22 - La Marca del Puñal

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-Arlette-

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-Arlette-

No sentía dolor, no sentía nada. Volvía a estar inmersa en mi cabeza, en la oscuridad, en el vacío. Estaba sola, siempre lo había estado. No sabía cómo sentirme, no tenía fuerzas de pensarlo.

Seguía con los ojos cerrados, había recuperado mi consciencia, pero tenía miedo de abrirlos y encontrarme con algo que realmente temiera. Solo escuchaba gotas caer, eran continuas y relajantes.

—Arlette...—susurró alguien.

Entonces me atreví a abrir los ojos. Me miraba con lástima y suplicio. Su cabello rubio estaba desordenado y despreocupado y su ropa estaba manchada de sangre.

—¿Narcissa?—pregunté de golpe.

Entonces reparé en la habitación. Estaba tumbada en una pequeña cama, a mi alrededor solo había una mesilla de noche y un cubo en el suelo lleno de agua tintada de rojo, sangre. Las cortinas estaban echadas, por lo que, no sabía si era de día o de noche.

De pronto el dolor volvió.

—No te muevas—murmuró.

Me fijé en sus manos, sostenía una aguja. La dirigió de nuevo al cubo y se limpió la mano de la sangre, luego volvió a clavar la aguja en mi organismo.

—¿Qué demonios haces?—pregunté desorbitada.

—Si no te curo la herida te desangrarás—respondió con algo de temblor en su voz—ya te he cerrado la que te hizo mi hermana en la espalda. Por poco te mata.

Casi salté en la cama para poder levantarme pero Narcissa me lo impidió volviendo a acostarme.

—¿Por qué me curas? Tú viste como me torturaban y no hiciste nada. Mira a tu propio hijo, está aterrado.

—¡¿Te crees que yo no estoy aterrada!?—habló con fuerza sin dejar de coser la herida.

Fruncí el ceño.

—Dumbledore os ofreció ayuda en su momento—gruñí—estaba dispuesto a salvar a Lucius de Azkaban, os iba a dar refugio, pero vosotros elegisteis el bando equivocado.

—Nos matará—fue lo único que contestó.

Solté un quejido al sentir de nuevo el pinchazo.

—No te muevas.

Rodé los ojos.

—Voy a matar a tu hermana.

—No creo que puedas hacerlo, ella está desquiciada. Su obsesión por el Señor Oscuro la hace peligrosa.

Cuando terminó de curarme bajó mi camiseta y dejó todas las herramientas dentro del cubo.

Agradecía aquel gesto, sabía que Narcissa no era una mala persona, pero estaba cegada en aquel momento.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora