Al entrar en clase, lo primero que capta mi mirada es a David sentado en una mesa mirando por la ventana. Estoy en una de las asignaturas sin Mel. Podría sentarme con Jesse y sus amigos, pero no me apetece demasiado estar con su novia también. ¿Sería muy atrevido sentarme con él?
Se pensará que soy una desesperada.
Aunque lo raro sería que todavía no lo pensara, así que...
Sin pensarlo demasiado, dejo mis cosas en el pupitre de su lado. Él me mira un momento y, al reconocerme, para mi sorpresa, sonríe.
—Vaya, mira quién se ha cambiado de ropa.
—Um... gracias por lo del otro día.
—No me las des —se encogió de hombros—. Ya te dije que se me ocurriría alguna forma de que me lo devolvieras.
—¿Las connotaciones sexuales son a propósito? —no puedo evitar preguntarlo.
Él me mira sorprendido.
—No eres como esperaba.
—¿Por qué?
—Me dijeron un alumno difícil —me dice, volviendo a mirar por la ventana distraídamente—. Esperaba un reto.
—¿Y por qué yo no soy un reto? —frunzo el ceño.
—La chica de los pingüinos —sonríe, mirándome brevemente—. No puedes ser una alumna difícil con ese nombre.
—Entonces, llámame... —lo pienso un momento—. Ya sé. La mujer pingüino. Eso intimida mucho más.
—Mhm... —por su cara deduzco que no, pero se esfuerza en simularlo—. ¿Cuántas suspendiste?
Me pongo roja. Nunca me ha gustado que la gente sepa que suspendo muchas materias. Y, por algún motivo, que me lo pregunte él se hace aún peor.
—Cinco.
—¿Sin recuperaciones?
—Recuperé tres...
Asiente con la cabeza. Vuelve a mirarme con curiosidad.
—¿Cuáles? —ni se inmuta.
—Lengua, inglés, historia, gimnasia y latín.
—¿Suspendiste gimnasia? —sonríe ampliamente, divertido.
—No pude subir por la estúpida cuerda, ¿vale? Me caí encima del profesor.
Empieza a reírse a carcajadas y me pongo roja.
—Me alegra que mi situación sea tan graciosa.
—Lo es —asegura.
—Para ti —protesto.
Él niega con la cabeza y vuelve a, simplemente, sonreír.
—Creo que hice bien aceptando dar clases —me dice, mirándome—. Será más divertido de lo que creí.
No estoy muy segura de si es un halago o un insulto, así que no digo nada. El profesor llega y la clase empieza sin que suceda nada más.
Sin saber muy bien por qué, me siento durante toda la mañana con él —vamos a todas las asignaturas juntos—. Incluso en física nos convertimos en compañeros de laboratorio. Él debe ser superdotado o algo, pero lo que más aprecio es que tenga paciencia. Cada vez que me equivoco con los ingredientes se echa a reír y me corrige tranquilamente. Me sorprende lo bien que me llevo con él, teniendo en cuenta que lo conocí ayer.
En la cafetería me siento en mi mesa de costumbre, con Mel, Jesse y otros amigos. Ah, y la nueva novia de Jesse, por supuesto. No es que sea mala persona. De hecho, parece un encanto —no he hablado directamente con ella todavía—, pero el simple hecho de verla con Jesse hace que me mosquee. ¿Por qué ella y yo no?
ESTÁS LEYENDO
Cuando todo llegue
RomanceTodos odiamos el instituto, eso es un hecho. Pero cuando te llamas Katherine Crawford todo es peor, mucho peor. Si alguien me hubiera dicho que mi primer día en último año iba a ser así de malo, me habría quedado en casa durmiendo. Pero no, como soy...