25 - Tortura

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-Arlette-

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-Arlette-

Silencio. El silencio inundaba la habitación, ni siquiera se escuchaban los siseos de Nagini. Llevábamos dos minutos así, hasta que de repente se escucharon unos quejidos acompañados de varios gritos. Luego, por la puerta aparecieron dos mortífagos seguidos por Lucius, Narcisa y Draco.

—¡Amo!—exclamó alterado el mayor de los Malfoy—¡Tiene que haber algún error! ¡Se han equivocado con mi hijo!

Bajé la mirada apenada cuando Draco me miró sin comprender qué hacía allí.

—¡Cállate!—gritó Tom. El silencio volvió a reinar—Arlette, me dirijo a ti delante de todos. Si no me dices qué pretende Potter, torturaré a Draco frente a sus padres. Doble tortura.

—Eres un monstruo—le dije sin moverme.

Sus mejillas hundidas se inclinaron hacia arriba mostrando una tenebrosa sonrisa.

—¿Qué planea Potter?—preguntó.

Mi rostro se había desencajado, pero me mantuve firme, alcé la cabeza y negué.

—No voy a decir una sola palabra—dije.

Una ráfaga de luz nos cegó a todos, seguidamente escuchamos suaves quejidos al centro de la habitación mientras Tom mantenía la mirada fija en Draco, el cual estaba en el suelo temblando y retorciéndose.

—¡Para!—grité dando un paso para acercarme a Draco.

Una fuerza invisible me rodeó dejándome inmovilizada. Pasaron diez segundos, largos y dolorosos, hasta que detuvo su maldición. Draco se dejó caer algo calmado, todavía temblando.

—¿Qué planea Harry Potter?—volvió a preguntar.

Apreté los labios con fuerza. No quería que le hiciera daño a Draco, pero tampoco podía traicionar a Harry, no cuando su misión me proporcionaba el recuperar a mi Tom.

—Mi boca está sellada—dije con firmeza.

Draco tenía los ojos cerrados.

—¡Perfecto!—anunció divertido y volvió a señalar al rubio—¡Crucio!

—¡No!—grité intentando forcejear—¡Detente! Él no tiene la culpa.

Tom seguía sonriendo en mi dirección con malicia.

—Todo el dolor se lo causas tú al no hablar. Es sencillo, habla y pararé.

—¡Te lo he dicho! ¡No voy a traicionar a Harry!—volví a asegurar.

Detuvo su maldición y miró a los Malfoy. Narcisa estaba apartada, tenía las manos sobre su cabeza e intentaba no mirar, estaba llorando. Lucius, más cansado que nunca, parecía sufrir al ver a su hijo tendido en el suelo roto de dolor. Yo, sin embargo, sentía millones de estacas clavarse en mi corazón.

Almαs Unıdαs · Tom Rıddle [3] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora