18 - Las Reliquias de la Muerte

6.8K 772 207
                                    

-Arlette-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Arlette-

—Verá—repuso Harry—se trata de ese símbolo que llevaba usted colgado del cuello en la boda de Bill y Fleur. Nos gustaría saber qué significa.

Xenophilius torció la cabeza y colocó su mano sobre su pecho.

—¿Te refieres al símbolo de las Reliquias de la Muerte?—inquirió.

Fruncí el ceño al escucharle. No tenía ni idea sobre a qué se refería. Todo el mundo lo tomaba por chiflado, tal vez era alguna de sus locas fantasías.

—¿Reliquias de la Muerte?—preguntó Hermione con la clara duda en su rostro.

—Eso es—asintió con una sonrisa de chiflado—¿No habéis oído hablar de ellas? No me sorprende, pues muy pocos magos creen en ellas.

Seguía sin entender nada. Y al parecer mis mejores amigos tampoco ya que todos se habían quedado sin habla.

—Perdone—hablé—creo que seguimos sin entenderlo. ¿Qué son las Reliquias de la Muerte?

—Supongo que conocéis «La fábula de los tres hermanos» , ¿No?—inquirió Lovegood tomando un sorbo de una de las tazas que había sobre la mesa.

Hermione y Ron pronunciaron un fuerte «sí» mientras que Harry y yo negamos con la cabeza. Tantos años en el mundo mágico y cada día aprendíamos algo nuevo sobre él.

—Vaya, vaya; pues todo empieza a partir de esa fábula—afirmó Xenophilius, muy serio.

—Yo tengo un ejemplar—dijo Hermione, y sacó los Cuentos de Beedle el Bardo del bolsito de cuentas.

Todos nos quedamos observando. El libro estaba como siempre, pero aquella vez me produjo un sentimiento de intriga y misterio.

—¿Es el original?—preguntó asombrado el señor Lovegood. Al ver que Hermione asentía, sugirió—: Buenos, pues, ¿Por qué no nos lees esa historia en voz alta?

Aparté la mirada algo nerviosa. Estábamos expuestos y lo que menos me apetecía era escuchar un cuento para niños.

—De acuerdo—aceptó nerviosa. Abrió el libro y tosió un poco antes de comenzar a leer—«Había una vez tres hermanos que viajaban a la hora del crepúsculo por una solitaria y sinuosa carretera. Los hermanos llegaron a un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Pero como los tres hombres eran muy diestros en las artes mágicas, no tuvieron más que agitar sus varitas e hicieron aparecer un puente. Antes de cruzar, una figura encapuchada les cerró el paso. Era la muerte. Estaba contrariada porque acababa de perder a tres posibles víctimas, ya que normalmente los viajeros se ahogaban en el río. Pero era muy astuta, y fingiendo felicitar a los tres hermanos por sus poderes mágicos, les dijo que cada uno tendría opción a un premio por haber sido lo bastante listo para eludirla.

»El mayor, que era muy combativo, pidió la varita mágica más poderosa que existiera y la muerte le regaló una proveniente de un saúco cercano. El hermano mediano que era muy arrogante quiso humillar aún más a la muerte y pidió el poder de devolver la vida a los muertos. La Muerte cogió una piedra de la orilla del río y se la entregó. Por último la Muerte le preguntó al menor qué deseaba, éste, humilde y el más sensato de los tres, pues no se fiaba de la muerte, le pidió algo que no le impidiera marcharse de aquel lugar sin que la Muerte pudiera seguirlo. La Muerte de mala gana le entregó su propia capa invisible.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora