablar. Se formó el silencio de nuevo entre nosotros.

Nos metimos por los túneles para volver al castillo. Nadie hablaba, se escuchaban suspiros de cansancio o simples gruñidos. En mi mente retumbaban las palabras de Tom, teníamos que destruir los horrocruxes antes de que todo terminara, pero conociendo a mi mejor amigo estaba segura de que él se enfrentaría a Voldemort por no ver más muertes.

Salimos fuera. Era sorprendente ver que estaba amaneciendo pero el cielo seguía completamente negro, sin vida.

Corrimos hacia los escalones de piedra y cruzamos la puerta. En el castillo reinaba un silencio nada natural, al igual que en la Casa de los Gritos. Ya no había destellos de luz, ni estallidos, gritos o alaridos. Los ladrillos del vestíbulo estaban manchados de sangre y había una multitud de cuerpos esparcidos por el suelo.

Cada vez era más difícil respirar.

—¿Dónde están todos?—susurró Hermione.

Llegamos a la puerta del gran comedor. Nos detuvimos unos segundos observando la escena, las cuatro mesas habían desaparecido y la estancia se hallaba abarrotada de gente. Los supervivientes formaban grupos, abrazados unos a otros.

Nos adentramos en el Gran Comedor y vimos a la familia Weasley con las miradas perdidas y frunciendo el ceño. Hermione y Ron avanzaron hasta ellos y se abrazaron, sin embargo, Harry dio un paso hacia atrás.

Le seguí hasta la puerta.

—¿Dónde vas?—le pregunté provocando que detuviera sus pasos.

Me miró y levantó el frasco con el recuerdo de Snape.

—Tengo que verlo—dijo con un hilo de voz.

Asentí.

—Te acompaño.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora