34 - Retrato

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-Arlette-

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-Arlette-

—¿Qué hacemos ahora?—preguntó Ron a mi lado.

Estaba estática mirando la puerta, aunque habían pasado un par de minutos desde que Harry se había ido. Él de verdad se había marchado, había decidido suicidarse, porque eso iba a hacer, Tom le iba a matar

No sabía qué hacer, cómo continuar.

—¿Arlette?—volvió a preguntar.

Me giré.

—N-no lo sé—dije en un susurro.

—Pero—hizo una pausa—tenemos que hacer algo. ¡Se acaba de ir!

—¡No sé cómo proceder! ¿Vale?—grité.

Hermione se acercó y me acarició el brazo intentando calmarme.

—Sobrevivirá—habló en un susurro—Él es fuerte.

—Ojalá lo haga—supliqué a la nada.

Comencé a caminar sin decirles nada. Tardaron pocos segundos en seguirme.

—¿Dónde vas? El Gran Comedor está al otro lado—volvió a decir Ron

—Dejadme sola unos minutos—pedí—por favor.

Mis amigos fruncieron el ceño por un momento, pero luego se miraron entre sí y asintieron con la cabeza. Seguidamente se abrazaron y caminaron hacia el gran comedor.

Por mi parte comencé a caminar hacia el despacho de Dumbledore, necesitaba entrar allí, solucionarlo todo. Esquivaba los escombros, apenas algunas escaleras quedaban de pie, iba saltando esquivando los huecos que habían provocado las explosiones.

Era una noche de muchas emociones, apenas podía sentir nada, pero no podía rendirme, no en el último paso.

Llegué al piso donde se encontraba el despacho. Miré la gárgola, estaba intacta, sin embargo se encontraba abriendo las alas permitiéndome el paso hacia la habitación del director. Subí las escaleras de caracol repasando el silencio que lo rodeaba todo.

Abrí la gran puerta de madera y me adentré en el despacho. El silencio era más profundo ahí dentro. Sentía frío y la piel se me puso de gallina al recordar todos los momentos que había vivido allí.

Al observar la estancia pude ver la puerta del armario abierta, donde se encontraba el pensadero que tantas veces habíamos utilizado. Me acerqué y extendí la mano para tocar la espesa niebla que abordaba los recuerdos.

—Me alegra verte aquí, Arlette, al parecer las cosas van bien—habló una voz a mis espaldas.

Pegué un brinco y me giré apuntando con mi varita al sujeto, pero no había nadie. Entonces alcé la mirada hacia la mesa y arriba había un retrato enorme del director Albus Dumbledore el cual sonreía y me miraba con dulzura.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora